El primer día del año y
del nuevo siglo «Á las tres de la tarde salió el personal de la Parroquia con
capa y cruz alzada, bendecir la cruz mencionada la que se había elevado y
colocado en su sitio al dar las doce del día anterior. El acto fue imponente.
Más de 5.000 personas se hallaron entonces en la cima de la montaña de Arucas.
El párroco bendijo la cruz y el P. Máximo Fraile superior de los P.P. del
Corazón de María en Las Palmas predicó en aquel momento un sermón fervoroso que
terminó dando vivas á Cristo Rey y fué contestado por aquella multitud, Viva,
que por haberse dado desde aquella altura se oyeron de muy lejos. Este padre
fué también el que predicó el triduo de fin de siglo».
Aunque de alguna forma ya se ha anticipado, el nuevo siglo
se inicia con el cambio pactado en la Presidencia del Gobierno del Estado, a
título orientativo recordar que el 2 de marzo de 1901 cesa el general Marcelo
Azcárraga Palmero como Presidente del Gobierno, ocupándolo nuevamente el líder
liberal Práxedes Mateo Sagasta, quien disuelve las Cámaras y convoca elecciones
con sufragio universal masculino (mayores de 25 años) el 19 de mayo, otra vez
dentro de la habitual práctica de la manipulación de quien las convoca,
obteniendo 233 escaños los liberales, 79 los conservadores, 19 los republicanos
y los restantes 71 muy fraccionados. Dos días antes de las elecciones Alfonso
XIII fue declarado mayor de edad y asumió las funciones constitucionales de
Jefe de Estado al cumplir los 16 años de edad.
El 21 de febrero el liberal Diario de Las Palmas, después de
recordar la demanda judicial del Ayuntamiento contra «los nostálgicos se propusieron desacreditar á los amigos nuestros que
se encuentran al frente de la administración Municipal», en relación con
las subastas del Impuesto del Consumo,
avanza la noticia de que «Por
efecto del sumario abierto, ha caido ya uno de los escribidores, Don Antonio
Cáceres Ferrera que fué por aquella época oficial de dicho Ayuntamiento, contra
quien se ha dictado auto de prisión; pero nuestro hombre voló, esto es, desapareció
como por encanto apenas acordada su prisión». Antonio Cáceres Ferrera firmó cartas remitidas a El Telégrafo, bajo el pseudónimo de “Don
Basilio”, en «lengua mordaz y viperina,
en su propia ruindad y en su pedantería é insolencia» refutados de "libelos infamatorios".
El artículo del
periódico liberal lo rematan con la
esperanza que los otros demandados tengan igual resolución, que nunca llegó «Muchos y muy sabrosos comentarios se hacen
acerca de estas redes en que han caído los moralizadores de Castañón. Tiene
gracia que los Zola de Arúcas se encuentren con que el tiro les sale por la
culata. También parece que la fuga de Cáceres no será obstáculo para que la
verdad abra camino».
La utilización del símil
de "los Zola de Arucas", la
entendemos bastante desafortunada y xenófoba, botón de muestra de sus
pensamientos que les traiciona, al recordar la famosa carta dirigida al
Presidente de la República bajo el titular de "Yo acuso" por el novelista galo Émile Zola, quien en 1897
salió en defensa del militar francés capitán Alfred Dreyfus falsamente culpado
como espía por su origen judío.
Los mentidos y
desmentidos, eran hábitos de estos tiempos, y muy recurrentes en la sociedad de
entonces, y así como el "capitán
francés" fue falsamente culpado, en el mes de mayo por Arucas circuló
un bulo también centrado en dos militares: «Mucho
se ha hablado en estos días de los motivos que hayan
impulsado al tribunal militar de honor constituido últimamente en Las Palmas, á
expulsar del cuerpo á dos segundos tenientes. (...) en dicha ciudad se ha dicho
en calles y plazas que aquellos dos oficiales marcharon á Arucas con objeto de
dar un atraco á una distinguida señora, y que hubo quien asegurara que fueron
revólver en mano á exigir dinero», noticia que fue dada por los periódicos
El Telégrafo y Unión Conservadora, ambos opuestos a los leoninos.
Aunque de una de las
contestaciones se desprende el nombre de uno de ellos, desconocemos afinidades,
familiaridades y filiaciones, el asunto nos ha llamado la atención por la intervención
en este caso y en sus defensas de Valentín
Zamora Hernández, quien se dirigió por escrito a la señora, y más tarde
cuando el bulo lo fue en otra dirección, con escrito al obispo, en ambos casos
en petición de aclaraciones, de los cuales reproducimos en su orden
cronológico. Estos bulos interesados pudieron serlo para cercenar la supuesta
elección de alguno de los militares para llevar la comandancia de las milicias
de Arucas, asunto que siempre inquietó a los leoninos por su proyección social.
«Sra. Doña Justa Hernández. Arúcas.
Distinguida Sra.: con motivo de las versiones que han
circulado respecto á la conducta para con usted seguida por dos oficiales del
Ejército, versiones que han dado lugar á diversos comentarios, y por más que
tengo la plena convicción de que carecen de todo fundamento, pues he sido
ampliamente informado por personas fidedignas, no obstante he creído,
conveniente dirigirme á V. creyendo que su información directa será de suma
trascendencia y para mayor esclarecimiento de la inocencia de dichos dos
oficiales.
Estas líneas han sido inspiradas en mis grandes deseos de
que se haga en este asunto justicia verdadera, por la cual debemos siempre
luchar en la medida de nuestras fuerzas. Quedo á sus órdenes affmo. s. s. q. b.
s. p. Valentín Zamora. Mayo 24 de 1901».
«Sr.
D. Valentín Zamora. Director de El Telégrafo. Las Palmas.
Distinguido señor: En contestación á su atenta de ayer, me veo
en el deber de dar á V. conocimiento de lo que desea. Es cierto que los Sres.
Oficiales aludidos se presentaron en casa con el sólo objeto de pedirme un
servicio. Debo decirle en bien de la verdad y de ellos, y para desmentir todo
lo que pudiera haberse dicho, que tales señores han venido á mi casa en
términos muy correctos y con la cortesía que corresponde á personas de buena
educación; sin que yo tenga, ni pueda tener, motivo alguno de queja para con
ellos.
Por esta razón, Sr. Director, duéleme muchísimo la suerte
que, según se dice, ha cabido á los referidos Sres., á causa de las calumnias
contra ellos levantadas. Es lo que sobre el particular tiene que decirle su affma.
s. s. q. b. s. m. Justa Hernández. Arúcas 25 de Mayo de 1901».
Después de la aclaración
dada por Justa Hernández, que pudiera
ser la madre de Justo Hernández
Hernández,
concejal en 1880 e incluido en el censo de grandes contribuyentes de Arucas,
difundida por El Telégrafo y que
según se dijo satisfizo en los primeros momentos á la opinión pública, se vio ésta
de nuevo sorprendida al comentarse que los dos oficiales habían dado otro atraco
al Obispo de Las Palmas, lo que volvió a motivar al director del periódico para
una nueva solicitud de información:
«Las Palmas Mayo de 1901. Iltmo. Sr. Obispo Fray José
Cueto.
Iltmo. Sr.: con motivo de las versiones que circulan sobre
una visita hecha á V.E.I. por dos oficiales del Ejército, versiones que se han
comentado en sentido deshonroso para los mismos; y deseando nosotros en bien de
ellos y en nombre de la justicia obtener datos fidedignos, nos hemos decidido dirigirnos
directamente á V.E.I., creyendo que su información nos dé más luz para poder
saber á qué atenernos en la actitud que en este asunto hemos seguido. Quedo de
V.E.I. affmo. s. s. q. b. s. m. Valentín Zamora».
«Las Palmas Mayo 28 de 1901. Sr. D. Valentín Zamora.
Muy Sr. mío y de mi consideración: De parte de S.E.I.
contesto á la que V. ha dirigido á dicho Sr. Obispo en el día de hoy, manifestándole
que no fueron dos oficiales, sino uno solo, D. Mariano García, quien estuvo hace
poco tiempo á hablar con S.E.I. expresándole su situación y pidiéndole consejo.
De V. affmo. s. s. q. s. m. b. José Mª Leza».
En esos tiempos ya era
conocido por sus artículos y discursos en defensa del arbolado Francisco González Díaz, hijo del
aruquense Manuel González Castellano,
y por tanto primo hermano de Rosario
González Fernández del Campo, hija de su tío Bruno, quien con 35 años hacía
por solitario una enorme campaña de sensibilización popular por todas las
islas. En el mes de agosto el Diario de Las Palmas da noticias de la iniciativa
que su primo político Ramón Madan acometía en sus tierras de la montaña de
Arucas, demandado fuera imitado por otros:
«Sabemos que nuestro distinguido amigo don Ramón Madan ha
adquirido unos 4.000 eucaliptos con objeto de plantarlos en Noviembre próximo
en la Montaña de Arúcas, desde su base hasta la cúspide. El Sr. Madan se
propone hacer el año próximo otro plantío mayor con lo cual logrará hacer de un
monte desprovisto dé vegetación una hermosísima selva que dentro de pocos años puede
dar grandes rendimientos pues la madera de eucaliptos es bastante solicitada».
Aunque la línea de El Telégrafo dirigido por Valentín Zamora Hernández era contraria
a las políticas caciquiles de León y
Castillo, sabía reconocer los leoninos
se preocuparan por el mantenimiento de las obras públicas en las isla, como lo
dejó patente a primeros de septiembre, aunque le exigiera prontitud y mayor
implicación personal en las comunicaciones cercanas a Arucas:
« ... respecto al estado de punible abandono en que se
halla el Lazareto de Gando; pero debemos hacer constar que la visita que ordenó
la Dirección General de Sanidad, hace dos meses próximamente, lo fué por una
denuncia que en privado hizo nuestro Diputado á Cortes, el Sr. Garcia Guerra,
al Director General de Sanidad, amenazándole con llevar el asunto al
Parlamento. Por lo demás, el Lazareto no ha sido abierto al servicio público,
porque faltan los muelles de desembarque, para cuya obra, y por gestiones de
los Sres. León y Castillo y el mismo García Guerra, se consignaron 100.000 en el
presupuesto anterior, cantidad que no pudo invertirse en el año 1900, porque
faltaba el proyecto y presupuesto de la obra, y ni aún se había nombrado el
Ingeniero encargado de redactar estos trabajos. Este nombramiento está ya
acordado en la persona del señor don Juan de León y Castillo, autor del
proyecto del Lazareto y director de las obras ejecutadas, faltando ahora
restablecer en el nuevo presupuesto la consignación de las 100.000 ptas.
(...) También se participa al Dr. García Guerra que en el
borrador del plan de obras á ejecutar en el corriente año económico que pronto
publicará la Gaceta, está incluida la carretera de Arúcas á Teror; pero falta
que el ingeniero haga el replanteo de la obra, y si este requisito no se cumple
á tiempo, la subasta no podrá verificarse, como sucedió hace dos ó tres años
con la pequeña carretera de Arúcas á Firgas, que actualmente se está
replanteando.
La carretera del Puerto de la Luz á Tamaraceite no puede
incluirse en dicho plan, por estar pendiente de las modificaciones que pidió el
Ayuntamiento de esta Ciudad y que acordó la dirección de Obras públicas».
Se iniciaba ya en
septiembre el cambio de ciclo agrícola y disponer de carreteras adecuadas se
estaba convirtiendo en una auténtica necesidad para acercar Arucas al Puerto de
La Luz. Ya estaba operando la exportadora frutera Canarias Fiyffe Hudson Cia. que adquiría «el racimo de plátanos, de diez manos arriba, á siete pesetas cada uno,
precio que hasta ahora no había alcanzado dicha fruta. Debido á los buenos
precios que está alcanzando en las plazas inglesas el plátano de Canarias, se
nota una verdadera fiebre entre los propietarios de fincas rústicas de esta
isla que poseen terrenos propios para el cultivo de la banana, haciéndose
grandes plantíos.
En la jurisdicción de Arúcas, se está quitando la caña de
azúcar para sustituir esta planta por bananeros, y
de sostenerse el cultivo del plátano, desaparecerá en su casi totalidad la
industria azucarera, por lo menos en esta isla».
Esta noticia dada por el
Diario de Las Palmas, era la realidad
a la que se enfrentaba el municipio de Arucas, donde la caña había constituido
un monocultivo, donde se localizó la industrializada Fábrica Azucarera de San Pedro, con energía eléctrica, otra menos
industrializada como la Fábrica de Nª
Sra. del Rosario, y seis artesanales trapiches azucareros, que
progresivamente se transformaban en harineros, aprovechando sus hornos para
otros oficios o dejándolos abandonados.
Dentro de este nuevo
escenario, el ayuntamiento invitó al recién nombrado por los liberales Gobernador civil Ramón de
Lorite y Sabater, para que conociera la ciudad y sus principales valores, no
dudando sus amigos en difundir la noticia: «El
pueblo de Arúcas hizo ayer un afectuoso recibimiento al Sr Gobernador Civil de
la provincia con motivo de la visita de dicha autoridad á aquella población. El
Ayuntamiento le recibió en las afueras de la ciudad y al penetrar en la plaza
de San Juan dejó oír sus acordes la banda de música. El Sr. Lorite y demás
acompañantes fueron obsequiados con un lunch, visitando luego la "Represa
del Pinto" y la fábrica azucarera de San Pedro. Al regreso de Arúcas el
Sr. Alcalde obsequió al Gobernador y demás acompañantes con un banquete en el
Metropole».
Llamamos la atención de
dos detalles: el primero, que los actos relevantes se seguían realizando en la
plaza de san Juan, cuando ya estaba terminada la plaza de León y Castillo,
popularmente llamada de san Sebastián, según dijo el secretario municipal,
probablemente por el apego e interés que tenían por mantener viva su
predilección; y por otro lado que el banquete se diera en el "Metropole" de la capital,
cuando Arucas disponía de la "pensión
de D. Fermín Castellano", muy renombrada entonces, posiblemente porque
era menos aparente para dicha "clase
distinguida" y que en ella celebró alguna que otra reunión con los
comerciantes aruquenses el grupo patriótico
de Francisco Blanco Falcón por las
quejas del impopular Impuesto al Consumo.
Ya en octubre el
ayuntamiento informaba a través de sus amigos del Diario de Las Palmas de «Ayer
se recibió en esta población todo el material para instalar el alumbrado
eléctrico en la ciudad de Arúcas». Era importante políticamente celebrar la
llegada del material, pues las elecciones municipales estaban previstas para el
11 de noviembre y no podían esperar a la terminación de la instalación del
alumbrado público y sin saber aún como se iba a generar tal energía. Había que
descontar anticipadamente el mérito de cara a la celebración de las primeras
elecciones bienales después de tantos pleitos y denuncias.
Y fue así como al día siguiente de las elecciones el amigo Diario de Las Palmas celebraba el
resultado: «Los candidatos que han triunfado sin
oposición en la ciudad de Arucas en la elección de ayer son los siguientes: D. Mario Benavides Ponce, D. Miguel Castellano Lorenzo, D.
Francisco Pérez Marrero, D. Antonio Guerra Navarro, D. Salvador Hernández
González, D. Martin Afonso González, y D. Francisco Hernández Marrero». El alcalde Pedro Marichal Álvarez compuso una
plancha rescatando las "viejas
glorias" de los fieles leoninos,
coetáneos suyos, a las que sumaba la novedad de algún prestigiado contratista
interesante para la causa. Francisco,
Salvador y Martín fueron concejales en 1877, y Blas el hermano de Miguel
también lo había sido unos años antes. Mario Benavides era un conocido industrial
carpintero y contratista muy cercano al ayuntamiento.
A final de ese mes de
noviembre e iniciado el cambio del ciclo agrícola con la plantación de
plataneras en el municipio, preocupaba entre los grandes cosecheros del norte
de la isla la dificulta que entrañaba el traslado de la fruta al Puerto de La
Luz en carretas tiradas por mulas, y algunos apuntaban otras soluciones desde
la perspectiva de que la "Fábrica de
la Luz" hiciera los tendidos para el suministro de electricidad al
norte de la isla. El periódico Las Efemérides se hizo eco de alguna que otra
primicia en tal sentido: «Se trabaja
activamente en el proyecto del ferrocarril eléctrico del Norte que partirá de
esta ciudad al puerto de Sardina de Gáldar. Los trabajos se hacen con gran
aceleramiento con el fin de poder inaugurarle dentro de dos años. El primer
trozo de este ferrocarril que será el que llegue á la ciudad de Arúcas se inaugurará
mucho antes».
En diciembre otra nueva
industria artesanal creada en Arucas empezaría a alcanzar cierto renombre y
fama cuando logra un reconocimiento reservado a pocas marcas «Con fecha 4 del actual se ha concedido los
honores de Proveedor de la Real Casa y el uso del escudo de las Armas reales en
la facturas, y etiquetas, á la fábrica de chocolates denominada La Isleña,
instalada en Arúcas, propiedad de nuestro estimado amigo D. Gabriel Mejías y Santana, al cual enviamos nuestra más cordial enhorabuena». La Fábrica Azucarera de
San Pedro había obtenido tal honor once años antes, el 4 de julio de 1892, y
aún así su primer valedor y propietario Francisco
Gourié Marrero no colmaba su vanidad. Siempre se veía en el espejo del
socio-consorte en la azucarera, que era alzado a los cielos de la ejemplaridad
por el mismo obispo, encargándose de difundir tal honor su primo político Francisco González Díaz, desde el propio
liberal Diario de Las Palmas en
diciembre.
«Nuestro ejemplar obispo se dirigió á los párrocos
excitando su celo en favor del plantío de árboles y pidiéndoles le suministren
cuántos datos relacionados con este trascendental asunto puedan adquirir. El
rico é inteligente hacendado don Ramón Madan ha comenzado á plantar de eucaliptus la montaña
de Arúcas, cuya transformación y embellecimiento le deberemos. Otros
propietarios le secundan y los saludables ejemplos se multiplican. Pero, á
todas estas, ¿qué hacen las corporaciones y sociedades de Las Palmas? ¿Qué
hacen la Sociedad Económica? Y la Agrícola, más especialmente obligadas, por
sus fines propios, á impulsar la campaña del arbolado? ¿Qué hace el
Ayuntamiento para estimular y favorecer dicha campaña en lo que atañe é
interesa á esta ciudad? No tenemos noticias de ningún acuerdo en tal sentido.
La labor periodística ha sido hecha, con calor y con
persistencia, y hasta fuera del país ha tenido resonancia. Pero ahora es
preciso que las resoluciones vengan á hacerla práctica y provechosa. La
cuestión será llevada al Ayuntamiento, será llevada á la Económica. ¿Encontrará
la acogida que merece? No lo dudamos. El progreso de Gran Canaria solicita los
desvelos constantes de aquella corporación y de aquella sociedad; siendo base
principal de ese progreso el fomento del arbolado, imposible será que lo
desatiendan.
Debe el Ayuntamiento dedicar á la empresa alguna cantidad,
estableciendo al mismo tiempo premios para los plantadores cuidadosos y
muchos para los bárbaros destructores de los árboles. Debe la Económica
instituir por su cuenta, inaugurar y popularizar la Fiesta del Árbol, arraigada
hoy en todos los países cultos».
Francisco González Díaz (Genealogías Canarias) |
Al margen del revés a la
vanidad personal, el ayuntamiento destinatario de la misiva del conocido como "Apóstol del Árbol" era la
capital insular, entonces regido por Juan
Verdugo Pestana, al que sucedería al siguiente año Ambrosio Hurtado de Mendoza, de los "patrióticos" opuestos antes a los "leoninos" y en estos años atraídos por Fernando León y Castillo, donde se
curtían Francisco Gourié Marrero y José Mesa y López quienes esperaban la
oportunidad para dar el salto a las consejerías del Cabildo y a las concejalías
del Ayuntamiento de Las Palmas a las que ambos aspiraban para iniciar su
carrera política, meta que alcanzarían algunos años después con el decidido
apoyo de Bernardino Ponce Martín,
heredero político de su padre Rafael
Ponce Armas en el Partido Liberal
Monárquico. Mientras tanto, forjaba sus habilidades y manejos políticos en
el ámbito de la pequeña y laboriosa ciudad de Arucas, experiencia que acumulaba
para cuando llegara a su meta en la capital insular, recelando de la mayor
presencia pública de Ramón Madan Uriondo.
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