viernes, 17 de julio de 2015

1916 Elecciones para no cambiar nada, el túnel de la montañeta de Firgas, la compleja salubridad pública y la muerte del patriarca Ricardo Suárez

La sesión inaugural la corporación municipal de Arucas estaba formada a partir de este año por 17 miembros: los siete concejales procedentes de la anterior que llevaban un bienio Blas Castellano Lorenzo, Julián Caubín García, Constanzo Fuentes González, Juan Marrero Marrero, Pedro Pérez Pérez, Daniel Pérez Suárez, y Basilio Suárez Ojeda; y la incorporación de los diez proclamados, entre los cuales se encontraban dos que ya habían estado en la anterior Antonio Codorniú Rodríguez y Francisco Marrero Yanes, y además, Emilio Armas Suárez, Domingo Barbosa Quesada, Graciliano Guerra Ramos, Rogelio Hernández Armas, Ruperto Hernández Perera, Pedro Marrero Martín, Lorenzo Marrero Medina, Manuel Rosales Batista; algunos de estos últimos ya habían sido concejales con anterioridad. Resultó de nuevo elegido alcalde Antonio Codorniú Rodríguez.
José Mesa y López
(Cabildo Insular)

Coincidiendo con las últimas elecciones de noviembre para las nuevas corporaciones que se constituirían este año, por Real Orden fue nombrado alcalde de Las Palmas Cristóbal Bravo de Laguna, nombramiento que se conoció en la noche anterior de la constitución de dicho ayuntamiento.

Paralelamente se produjo la sustitución de los diputados insulares en el Cabildo de Gran Canario, que celebrada su sesión inaugural quedó conformado de la siguiente forma: Presidente, José Mesa y López, por 19 votos: Vicepresidente del Cabildo, Salvador Manrique de Lara, por 20 votos; Vicepresidente de la Comisión Permanente, Fernando Casabuena Molina, por 21 votos. Síndicos, Antonio Cuyás, por 21 votos; y Pedro Barber, por 20 votos. Vocales de la Permanente: José Gil Pineda, Antonio Castillo, Agustín Martinón y Bartolomé Apolinario.

Entre otros habían presentado su renuncia al cargo Juan Ramírez Doreste, Domingo Rodríguez Quegles y  Ambrosio Hurtado de Mendoza.

Se proyectaba así la figura del abogado José Mesa y López que se convertirá en poco tiempo y de forma natural en el líder del partido “leonino”.


Nuestro primer cronista en su “2º Cuaderno” nos da cuenta que en este año tuvo lugar la «Apertura de túneles en el Roque de Firgas comenzada en 1916 y terminada en 1919, sin utilización hasta la fecha por la controversia que en el asunto se suscitó con el Ayuntamiento de Firgas», noticia que hacía referencia a su total perforación.

Pero la historia de los túneles que atraviesan el montañeta donde se asienta la villa de Firgas, viene de más atrás, iniciándose en 1878 como nos narra el segundo cronista, cuando la Junta de Gobierno de la Heredad de Aguas «… por la imperfección de entonces de la acequia al bordear la colina o Montañeta en cuyas faldas se asienta el pueblo de Firgas, acequia muy llana por allí, y por tal época con muchos charcos que detenía, en parte, el libre curso del agua. Ideó la Junta, que sería eficiente abrir un túnel bajo dicha Montañeta, entre los puntos extremos de tales imperfecciones, cortando el arco de círculo que forma el cauce alrededor de tal colina, con lo que pudieramos llamar una cuerda de arco constituida por este mencionado túnel. Como técnico para su trazado fue designado D. Antonio Moreno y como comisionados, para todo  con la obra relacionado, D. Rafael Ponce Armas y D. Jerónimo Navarro. Comenzó esta comisión sus gestiones para los pases por el subsuelo con los propietarios correspondientes, pero ellos poca o ninguna avenencia y hasta toda la obstrucción que se suele producir en casos semejantes».

Ante tal problema la Heredad encargaba un dictamen a distintos letrados que fue conocido en la Junta de 10 de enero de 1881, con dos opciones: «acudir al Ayuntamiento de Firgas para un expediente de utilidad pública, o solicitar la concesión del Gobierno Civil». Se acordó primero acudir al Ayuntamiento de Firgas, «seguramente por ser las más cercanas, pero el Ayuntamiento no cooperó, parece que por oposición de los vecinos mismos del pueblo, que desde anteriormente no prestaban facilidades a la obra», estudiándose por consiguiente la posible supresión de los charcos para abandonar lo del túnel, que pareció era viable.
 
Actual ayuntamiento de Firgas (conocerfirgas-wordpress-com)
Pero de nuevo en 1883 se retomaría la construcción del túnel, posiblemente porque en la práctica no se obtuvieron los resultados esperados en la supresión de los charcos, y llegarse a un acuerdo con tres propietarios del subsuelo, Manuel Toledo Rodríguez, Vicente Báez y Pedro Gil reconociéndoles por contrato el pago del pase, al tiempo que se continuaban las gestiones con los restantes propietarios, que si no prosperaban en su totalidad se optaría por el expediente gubernativo.

Nueve años después de iniciadas las obras en el subsuelo concertado con los tres propietarios, la Heredad conoce de «un escrito de varios vecinos de Firgas oponiéndose a la apertura del túnel y, en vista de la cuestión que plantean, se acuerda suspender las obras ya comenzadas» y que la oposición se generalizó entre los restantes propietarios, a la vista de tal escrito se decide  solicitar la concesión gubernativa, encargando la gestión del mismo al  letrado y heredero Tomás García Guerra, que alcanza la concesión por oficio del Gobernador Civil de 18 de Marzo de 1898, que reproducimos por los respetos que se establecían a los derechos históricos reconocidos a los vecinos de Firgas.

«Gobierno de Canarias. Variaciones en la Acequia de la Heredad por la Capellanía. Para el Alcalde de Firgas.

Al Presidente de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas digo con esta fecha lo siguiente: Visto el expediente instruido a instancia de Don Pedro Castellano y Ponce, en calidad de Presidente de esa Heredad, en solicitud de Autorización para variar el curso de la Acequia general en el pago de la Capellanía, término municipal de Firgas y de conformidad con lo informado y propuesto por el Sr. Ingeniero Jefe de Obras Públicas y Comisión Provincial: he acordado autorizar a la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, para variar el trayecto de la acequia general, construyendo un túnel a través de la Montañeta, con arreglo al plano presentado y bajo las siguientes condiciones:

1º- A la entrada y salida del nuevo túnel, se establecerá un medio fácil y cómodo que facilite la servidumbre de saca de aguas y se construirán lavaderos en iguales condiciones a los que tiene y usa el vecindario del pago de la Capellanía.
2º- Se establecerán en las bocas del túnel dos cantoneras que permitan derivar el agua necesaria para el riego de los terrenos que hoy lo tienen derivándolas de la acequia y que el túnel sustituye para conservar el sistema de riegos existentes en iguales condiciones a las que hoy satisface.
3º- Disponer la obras que faciliten a la propiedad de Don Raimundo Déniz al uso de la servidumbre de saca de aguas establecida, ó indemnizarle del perjuicio de tener que recorrer noventa metros más del trayecto, para hacer uso de la servidumbre que disfruta.
4º- Las obras se ejecutarán bajo la inspección del Ingeniero Jefe de obras públicas de la Provincia ó subalterno en quien delegue siendo de cuenta de la Heredad de Aguas, los gastos que se originen por la inspección.
5º- No podrán discurrir las aguas por nuevo cauce del túnel sin que antes se haga constar haberse hecho las obras necesarias, para respetar los riegos y servidumbres que hoy sirve la Heredad. Al efecto y terminadas que sean las obras del nuevo acueducto, se reconocerán por el Ingeniero ó su Delegado en presencia del Alcalde de Firgas ó Síndico de su Ayuntamiento, vicepresidente ó Delegado de la Heredad de regantes que levantarán acta por triplicado, firmando los concurrentes para remitir una a este Gobierno, otra para la Heredad y tercera para la jefatura de Obras Públicas.
6º- Esta Autorización se entiende sin perjuicio de tercero y salvo los derechos particulares.
7º- Caducará esta Autorización, si no diese principio a los trabajos en el plazo de un año a partir de la fecha de su publicación en el B.O. o se faltare a cualquiera de las condiciones impuestas.

Lo que comunico a V. para su conocimiento y el de la Heredad y demás efectos».

Se iniciaron de nuevo las obras en virtud de la concesión, y en 1916 quedó terminada la perforación del túnel, requiriendo tres años para su conclusión para acometer los saneamientos internos y las obras complementarias exigidas por la concesión. Una vez terminadas la Heredad tomó la decisión “política” de no utilizarlo «por la controversia que en el asunto se suscitó con el Ayuntamiento de Firgas» que siempre se posicionó a favor de la oposición de los vecinos temerosos que el discurrir de las aguas por el su subsuelo podría afectar a la seguridad de su viviendas.
 
La acequia a cielo abierto discurriendo por La Capellanía (Fedac) 
Aún a pesar de la crisis económica, las obras del nuevo templo parroquial avanzaban a buen ritmo y el 8 de enero ya se había terminado el tallado de los capiteles de su interior.

La visita del nuevo Gobernador Civil Francisco Cabrerizo García a Arucas el 13 de enero, dentro del programa del recorrido por su primera visita oficial a la isla después de su nombramiento el 24 de diciembre pasado, además de conocer de su agricultura e industria venidas a menos por la crisis de la Gran Guerra, supuso un disgusto para el alcalde Antonio Codorniú Rodríguez, que pudo ser contado por  “La Mañana” y reproducido por el periódico tinerfeño “La Opinión” en su edición del miércoles 19 de enero.

«Hablando un colega de aquella ciudad de la visita que hizo el Gobernador civil señor Cabrerizo a Arucas el día trece del corriente, dice: “Como recuerdo de esta visita, no ha quedado otra cosa que la amonestación severa del señor Delegado del gobierno al alcalde, según se dice, por incumplimiento a sus órdenes. Y la versión de última hora, la cual dice que el alcalde, creyéndose ofendido, presentó su dimisión verbalmente al Gobernador, quien no quiso admitírsela y que luego, más tarde (hay alguien que asegura que a hora avanzada de la noche) entre el señor Delegado y el alcalde hubo explicaciones satisfactorias, dándose la cosa por terminada. Si bien lo primero podemos afirmarlo, esto último lo consignamos á título de mera información.

El mismo día trece, y en los momentos en que se encontraban en Arucas el inspector provincial de Sanidad y el Gobernador civil con todas las autoridades que les acompañaban, diósele sepultura a un niño de corta edad fallecido aquel mismo día, de la horrorosa viruela negra».

En esos tiempos, el encarecimiento de los forrajes para la alimentación de mulos, caballos y otras bestias obligó a que los dueños de los carros en Arucas se pusieron de acuerdo en fijar una tarifa temporal, que por su curiosidad de describirnos los trayectos más al uso y su coste de referencia reproducimos.
 
Bocoyes y pipas
«Los dueños de carros alquilar de esta población, han acordado fijar a partir del día 15 del corriente mes de Enero, la siguiente tarifa de precios de acarreo.
De Arucas a Las Palmas carro de 4 ruedas cargado de huacales de plátanos 25,00 pesetas.
De la Cruz de Pineda a Las Palmas, de plátanos 30,00 pesetas.
De Bañaderos a Las Palmas de plátanos 35,00 pesetas.
Por conducción de 100 kilogramos de carga de Las Palmas a Arucas o visiversa 1,25 pesetas.
Por conducción de Bocoyes 11,25 pesetas.
Por conducción de Pipas 7,00 pesetas.
De Las Palmas a Arucas 1 millar madera 23,00 pesetas.
Da Las Palmas a Arucas, Cruz de Pineda y Bañaderos madera, empaque 100 cajas 6.00 pesetas.
De Las Palmas a Cardones precios iguales que a Cruz de Pineda.
Estos precios rejirán mientras duren las actuales circunstancias».

Para mejor entendimiento de la tarifa, recordar que los “huacales” de origen centro-sudamericano, con su popular expresión oral de “guacal”, era una jaula formada de varillas de madera, que se utiliza para el transporte de los plátanos tanto en tierra como marítimo, protegiendo la integridad de la misma para que llegara a su destino con las menores mermas posibles; el “bocoy” era un barril grande para envase; y las “pipas” eran toneles algo menores que servían para transportar vino y otros licores; otras más pequeñas que llevaban emparejadas las mulas para su distribución a tenderos, se llamaban “pipotes”, de donde nació el apodo en Arucas cuando algún ancestro de esta larga familia rompió accidentalmente una. La tarifa nos descubre los lugares típicos de procedencia o destino de la carga, donde se destacaba entre los primeros a Arucas, Cruz de Pineda y Bañaderos donde se concentraba la producción agrícola del municipio.
 
Detalle de huacales ante el vapor alemán "Arucas" (delmarylosbarcos-wordpres-com) 
En la sesión plenaria del Cabildo del Insular celebrada el 17 de enero, tras la renuncia a su escaño insular de Francisco Gourié Marrero en el año anterior en desacuerdo por la aprobación de la desgravación al azúcar peninsular, no dudó en proteger sus intereses azucareros impulsando como miembro de la importante Comisión de Hacienda a su “amigo” Manuel del Toro González, quien fue nombrado en dicha sesión.

En la sesión siguiente del Cabildo celebrada el 27 de enero, se plantea la rebaja del impuesto de importación sobre el azúcar extranjero, asunto sensible al influyente poder que Francisco Gourié Marrero tenía dentro del grupo “leonino” del Cabildo, con la presencia como ya se ha dicho de Manuel del Toro González en la Comisión de Hacienda que trataba previamente de estos asuntos para su calificación previa por la Comisión Permanente. Las manifestaciones realizadas por opuestos diputados insulares nos permiten conocer la situación real de la tributación del azúcar según su origen y su efecto sobre el precio de venta al público. Ya por este tiempo la Azucarera de San Pedro era la única que seguía activa en la isla, concentrando su baja  producción con la contratación de jornaleros en los tiempos de zafra. Habría que añadir que en esta fecha el azúcar cubano puesto en las islas tenía un precio inferior al azúcar peninsular, lo que agravaba más aún la sostenibilidad de la producción de azúcar en las islas.

«El azúcar.- Diose lectura al dictamen de la Comisión de Hacienda, sobre la proposición del Consejero señor González Martin para que se pidiera al Gobierno la rebaja del impuesto a la introducción de los azúcares extranjeros.

La mayoría de la Comisión de Hacienda propone se desestime la proposición, fundándose que nada favorecerá al país y perjudicaría además a la industria azucarera interior.

— El Vocal de la expresada Comisión, D. Juan B. González, formuló voto particular, apoyando la proposición del señor González Martín, considerando la
rebaja un gran beneficio para el pueblo.

El señor González y González apoyó ampliamente su voto particular. Es un hecho cierto —dijo— que la isla consume de 25 a 30 mil sacos, y que la industria insular no alcanza sino a unos 15 mil sacos, obligando a acudir a otros mercados.

En estas circunstancias, el trust de azucareros de la Península, solicitó de los Poderes públicos la rebaja del derecho de introducción a 25 pesetas los 100 kilos para los de la Península y a 60 los Extranjeros; y el Gobierno desatendiendo el régimen de Puertos francos, lo concedió.

En la Península existe gran revuelo con alza del azúcar. El Ministro de Hacienda proyecta la rebaja del impuesto a la introducción de los azúcares, probando esto que el alza no es motivada por el encarecimiento del artículo, sino por la demanda de los países beligerantes.

¿Debe quedar Gran Canaria sujeta a los mercados de la Peninsular, teniendo, como tiene Puertos francos? Creo que no.

La Comisión dice que de aprobarse la proposición del señor González Martín perjudicaría a la industria del país, y no es asi, porque en el país no puede fabricarse azúcar a menos precio de 90 pesetas.

Visto está que los azúcares del país no pueden producirse con el impuesto de 25 pesetas a los azúcares peninsulares. ¿Porque sostener entonces esta industria? Para que el azúcar se venda a 80 céntimos libra resulta el saco a 174 pesetas.

Finalmente interesó del Cabildo la aprobación de su voto particular.

El Sr. Casabuena impugnó el voto particular que no consideró ajustado á la proposición del Sr. Gonzalez Martín, estimando peligroso lo propuesto del Sr. González y González por lo que cree que el Cabildo debe dejar el asunto para otra época.

El Sr. González y González rectificó brevemente, contestando al Sr. Casabuena.

El Sr. González Martín, consumió un turno en pró del voto particular del señor González y González, haciendo suyas las manifestaciones de este sobre el beneficio que reportaría al país la desgravación del azúcar extranjero, sin que por esto se perjudicara al cultivo de la caña, pues así lo tiene entendido manifestaciones de personas competentes.

Se conoce que los señores que forman la mayoría de la Comisión de Hacienda son nuevos en el Cabildo.

Recordó las informaciones públicas, que acudieron todos los ayuntamientos de la isla y, excepto uno [el ayuntamiento de Arucas], fueron partidarios de la desgravación, que además era unánime sentir del vecindario. El Cabildo anterior, a pesar de ello votó en contra de lo que pedía el pueblo.

Los argumentos empleados por el señor Casabuena, los ha aplicado al revés. Hoy es cuando existe la necesidad de atender al país, no mañana que la situación mejorará.

Terminó solicitando que se pida con carácter provisional la rebaja a 25 pesetas del impuesto a la introducción del azúcar.

El Sr. Cuyás, consumió el segundo turno de impugnación del voto particular y el señor Gil Pineda otro en pró, y, después de breves rectificaciones de los señores que tomaron parte en el debate la presidencia puso el asunto a votación que díó el siguiente resultado:

Con el voto partlcular, los señores Arias, Barber, González y González, Gil Pineda, lnglott, Bosch, González Martín y Manrique (D. Agustín). Total, 8 votos.

En contra los señores Casabuena, Cuyas, Yanez, Bertrana, Delgado, Solís, del Toro, marqués de Guisa, Hidalgo, Apolinario, del Castillo (D. Sixto) y Presidente. Total 12 votos.

En su consecuencia fue desechado el voto particular del señor González y González.

Este solicitó la palabra para hacer constar que mientras la mayoría del Cabildo tomaba este acuerdo, el Ministro de Hacienda se propone implantar la rebaja.

Esto tendrá que agradecerle Gran Canaria al señor Urzáiz [Ángel Urzáiz y Cuesta, ministro de Hacienda], no a la mayoría del Cabildo que lo representa solicitando que tales manifestaciones constaron en acta, como igualmente lo solicitaron los demás señores que apoyaron con sus votos el particular del señor González».

En la sesión plenaria del Cabildo de 31 de enero se adoptó el acuerdo de «Informar favorablemente el presupuesto de Arúcas dejando en suspenso lo consignado para el cobro de arbitrios por falta de expediente justificativo», pecando una vez más el ayuntamiento de no acreditar formalmente la documentación complementaria. Poco se avanzaba con la aprobación de la cuenta de gastos e inversiones, si no disponía de la aprobación de los ingresos necesarios para su ejecución, volviendo a motivar una paralización total del ayuntamiento hasta que no justificar y se aprobaran el cobro de arbitrios. Era un vicio administrativo en el que se venía incurriendo cada año, y sin posibilidad de enmienda durante los gobiernos de Antonio Codorniú Rodríguez, más aún con el precedente cuando el Cabildo rechazó los repartos del déficit del año anterior.

Algún “pacto” oculto debió realizar el alcalde Antonio Codorniú Rodríguez con tres de los concejales proclamados, dado que en la sesión del Cabildo de 26 de febrero se adoptó el acuerdo de «Informar Sr. Delegado del Gobierno que procede admitir las renuncias que hacen dé sus cargos los Concejales electos del Ayuntamiento de Arucas, D. Francisco Marrero Yanez, D. Lorenzo Marrero Medina, y D. Graciliano Guerra Ramos». Desconocemos quienes les sustituyeron.
 
Detalle de rosetón fachada principal (arucas-online-com)
Imponían mayor celeridad en las obras del nuevo templo que ya en el mes de marzo acometía en sus primeros días los ladrillos en el comulgatorio que realizaba el albañil Manuel Déniz Medina y que en la segunda mitad acometía el rosetón de la fachada principal y la vidriera norte  en la trasera del altar mayor que representaba la predicación de san Juan Bautista.

Pero el ayuntamiento iba a su ritmo lento y cansino, aunque tuviera la disposición de los gastos e inversiones por falta de la aprobación de los arbitrios, que no se alcanzó hasta que presentada la justificación en el Cabildo, la Comisión Permanente en su sesión del 19 de marzo adoptó el acuerdo de «Informar que procede aprobar el presupuesto de arbitrios extraordinarios del Ayuntamiento de Arucas». Habían trascurrido casi tres meses de paralización total administrativa, y esta anómala situación no generaba ninguna noticia de interés en el municipio.

Se tuvo que esperar al mes de mayo, para que los periódicos locales se hicieran eco de alguna noticia de la ciudad que años atrás, un día y otro día acaparaba la atención periodística, ya negada hasta para el propio órgano de difusión de los leoninos “Diario de Las Palmas”.

Y lo fue con motivo de las fiestas que organizaba Montaña Cardones, que ya habían alcanzado una notable repercusión popular que se celebraban el 20, 21 y 22 de mayo, fin de semana siguiente a la onomástica de san Isidro que cayó en lunes y se trasladó al domingo 21, con una comisión de festejos formada por los dos Juan Marrero Marrero, personas distintas que «han trabajado incansablemente en su deseo de que estas fiestas salgan de los antiguos moldes y resulten ahora los más originales posibles».

«Dia 20. -Víspera del Santo, á las 8 de la noche función religiosa. A las 9 paseo en la plaza amenizada por la banda de música municipal, al que concurrirá todas las señoritas de este pueblo, durante este acto se quemarán hermosas piezas de fuegos artificiales obra de afamados pirotécnicos de esta localidad.
Día 21.- Á. las siete de la mañana diana; á las ocho el pueblo en masa se dirigirá al sitio designado por la comisión para admirar los diversos ejemplares que concurran á la feria.
Este acto promete resultar interesante, pues aparte de los animales que de otros pueblos concurran, los hijos de este barrio llevarán á él sus mejores reses repartiéndose premios entre los que la comisión juzgue acreedores á ellos. Las reses vacunas prometen alcanzar este año elevadísimos precios.
A las diez, solemne función religiosa en la que tomará parte un buen orador sagrado. Asistirán los niños de las Escuelas á que pertenecen. Á las doce se lleva á efecto la procesión cívico religiosa, la que recorrerá varias calles de este pueblo entre los acordes de la música y el estallido de miles de cohetes voladores.
Las calles que recorre el Santo se hallarán expléndidamente engalanadas formando un verdadero tapizado el sin número de banderas que de unas á otras azoteas colgarán sobre la vía. En varios puntos se levantarán artísticos arcos triunfales.
A las 4 paseo amenizado por la banda de música y rifa del valioso arco que se exhibirá desde por la mañana en la puerta de la Iglesia parroquial. A las 8 1/2 función teatral por varios aficionados de esta pueblo en un teatrito preparado al efecto.
Día 22.- A la una de la tarde se verificará una jira al Lomo Blanco donde se servirá una merienda en aquel hermoso sitio desde donde se admiran paisajes tan encantadores. A las 4 carrera de cintas á caballos y bicicletas, siendo obsequiados los que adquieran premios con artísticas cintas bordadas por señoritas de este barrio.
Concurrid todos á los festejos de Montaña Cardones».

En comparación las fiestas patronales de Arucas, pasaron desapercibidas, con los actos acostumbrados de paseos y música, fuegos artificiales, función con sermones y procesión, y la tradicional feria de ganados. Ya estaban cayendo en la desidia de la municipalidad.

Y era tan triste el cotidiano vivir de la Arucas sumida en la grave crisis económica por la Gran Guerra, a la que se unía la desidia municipal, que el mejor comentario que pudo redactar el corresponsal de “La Provincia”, publicado en el tardío mes del verano, el miércoles 30 de agosto, su propio título “Paseo …y consideraciones”, era del todo elocuente de una ciudad venida a menos hasta para los momentos de asueto, consecuencia en muchos casos de la aparición de enfermedades entre la población debidas a la desnutrición, a la carencia de atenciones sanitarias, a la escasa potabilidad de las aguas de las fuentes públicas, de la pérdida de la higiene personal, y sobre todo, de la pérdida de muchas medidas sociales por parte de la municipalidad en favor de las población menos favorecida y más castigada por la crisis.

«Pensando a donde nos dirigíamos  a fin de pasar mejor y mas agradable la velada, salimos de nuestra casa, aproximadamente a las nueve de la noche de ayer.

Impensadamente bajamos por la calle de San Sebastián. Al entrar en la de San Pedro, nos extrañó sobremanera el silencio sepulcral que en la Fuente pública, allí situada, se notaba, pues, como quiera que no existe en ésta población otro sitio donde surtirse el vecindario del cristalino líquido, indispensable para las necesidades domésticas, por ésta razón, está siempre el referido pilar abarrotado de personas que por turnos van sustituyéndose, en cántaros de barro, típica basija, utensilio  obligado en casi todas las casas de esta tierra. Justificado estaba el silencio, pues, como, dia festivo, el paseo que en aquellos momentos daría principio en la Plaza de San Juan sería la causa de lo solitario, no solamente del susodicho pilar si no, de la Plaza de León y Castillo, situada a pocos metros de éste.

Continuamos nuestra marcha cruzando la antedicha Plaza; en ésta únicamente se encontraba tirad a lo largo, sobre uno de los bancos allí colocados, un individuo qua creemos dormiría lo obligado en ciertas personas los días de fiesta.

A nuestros oídos llegan imperceptiblemente las notas vibratorias de la música, que nos atraen hacia el sitio del paseo. Las calles que recorremos, todas solitarias.

Llegamos al lugar, donde se verificaba el consierto musical. Una ojeada nos hizo cargo de lo deslucido que se presentaba el paseo. Dos o tres vueltas dimos a la Plaza, y al fin nos situamos en uno de sus estremos esperando que la concurrencia afluiría, cosa ésta, que no se realizó. ¿Por que nuestra juventud no asistía como otras veces a esta reunión? Un amigo, con quién un rato charlamos, nos dice como motivo que la “aristocracia” de este pueblo no quería asistir a lugar tan abundante de democracia. Dudando de ello, seguimos investigando sobra el enigma.

De pronto creemos ver ante nosotros la solución que descifra este problema. Nos es muy doloroso decirlo, pero, como la salud es el don más preciado que existe en el mundo, y todo ser humano está en el ineludible deber de velar por ella, justificamos la ausencia en los paseos, de nuestras bellas señoritas con lo que vamos a exponer.

¿Asistirías querido lector, con gusto a un espectáculo donde ante tu vista se presentara una o más personas exhibiendo en su rostro una enfermedad reconocida por la ciencia como contagiosa, y recomendado su aislamiento?

No, y con bastante razón. En todas las capitales de importancia hay sanatorios aislados para en ellos recluir a los enfermos, bién sea de enagenación mental, bién de tuberculosis, bién de lepra, etc. etc.

Con lo dicho, creemos que hasta para que por todos los medios posibles se corrija y presente de ésta última enfermedad que hemos citado, a quienes, ignorando la gravedad que encierra, por su constante roce con los enfermos pueden quedar inoculados, y lamentarse el dia en que ya no tenga remedio un mal que a tiempo puede evitarse en bién  de todo el vecindario en general.

El señor Alcalde tiene la palabra. Agosto 28 de 1916».

Nosotros añadiríamos, que para un boticario que había renunciado al contrato del municipio por ser incompatible al cargo de concejal y así poder mandar como alcalde en la política local, éste presuntamente tenía sus verdaderos intereses en la típica frase que daban a sus mejunjes “¡que las medicinas son para vender!”, y más se vendían cuando la demanda crecía por la carencia de salubridad pública.

El verano había sido muy caluroso, más de lo habitual lo que no contribuía a las condiciones de salubridad, extendiéndose las altas temperaturas más allá del otoño, y alcanzándose las máximas de calor el viernes 13 de octubre, día que estuvo acompañado de los vientos secos procedentes de la costa africana que tanto daño ocasionaba a la ya castigada agricultura aruquense.

Al frente de la Presidencia de la Heredad de Aguas se mantenía el ingeniero naval Manuel Hernández Pérez, que ya había manifestado durante este año en distintas ocasiones su intención de renunciar al cargo en la Presidencia en la primera Junta General del siguiente año, si bien tal decisión personal no condicionaba seguir colaborando como miembro de la Junta de Gobierno. Había ejercido la Presidencia durante una decena de años ininterrumpidamente desde 1906, y entendía justificado abandonar dichas responsabilidades que en opinión de la mayoría de herederos había desempeñado con total satisfacción en defensa de los derechos e intereses de la Heredad.

Para otros se dedicaban todas las loas en Arucas, más cuando se estaba en puertas de un nuevo año en que las obras del templo iban a iniciar su tercera fase, la construcción de las torres y sobre todo las vidrieras y los altares interiores, y desde ya había que empezar una nueva campaña para “adular” al gran mecenas para que siguiera ganándose el prestigio social. A mediados de noviembre, el órgano de los leoninos “Diario de Las Palmas”, daba por iniciada tal campaña con un suelto que claramente perseguía satisfacer el ego de nuestro hombre, adjudicándole todos los protagonismos y méritos pasados, y por llegar, por la construcción del nuevo templo.
Vidriera de san Juan Bautista predicando

«Adelantan mucho los obras en el templo parroquial de Arucas, cuya belleza arquitectónica produce admiración á cuantos lo contemplan. El digno presidente de la Junta para la construcción de la expresada iglesia, nuestro querido amigo D. Francisco Gourié, ha recibido los diseños para los altares tallados en caoba y cedro que se pondrán en las nuevas capillas. También es un hecho la cesión de la casa que adosada al templo afeaba tanto la obra, y así podrán ahora terminarse todas sus fachadas».

El sábado 15 de diciembre a las 5 de la tarde, fallecía en el Corral de Manuel Ricardo Suárez Guerra, a quien Luis Morote valoró como «El veterano D. Ricardo, el patriarca de Arúcas, merece el patriarcado. Y como patriarca falla en caso de duda, dirime las cuestiones con una palabra ó un gesto, sin que nadie sea osado á poner en tela de juicio su desinterés y su imparcialidad».

Fue quien dijo no a Alfonso Gourié Álvarez-Conde cuando pretendió se sumara a  la “Azucarera de San Pedro” y construirla junto a un en el Puerto en el Bañadero, no debió parecer leal que el suelo fuera adquirido por aquel y terminó por construir su “Azucarera de Nª Sra. del Rosario” en El Hinojal, algo menos industrializada. Tenía mayor y mejor relación con Bruno González Castellano, suegro y padre de los Marqueses de Arucas, quien nunca quiso en vida participar en la azucarera promovida por Gourié.

Posiblemente esta decisión, en la que de alguna forma pudo influir el pensamiento inferido del rechazo de Bruno González Castellano, le convirtió en el enemigo público de los “leoninos amigos de Gourié”, a los que el hijo de aquel Francisco Gourié Marrero utilizaba como “marionetas” al frente de la política local, y que uno de los alcaldes “del Toro” tuvo la osadía de derribar el panteón que había construido a sus expensas personales en el cementerio municipal como ya se ha contado.

A riesgo de error por los casamientos entre parientes y continuidad sucesoria  en los nombres de pila, estos son sus ascendientes y descendientes. Era hijo de Francisco Suárez Medina y Gregoria Guerra Rodríguez, y fue el principal impulsor de los “Jóvenes turcos” y de la sociedad cultural “El Progreso” vinculada a los republicanos federales. Su tío por línea materna fue Antonio Guerra Rodríguez, alcalde en 1887, en varias legislaturas concejal de mayor edad e impulsor de muchas iniciativas sociales. Ricardo junto a sus hermanos Catalina, Domingo y Juan Andrés Suárez Guerra, tuvieron su relevancia social. Catalina estuvo casada con Francisco Matos Ayala, este descendiente de los Matos de Arucas y de los Ayala de Tenoya; los dos varones hicieron incursiones en la política local como concejales y como herederos, fueron muy activos en la Heredad de Aguas, y muy activos en sociedades culturales.

Casado con Juana Suárez Suárez, hija de Rafael Mª. Suárez González y Juana Neponucema Suárez Marrero, tuvieron tres hijos Juana Teresa, Dolores y Rafael Mª Suárez Suárez. La primera fallecida en 1906 se casó con Manuel Lorenzo Hernández; Dolores con el ingeniero naval Francisco Hernández Pérez, que presidió la Heredad de Aguas una decena de años, y dimitió como Vicepresidente de la Junta de Construcción del nuevo templo por no aceptar la arrogancia de Francisco Gourié Marrero y el “sí-señor” de los miembros de la junta; y por último Rafael Mª, diputado insular y provincial, casado con Mª Pilar Medina Rivero, que a su fallecimiento muchos años después sería homenajeada con un placa en la fachada de la “Federación Obrera de Arucas”, tras la apropiación del patrimonio por el franquismo después conocida como “la gota leche”.

Sus cuñados fueron José, Ramón y Rosario Suárez Suárez. El primero fue el impulsor y líder empresarial de la “Frutera Hespérides” que vendía y exportaba todos los frutos de la familia, y referente exportador de las consignatarias británicas por las que era muy estimado considerándolo su hombre negociador en la isla; el segundo Ramón, se casó con Amparo Franchy Roca, de cuyo matrimonio nacería Ramón Suárez Franchy, años más tarde ultra-conservador alcalde de Arucas; y por último Rosario que se casó con José Suárez Quesada.
 
Detalle de fotografía de Ricardo Suárez Guerra en su "Napier" (Patrimonio Municipal)
Ricardo Suárez Guerra daría lugar a muchas sagas familiares entre sus descendientes, vinculadas a corrientes progresistas y opositoras de los “leoninos” que no les reconocieron nunca como grandes empresarios y generadores de multitud de puestos de trabajo cuyos jornaleros-vecinos eran tratados con exquisita justicia social; sagas como los Suárez Medina y los Hernández Suárez cuyas propiedades abarcaban en el término de Arucas el perímetro norte y noroeste, que se extienden por barrios como El Trapiche, los Palmitos, El Hinojal, Corral de Manuel, Parrales, Cruz de Pineda y la Costa del Bañadero, cortijo de Quintanilla de lo heredado de los conquistadores “Quintanas” de Gáldar,  buenos convecinos de Bruno González Castellano y su yerno Ramón Madan Uriondo; además de otras tierras por otros municipios norteños procedentes también de las herencias de los Quintana, en el lugar conocido por “Las Quintanas, con embarque y almacén propio en Sardina, sí como barco propio de la “Frutera Hespérides”; y a las que habría que sumar las pertenecientes a la familia Suárez Suárez de su mujer.

Este prestigio y respeto que alcanzaba entre los vecinos, y el ocupar en su condición de grandes contribuyentes los censos electorales de estos  lugares, supuso para los “leoninos” una gran obsesión, hasta el extremo de aprobar la dispersión de dichos barrios en distritos y secciones distintas para minimizar el volumen de los votos a sumar en las distintas elecciones por su división en distintos concejales a elegir, con muchos acuerdos municipales sustentados en débiles y falsos argumentos legales que motivaron continuas reclamaciones como ya se ha visto.

Su hacienda del “Corral de Manuel” se convirtió además de en un terrero de luchas, en un lugar de encuentro en el que coincidían en multitud de ocasiones políticos insulares que protagonizaban la oposición a los “leoninos”, unos republicanos, otros autonomistas, y otros escindidos o disidentes de aquellos. Eran habituales del lugar José Franchy Roca, Ambrosio Hurtado de Mendoza, y los hermanos Rodríguez Doreste, Juan abogado y Rafael director del periódico “La Mañana”.

Tuvo que acontecer su fallecimiento para que el órgano de difusión de los leoninos, el “Diario Las Palmas”, en una pequeña y perdida necrológica le reconociera su valía humana «Era un hombre laborioso que había hecho una gran fortuna con su actividad, integridad y despierta inteligencia, y que se distinguía por su sencillez y por la bondad de su carácter.

Reciba toda su dolorida familia nuestro más sentido pésame que en particular enviamos á nuestros apreciables amigos D. Rafael Mª. Suárez y D. Manuel Hernández, hijo é hijo político del finado».

Sorprende mucho que después de tantas corporaciones municipales democráticas post-constitución, ninguna haya tenido la iniciativa de nominar alguna calle o plaza a su nombre, dado que fue una figura que, aun perteneciendo a la clase social alta por su gran patrimonio, representó para Arucas al auténtico mecenas y promotor de la defensa del progresismo social, político y urbanístico, e impulsor de una acertada labor agrícola e industrial.

Habría que anotar a su favor además que fue el ancestro y patriarca que dio origen a distintas sagas que heredaron sus rasgos y principios sociales, económicos e ideológicos, y que su decidido apoyo a su convecino y alcalde Antonio González González favoreció con firmeza el crecimiento del entramado urbano de Arucas más significativo, hacia el sur y el poniente, que tuvo que salvar la fuerte oposición de la élite social instaurada.


Y nos sorprende cuando es sabido que a un sobrino-nieto, el falangista ultra-conservador Ramón Suárez Franchy, se nominó a su nombre una importante calle, cuyo único mérito es la consternación que entre sus camaradas produjo su temprano fallecimiento siendo alcalde, aquejado de una grave enfermedad que según se dijo pudo marcar desgraciadamente el que algunos de sus hijos nacieran con discapacidades físicas y psíquicas.

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