jueves, 30 de abril de 2015

1900 El último y más largo año del siglo para la corporación: las muchas denuncias por el Impuesto al Consumo

Este mandato en la alcaldía presidida por el veterano Pedro Marichal Álvarez, tantos años como concejal concentrando su actividad en el control económico y fiscal de la municipalidad, probablemente por su propia madurez vital se caracterizará, como ya hemos apuntado con anterioridad, en acciones muy propagandistas y de relaciones, que no dudamos tuviera el apoyo de su buen amigo el diputado provincial Rafael Ponce Armas, aprovechando su anterior pertenencia a la milicia de la que renunció por ser incompatible con el ejercicio del escaño provincial.

El 15 de marzo el Congreso de Diputados aprueba una propuesta de ley del abogado y político aruquense Tomás García Guerra, cuya noticia es inmediatamente difundida por el Diario de Las Palmas: «Ha sido sancionada la ley, referente al proyecto presentado por el Sr. García Guerra, declarando de interés general el puerto de los Bañaderos, jurisdicción de Arucas». Respondía así al interés y encargo que le había realizado Francisco Gourié Marrero, quien quería realizar el viejo proyecto que su padre Alfonso Gourié Álvarez-Conde cuando quiso construir la azucarera de san Pedro en el lugar de El Portillo del Bañadero, próximo a los terrenos de su propiedad donde también tuvo una cantera para la confección de adoquines para calles, los cuales venía comercializando asociado con Francisco Ponce Martínez. Habían alcanzado la declaración de interés general de dicho puerto que permitiría la financiación pública del mismo en gran parte.

Tomás García Guerra había ganado el escaño de diputado del Congreso por el distrito de Guía en las dos últimas elecciones celebradas el 27 de marzo de 1898 y el 16 de abril de 1899. En la primera con la ayuda de los liberales leoninos obtuvo 8.524 votos de 10.155 votantes de un censo de 13.346 electores. En la segunda con los mismos correligionarios, obtuvo 7.256 votos de 7.256 votantes de un censo de 13.454 electores, fiel testimonio de la pérdida de votos de los conservadores y de la fuerte manipulación que ejercían los políticos sobre sus votantes.   

En el mes de mayo, como no siempre pueden desplazarse a Arucas instituciones numerosas, para mantener la notoriedad a través de sus amigos del “liberal” Diario de Las Palmas, difunden la noticia de una nueva ocurrencia municipal en relación con la visita que el batallón de Cazadores realizara en el mes de noviembre pasado: «La ciudad de Arúcas, recordando con cariño el buen comportamiento observado por el Batallón cazadores regional, durante su estancia en ella, y las simpatías que dejaron en todas las clases sociales, su dignísimo teniente Coronel D. César Buceta, y demás Jefes y oficiales, regalará una bandera al primer Batallón del nuevo Regimiento do Canarias, número 2 á que ha servido de base el extinguido cuerpo de cazadores».
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Pero no queda en pequeños regalos sus afanes de notoriedad, pues en el mismo mes el ayuntamiento toma la iniciativa de promover y animar a los grandes contribuyentes para acudir al desembolso de 150.000 pesetas para adquirir casi un tercio de la mitad del capital de la sociedad que se está tratando de constituir para gestionar la fiscalidad de los Puertos Francos, con el ánimo de aumentar tal cuantía, noticia que se apresuran a remitir a su periódico liberal y amigo que da la primicia en primera plana y con grandes titulares, dado que el verdadero artífice e interesado de tal iniciativa es Francisco Gourié Marrero, pues en ella estarán todos los primeros espadas “económicos” de los “leoninos”.

«PUERTOS FRANCOS: La Ciudad de Arucas y la Asamblea. La ciudad de Arucas ha dado una nota brillante, hermosa, digna de un pueblo entusiasta y viril. Mientras por algunos, muy pocos por fortuna, se ha venido haciendo una guerra sorda y sin cuartel á la Asamblea con el firme y decidido propósito de llevar recelos al ánimo de todo el mundo para alejar capitales y hacer fracasar una idea que vive latente en la opinión pública, la ciudad de Arucas, modelo de laboriosidad, rica por el trabajo de sus hijos y entusiasta como pocas por las buenas empresas, ofrece sus capitales para emitir acciones, y en un solo día invierte más de 150.000 pesetas ofreciendo tomar mayor cantidad de acciones, si fuere preciso.

Por los cálculos que se hacen, solo la ciudad de Arucas figurará con un capital en acciones de más de 200.000 pesetas, razgo que honra á aquella población porque ha dado un hermoso ejemplo digno de ser imitado por otras de la provincia. Mientras mayor sea la guerra zolapada que se haga á la Asamblea, cuyos actos se han inspirado, en este asunto, en el bien de la provincia entera, evitando monopolios irritantes que para muchos hubieran sido de consecuencias fatales, más grande debe ser el entusiasmo de todos los habitantes de la provincia en sostener su programa, llevando á todas partes el convencimiento de que no se va a una empresa ruinosa —como se afirma por algunos— sino á obtener beneficios que sirvan de garantía al capital empleado y á satisfacer aspiraciones dé la provincia entera.

Lo repetimos, Arucas ha dado una nota hermosa: cuando unos predican desconfianzas y recelos, sus laboriosos hijos se apresuran á cubrir casi la tercera parto del cupo que corresponderá á las islas del grupo oriental del Archipiélago en la adjudicación de los arbitrios del puerto franco. Ese razgo honra á la ciudad de Arucas y es digno de imitación».

Resulta curioso este grado de participación de contribuyentes de Arucas en la constitución de dicha sociedad, que se decía alcanzaba 1/3 (33,33%) del "grupo oriental", la actual provincia de Las Palmas, si bien entonces el mayor peso económico se concentraba en Gran Canaria. Sorprende porque en aquel año 1900 la cuota contributiva de Arucas establecida por el Estado sobre los censos de riquezas, declaradas por el propio ayuntamiento, ascendía a 48.083 pesetas para un total en la isla de 697.242, representando Arucas el 6,9%. Contrasta con la capacidad real adquisitiva para la compra de las acciones de la sociedad de Puertos Francos, y ellos nos permite aproximarnos al elevado fraude fiscal sostenido, consentido y propiciado por los políticos locales en el gobierno del ayuntamiento, circunstancia que además limitaba la capacidad inversora del propio ayuntamiento, dado que de la riqueza declarada se generaban sus ingresos para destinarlos a los fines comunes. Debe destacarse que dentro de este grupo de Arucas se encontraba Francisco Gourié Marrero que lo lideraba, si bien a nivel personal era contribuyente del municipio de Las Palmas.

Para más abundar, algo debió sorprender en aquel tiempo, pues poco después el periódico de la oposición Unión Conservadora, edición de 9 de julio, publicaba el siguiente suelto: «El Consejo Oficial de la Sociedad adjudicataria de puertos francos ha acordado pedir los libros de la fábrica azucarera San Pedro de Arucas».


Pero no todas las noticias que publica el liberal Diario de Las Palmas son rasgos que honran a la ciudad y a sus regidores, quienes abiertamente habían criticado a la comisión local de abastos del tiempo del mandato interino de los conservadores patriotas en relación con el precio de la carne de  una "vaca negra" y otros vicios administrativos de beneficiar a los amigos. En la misma edición en página interior se publica un remitido del gremio de panaderos de Arucas dirigido a su Ayuntamiento, en el que se quejan de las persecuciones de que son objeto por la comisión de abastos.

«Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad: Los que suscriben, pertenecientes al gremio de panaderos, á V . E., con la debida consideración, exponen: Que de algún tiempo á esta parte vienen siendo objeto de las mayores y más injustas persecusiones por parte de la Comisión de abastos, que cree ver irregularidades y delitos, allí donde las deficiencias de inveterados procedimientos en todas partes admitidos y para nosotros de todo punto insustituibles, se oponen á la general y rigurosa exactitud del peso que V. E. tiene señalado para las piezas de pan que se expenden en esta población; razón :por la cual se ven obligados hoy á acogerse á los beneficios de la Real orden de 2 de Julio de 1881, en atención á los graves perjuicios, así materiales como morales, que vienen experimentando, sin causa ni justificación algunas.

En efecto, es de toda evidencia que, dado el elevado precio que tienen las harinas y trigos nacionales y extranjeros y la carestía que hoy alcanzan en esta población todos los artículos de primera necesidad, e! pan que venden los firmantes, próximamente á razón de 18 céntimos los 440 gramos, resulta excesivamente barato y en desacuerdo con los grandes gastos que su elaboración ocasiona; por cuya causa tenemos que en Arucas, por ejemplo, donde la vida es más barata y, por tanto, esta industria menos costosa, se vende en 30 céntimos la misma cantidad de gramos de pan, es decir, 12 céntimos más caro que en la capital de la isla.

Pues bien, á pesar de todo esto, y sin tener en cuenta que no es posible la exactitud en el peso, no ya solamente aquí sino en todas partes, ya que por la clase de harinas que entran en la elaboración, ya por los grados de calor que recibe la masa, es lo cierto que los Regidores de abastos, —desatendiéndolo todo y cualquiera creería que con cierta complacencia y fruición, que parece trascender á persecusión sistemática respecto de unos intereses creados, en beneficio tal vez inconsciente de otros que aún están por crear— vienen perjudicando á los exponentes con diarios decomisos, acompañados de los consiguientes entorpecimientos en las ventas á domicilio, que representan otros tantos perjuicios, que no se está en el caso por más tiempo de admitir, siquiera con la aquiesencia de los perjudicados, tanto más, cuanto no se trata sólo de sufrir quebrantos en los intereses, si que también en esta clase de persecusiones suele salir mal parada la honra de los que no han cometido hasta la fecha otra incorrección que destruirse mutuamente en beneficio de un público que observa y sufre la carestía de todos los artículos de primera necesidad, sin causas tan justificadas como las que debieran determinar la subida en el precio del pan.

Pero hay más; la Comisión de abastos, que tiene ancho campo que recorrer si es que realmente desea velar por los intereses públicos en lo que se relaciona con el pan, examinando los materiales que entran en su confección para evitar adulteraciones que pudieran perjudicar la salud pública, nada de esto hace y tan sólo se ceba en aquellos casos que procurando cocer la masa debidamente, en beneficio del consumidor no les importa que el pan resulte con algunos gramos menos del peso señalado.

Por tanto, los exponentes más que por deber, por un rasgo de prudente consideración, ocurren á V. E. respetuosamente, en demanda de que la Comisión de abastos no se oponga, previo acuerdo de la Excma. Municipalidad, al derecho que, á la sombra de la citada R. O. de 2 de Julio de 1881, se proponen ejercitar, para evitar les perjuicios que tal vez e! exceso de un celo mal entendido, les viene ocasionando, y SUPLICAN á V. E se sirva acordar que los dueños de tahonas establecidas en este término municipal, tienen derecho para expender pan, sea cual fuera su peso, siempre que cumplan con las prescripciones exigidas por dicha Real disposición. Es gracia que se prometen alcanzar dé la rectitud de V.E. Las Palmas, Mayo 14 de 1900. —Francisco Mendoza, Agustín Melián, Antonio Hernández, Santiago Moran, Agustín Doreste, Felipe S. Espino, Juan Bautista, José Castellano, Francisco Padrón, Lorenza Cabrera, Raimundo Montesdeoca, Agustín S. Pérez, Pedro Marrero, Andrés Alós, Francisco Perdomo».

A punto de iniciarse el siglo XX se le estaban revelando algunos "enanos" de la clase artesanal media y gremial, que demandaban con elegancia y derecho un trato justo, dado que si el pan era caro, no correspondía a su labor, sino debido a las tahonas de los molineros, muy cercanos a la política local, que se veían favorecidos en el trato que les daba la Comisión de abastos. Muchos de los pequeños molinos de caña de Arucas, ante la imposibilidad de competir con la azucarera de san Pedro, aprovechando la fuerza hidráulica de los heridos evolucionaron sustituyendo los trapiches por una tolva y canalejas, con piedras corredera y fija como muelas para su conversión en molinos cerealeros destinados a la obtención de harinas de trigo, cebada o millo, quienes incluso abrieron sus propios almacenes conocidas por tahonas donde se vendía tanto la harina como el pan ya elaborado y cocido, de cuyos negocios surgieron grandes riquezas.

Mientras tanto el alcalde Pedro Marichal Álvarez se justificaba en que era no sólo el alcalde del tránsito del siglo XIX al XX, sino también que dedicaba gran parte de su mandato a corregir los múltiples errores cometidos por los alcaldes interinos Antonio González González y Francisco Blanco Falcón, cuando los errores advertidos en las actas de inspección, por las que él mismo fue requerido, se correspondían a los ejercicios entre 1881 y 1884 que se remitían a los mandatos de su consuegro Manuel del Toro Sánchez, dado que el hijo de aquel Manuel del Toro González se casó con su hija Dominga Marichal Martín, todos de familias molineras en El Carril. Y recordar que los errores advertidos fueron la falta de liquidación de los presupuestos de esos años, sin que se conociera si los mismos contenían errores forzados para su maquillaje. Cosas muy distintas son los faltantes advertidos en la segunda mitad de los años 70 del siglo XIX, de los ejercicios en que la parroquia reclamaba la indemnización económica por el cementerio que supuestamente no debía pagarse por ser expropiado por el Estado en aplicación de las leyes de desamortización.

El 16 de mayo publica el Boletín Oficial de Canarias la ley de declaración de interés del puerto de los Bañaderos «DON ALFONSO Xlll, por la gracia de Dios y la Constitución REY de España, y en su nombre y durante su menor edad la REINA Regente del Reino; A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: que las Cortes han decretado y Nos sancionado lo siguiente: Art. I, Se declara puerto de interés general el de la costa de los Bañaderos, término municipal de la ciudad de Arucas, en la isla de Gran Canaria. Art. II, Para el cumplimiento de esta ley se observarán las prescripciones del Real decreto de 3 de Diciembre de 1886 sobre obras públicas. Por tanto: Mandamos á lodos los Tribunales, Justicias, Jefes, Gobernadores y demás Autoridades, asi civiles como militares y eclesiásticas, de cualquier clase y dignidad, que guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar la presente ley en todas sus partes. Firmado: Palacio a diez y siete de Abril de mil novecientos. —YO LA REINA REGENTE. — El Ministro de Fomento, Luis Pidal y Mon». Desgraciadamente parece que tiempo después las condiciones naturales y la evolución económica desaconsejó dicha obra, cayendo en el olvido.

A partir del 2 de junio comienzan a publicarse una serie de sueltos en el periódico El Telégrafo, unas veces firmado por el anterior secretario interino del municipio Francisco Ojeda Hernández, quien además asumió las funciones de administrador del Impuesto de Consumos, y otras firmado por Valentín Zamora Hernández o el mismo bajo el pseudónimo de "Valeriano", en el que denunciaban fraudes en el Impuesto de Consumos,  desde la práctica de dejar desiertas las subastas anuales para que la gestión fuera asumida por la Administración Municipal y había generado grandes disminuciones en las recaudaciones percibidas por el Ayuntamiento de Arucas.

Conviene conocer que el periódico El Telégrafo, diario de la tarde (1885-1902), nació en 1885 como órgano del "Partido Republicano Posibilista", y en este tiempo más cercano al "republicanismo federalista" es dirigido por el joven aruquense Valentín Zamora Hernández, llevando una oposición sistemática al "leonismo" desde enclaves democráticos hasta que es suspendido por el Gobernador Civil en 1902.

Y sobre el Impuesto de Consumos conocer que gravaba los alimentos, bebidas alcohólicas, combustibles y sal. Era por tanto un impuesto indirecto totalmente ineficaz que soportaban las clases populares, creado en 1845, suspendido durante "La Gloriosa" en 1868 y derogado en 1911, suscitó muchas protestas por su sistema de gestión por subasta que favorecía el fraude y porque penalizaba a las clases media y baja, mientras que el Impuesto sobre la Riqueza de la clase alta y pudiente era prácticamente maquillado por los Ayuntamientos dado que los contribuyentes mayores componían el censo electoral, y por tanto así cuidaban no penalizar a sus electores, máxime cuando los concejales electos correspondían a dicha clase.


Estos sueltos que seguía difundiendo El Telégrafo venían trasladando mucha inquietud y nerviosismo a los políticos locales, pues aunque afectaba directamente al Secretario Municipal Ezequiel Hernández Rojas, la acusación de fraude se extendía al alcalde y concejales que le nombraron. No creemos que este nerviosismo se trasladara a la parroquia, aunque la procesión del Carmen del día 22 de julio aconteció un lamentable accidente cuando se intentaba dejar el trono junto al púlpito y flaquearon las fuerzas de los costaleros, se desprendió la imagen y se rompió en varios pedazos al caer al suelo. Cuenta el primer cronista que «... á instancia de D. Juan Francisco González compró la nueva imagen el propietario de Arucas D. Antonio Guerra Rodríguez; bendiciéndose la nueva imagen al comenzarse el novenario que se acostumbra hacer para su fiesta», si bien parece que la donación se hizo en nombre del propietario ya en estado delicado y de mucha edad, pues el segundo cronista nos remite a sus parientes descendientes «...fue donada por doña Juan Suárez, esposa de don Ricardo Suárez Guerra».

En el mes de septiembre los periódicos conservadores y republicanos se hicieron eco de que el fiscal de la Audiencia ha denunciado al Ayuntamiento de Arucas en relación con los temas de consumos, cuestión que es silenciada por el Diario de Las Palmas. En noviembre es cuando este último periódico liberal leonino anuncia una serie de artículos sobre los consumos en Arucas en la versión del secretario municipal Ezequiel Hernández Rojas «El lunes próximo comenzaremos á publicar una serie de articulos que con tal objeto nos remite nuestro estimado amigo D. Ezequiel Hernández, haciendo la historia de los consumos de la ciudad de Arúcas tema que ha servido á personas interesadas para decir todo aquello que les ha ocurrido, sin consideraciones á nada ni á nadie.

A las personas que hayan parado mientes en este asunto, llevando al ánimo el recelo y la duda, toda vez que ciertos periódicos han venido uno y otro día llenando sus columnas con artículos y gacetillas referentes á los consumos de Arúcas les recomendamos el trabajo del Sr. Hernández para que formen juicio completo».

Es así como el 12 de noviembre si inició la publicación en el Diario de Las Palmas de veinte artículos seriados, bajo el titular de "Los Consumos y la Administración Municipal de la Ciudad de Arucas", que terminarán el día 5 de diciembre, todos ellos firmados por el Secretario Municipal Ezequiel Hernández Rojas, que fueron replicados con sueltos por el periódico El Telégrafo. En su gran mayoría todos ellos trataban de desmontar las afirmaciones de Francisco Ojeda Hernández, bien calificándolo de ignorante en la materia o desde la remisión a las actas de las subastas firmadas por supuestos testigos, y sin acreditar con información económica lo esencial de la denuncia en cuanto a la disminución de la recaudación.

El primero publicado el día 12, bajo el subtítulo "I", contenía párrafos que permitían conocer el encono con el que se iniciaba y hasta donde podía llegar dado que se fue incrementando hasta el último difundido, de los que recogemos algunos como muestra a continuación.
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Contó primero quienes eran los "tres prohombres" que en su versión intentaban salvar la administración municipal: «Esos señores son: D. Francisco Ojeda, administrador que fué del impuesto de consumos hasta 30 de Junio de 1899, bajo la protección de D. Francisco Blanco, principal faraute de todos estos enredos: D. Antonio Cáceres y Ferrera, aforador del mismo Impuesto en aquella venturosa época, bajo igual patrocinio: y un tal Valentinito Zamora que viene escribiendo en "El Telégrafo" bajo el pseudónimo de Valeriano, muchacho de 19 a 20 años de edad, que en vez de entrometerse en otras contiendas, sin conciencia ni autoridad para ello, debiera tener el biberón en la boca, ó poco menos; no obstante lo cual, se ha metido en camisa de once varas si saber lo que se pesa, ni lo que se trae entre manos.

Más adelante elevaba el tono despectivo: ¡Valiente triunvirato para redimir á un pueblo y sacar del estío de postración en que le han sumido autoridades sin conciencia y sin prestigio, como ellos afirman á la manera de esbozo del cuadro que se han propuesto pintar y que una vez terminado, resultará una verdadera miscelánea!.

¡Valientes tres berrugas, como si dijéramos, le han salido á esta Ciudad, cual si se tratara de una burla sangrienta, a trueque de inferirle grave ofensa, rayana en la deshonra!».

Luego concretaba las tres primeras afirmaciones de la denuncia pública realizada, con textos propios y reproducidos de los denunciantes:

1. «Que el producto líquido de la administración municipal del Impuesto de consumos durante muchos años hasta llegar al de 1896 á 97, oscilaba de 42 á 43.000 pesetas; y que el hilo del remate no llegaba á 31.000 pesetas».

2. «Que en aquella época no se adoptaba ni podía adoptarse desde luego el medio de administración municipal, sin escojitar previamente el de subasta, como en efecto así sucedía en esta ciudad por mandato expreso del Reglamento del ramo entonces vigente; y que tan solo en el caso de que resultara desierto el remate por falta de postores, es cuando el Ayuntamiento podía acordar la administración municipal».

3. «Que aparecen muchos expedientes en el Ayuntamiento de haberse anunciado el remate de aquella renta pública durante los años económicos anteriores a 1896 á 97, en los que siempre quedó desierta la subasta por no haberse presentado un postor siquiera; sin que el articulista se explique que no hubiese nadie que apeteciera arrendar los consumos, siendo así que no podían dejar la utilidad de 12 á 15.000 pesetas; de donde deduce el Sr. Ojeda de una manera muy clara y harto significativa, que se cometía simulación, ó falsedad de actas de subasta para poder llegar a los merodeadores por medio del amaño, pero con visos de legalidad, al disfrute de la codiciada administración municipal, que difundía sus benignos rayos cual sol de invierno sobre los ateridos por la inclemencia del tiempo».

Avanzando en el primer artículo de la serie, al final nos descubría la amplitud histórica de la práctica de estos fraudes en las subastas del Impuesto del Consumos cuando decía «oponer la protesta más solemne de que en el largo periodo de cuarenta años, ó sea desde 1860 hasta la fecha presente, no se ha dado ni un solo caso de subasta por falta de postores y mucho menos se ha establecido la administración municipal por tal motivo», simplemente por considerar que muchos expedientes tendría que haber investigado el denunciante.

En el II de los artículos, relacionó todo este asunto de la denuncia con  conectar todo con el apunte que en «Diciembre de 1895 fué suspendido el Ayuntamiento propietario á virtud de expediento gubernativo que mandó formar el Sr. Gobernador civil de la provincia, (conste, por si acaso, que la formación del espediente aludido tuvo lugar en la época tristemente célebre de D. Antonio Castañón y Faes» añadiendo que el ayuntamiento se mantuvo firme porque «los tribunales de justicia reconocieron y declararon que no existía acto ninguno punible en aquella administración digna y honrada», si bien no mencionaba que los concejales afectados por la no liquidación de los presupuestos de aquellos años tuvieron que pagar la multa impuesta.

Más adelante cuando comentaba de la aprobación del Impuesto de Consumos del ayuntamiento interino, permite conocer cuáles eran los apoyos patriotas que en el pleno tenía el alcalde interino: «la sesión extraordinaria celebrada con aquel objeto el 14 de Mayo de 1896, votaron en el sentido ya dicho, D. Manuel Rosales Marrero, don Cipriano Hernández Armas, D. Prudencio Rodríguez Pérez, D. Manuel Rodríguez Lorenzo y D. Luis Hernández Déniz; sin que sea  licito poner en duda, ni por un momento siquiera, la procedencia política de ninguno de estos señores y mucho menos la amistad íntima que les ligaba con D. Francisco Blanco».

Por el artículo III daba a conocer los apoyos que tenía el alcalde actual en el pleno: «En la sesión celebrada al efecto el 23 de Marzo de 1899, se acordó por unanimidad y por iniciativa del Sr. Alcalde Presidente Don Pedro Marichal y Álvarez (entiéndalo bien el Sr. Ojeda) el arriendo á venta libre del Impuesto de consumos, sin que por nadie se hubiera intentado establecer la administración municipal de aquél tributo».

A través del VII de los artículos conocemos quienes fueron los componentes de la mesa de la última subasta del Impuesto al que concurrió el denunciante: «... Don Pedro Marichal y Álvarez, y como los Vocales de la Junta de subasta Don Domingo Cabrera (Barbosa), Don Pantaleón Quevedo Ferrara y Don Manuel del Toro y González ...».

En los siguientes artículos se ocupaba de reproducir actas y escritos tratando de desmontar la denuncia, hasta llegar al número XIII en que replica a un suelto firmado por el pseudónimo de Valeriano, Valentín Zamora Hernández,  que señalaba «lunares de feo aspecto», dándole pie al secretario municipal para manifestar: «¿Qué conocimientos posee este muchacho sobre administración municipal, para señalar lunares de feo aspecto allí dónde no existen, á cambio de quedarse con las mejillas coloreadas por el carmín de la vergüenza cuando le prueben, como hemos de probarle su torpeza y no pueda justificar en modo alguno las palabras gravemente injuriosas y calumniosas que se ha permitido proferir con marcada lijereza?».

Y a continuación lanza su amenaza al mensajero «No obstante: seguimos estudiando sus escritos, que ellos nos darán motivos fundados y medios de sobra para restablecer el imperio de la verdad en toda su plenitud y señalar por nuestra parte, sin temor de incurrir en lamentables equivocaciones, la época en que se destaca y aparecen de relieve, con los más vivos colores, los escándalos y los abusos, los chanchullos, las inmoralidades, las llagas asquerosas, los crímenes administrativos, los hechos vergonzosos que no pueden continuar ocultos en el misterio y los vividores de oficio que han explotado verdaderos manantiales de riqueza. Pierda cuidado nuestro buen Valeriano, que ya se andará todo á fin de que las cosas queden en el lugar que en justicia les corresponde».

Los siguientes artículos siguen repartiendo cariños a diestro y siniestro hasta llegar al número XVI de la serie por el que descubrimos quién es visto como el líder de la oposición en el ayuntamiento: «Comienza Valeriano por decir que siendo D. Antonio Guerra Rodríguez un obstáculo para los chanchullos, los escándalos y las inmoralidades que á diario se cometen en el Municipio, por eso no se ha querido que volviera á ser Alcalde. A tanto atrevimiento debemos contestar que los amigos de aquel respetable anciano, reconociendo sus méritos, sus virtudes cívicas y sus dotes de mando, le han invitado sinceramente, reiteradamente  para que acepte tal puesto en el Ayuntamiento, habiéndose excusado en estos últimos años, fundado en sus achaques de salud y avanzada edad, pero de ningún modo por inconsecuencia ni porque abrigue temores que sabemos y podemos afirmar que jamás ha tenido, pues conoce perfectamente y le consta por experiencia como sus mismos amigos administran la Hacienda municipal».

Acreditaba en este comentario el secretario municipal su capacidad para adular, pues también sabía que no dependía tal nombramiento de su voto, que no lo tiene, sino de la mayoría leonina,  y conocía muy bien que la denominación de su cargo etimológicamente viene de saber guardar los secretos, que siempre se puede ofrecer lo que es sabido que no se puede aceptar, y que Antonio Guerra Rodríguez, tío de los hermanos Suárez Guerra, fue alcalde accidental en 1887, en su condición de Primer Teniente de Alcalde sólo cuando Manuel del Toro Sánchez obtuvo licencia de cuatro meses por motivos de salud.

Astuto que es el secretario, tras esta curiosa manifestación que pudiera malinterpretarse, cuidando sus ascuas, hace una verdadera alabanza al partido liberal relativa a «las mejoras públicas de gran importancia; entre las cuales figuran las siguientes:
  • El ensanche y prolongación de la calle de la Gloria;
  • El adoquinado de la calle de Gourié;
  • Idem de la plaza y calle de León y Castillo, en toda su extensión;
  • El ensanche y alineación de dicha última calle;
  • Idem de la de San Pedro;
  • Las dos aceras de baldosas colocadas en el largo trayecto de la carretera, comprendido entre la plaza de León y Castillo y las "Cantoneras";
  • La construcción del Parque, frente al edificio consistorial;
  • Idem de la alcantarilla que recoje todas las aguas pluviales que de las calles converjentes, afluyen á la plaza de León y Castillo;
  • Idem de un extenso trozo de carretera bastante ancha, con magníficas murallas de contensión, coronadas de baldosas, en el camino vecinal de la Acequia alta que conduce el barrio de Trasmontaña. Esta obra, cuyo importe ascendió á más de 10.000 pesetas, se llevó acabo con el concurso de la Heredad de aguas, que contribuyó á ella con !a mitad de su costo, para facilitar la extracción del picón que explota en la "Montaña de Arúcas" con destino á la presa que construye en el barranquillo de Pinto; si bien el valor de los terrenos que fué necesario comprar al efecto, se satisfizo por cuenta del Municipio exclusivamente;
  • El ensanche y arreglo del camino vecinal de Montaña de Cardones que empalma con la carretera del Norte de la Isla, para que puedan transitar por él toda clase vehiculos, á fin de que resulte más cómoda y más económica la importación de abonos en aquél barrio y la exportación de frutos del mismo;
  • El sostenimiento del alumbrado público en los barrios de Cerrillo, Goleta y Costa del Bañadero;
  • El arreglo completo y acabado, en las mejores condiciones, de tres calles en la parte mas visible y más céntrica de dicho último barrio, las cuales resultaban antes poco menos que intransitables;
  • Los nuevos techos y el artezonado de la Capilla y del vestíbulo del Cementerio municipal, que se vinieron abajo en tiempo del Ayuntamiento conservador interino y que este no se cuidó de levantar, á pesar de las reiteradas excitaciones del venerable cura Párroco y á pesar también del desagrado que semejante incuria producía en el público;
  • Los nuevos techos de toda la crujía lateral izquierda de la casa Ayuntamiento, que si bien no llegaron á caerse, amenazaban inminente peligro;
  • El artezonado del salón de actos públicos del edificio Consistorial;
  • El aumento de los baldosados del casco de la población, y la reforma y mejoramiento de algunos de los ya existentes.
  • La canalización y arreglo de la Fuente del Peñón, destinada al abasto público del barrio de San Andrés;
  • El adoquinado y las aceras de la calle de Muñoz en toda su extensión».

Prácticamente el secretario municipal Ezequiel Hernández Rojas hace una loa de todo lo realizado por los liberales en muchos años, de una parte por quedar bien con quienes los eligieron y defendieron como él los defendió, y de otra, para trasmitir a los vecinos tales éxitos en este debate mediático.

Es oportuno mencionar para la pequeña historia de Arucas, en relación con la carretera a Trasmontaña construida a medias por la Heredad y el ayuntamiento, que poco se ha dicho en la crónica que tal voluntad surgió cuando «Don Ramón Madan, propietario emprendedor é inteligente, que no se cansa de promover en Arúcas reformas y adelantos, hizo aun más que eso: ofreció para la construcción, estraida de la montaña que posee allí cerca toda la arena que fuere menester», noticia que hace referencia a la cesión gratuita del picón volcánico que se extrajo de la falda de la montaña, en las inmediaciones de dicha carretera por Las Chorreras, con destino a la construcción de la Presa del Pinto de la Heredad.  Este noticia extraída de un artículo del primo hermano de su mujer Francisco González Díaz sobre la construcción de la presa (05-ene-1903), es de interés por cuanto siempre se silenciaron desde el ayuntamiento y fuerzas fácticas las aportaciones y donaciones que hicieron por  Ramón Madan Uriondo, que pudieron obedecer a que su notoriedad trasladaba disgustos al arrogante Francisco Gourié Marrero, el único reconocido públicamente por excelencia como "mecenas de Arucas", quien incluso no acostumbraba a reconocer que el "innombable" representaba los intereses económicos de la otra importante tercera parte societaria en la fábrica azucarera, reservándose para sí todo el protagonismo público de la misma. Es muy importante saber de este proceder que puede aproximarnos a las causas y desenlaces de acontecimientos posteriores.

En el siguiente artículo número XVII, después de reafirmarse en las obras públicas realizadas por los liberales, dice que «hemos de decir en términos bastante claros y sin faltar á la verdad, que el Ayuntamiento conservador interino que allá por el año de 1896 presidió D. Francisco Blanco (...) no hizo nada, absolutamente nada, á beneficio del público durante los catorce meses que gobernó» para a continuación menospreciar lo que pudieron hacer en ese corto período de tiempo «... salvo los nuevos techos que puso á dos pequeños departamentos de la crujía lateral derecha de la plaza de mercado, que amenazaban ruina; y los 500 pesos corrientes que gastó en los cimientos del Parque construido posteriormente frente al edificio consistorial; cuyos cimientos fué necesario desbaratar casi en su totalidad, á consecuencia de haberle estimado inadmisible el primitivo proyecto, por cuanto reducía ó inutilizaba una parte de la Plaza de León y Castillo que debía quedar franca y expedita para el tránsito, como efectivamente ha quedado merced á la modificación introducida en el mencionado proyecto, previo consejo de competentes y autorizadísimas personas».

Curiosamente menosprecia aquellas obras que fueron criticadas en los remitidos publicados por el liberal Diario de Las Palmas por aquellos correligionarios que se escondían bajo el pseudónimo de "Varios Vecinos" por haberlas adjudicadas sin concurso, aunque demandara la urgencia durante una interinidad en tan corto espacio de tiempo.

Los restantes números de los artículos continúan abundando en sus explicaciones sobre los procedimientos seguidos en la subasta del Impuesto de Consumos, coincidiendo el penúltimo, del 3 de diciembre, con la noticia dada por el mimo Diario de Las Palmas por el que se cumple a su advertencia personal, si bien se hace a nivel institucional: «El Procurador D. Julio Boissier ha presentado ante el Juzgado de primera instancia de este partido, á nombre del Ayuntamiento de la ciudad de Árúcas, querellas criminales por injuria y calumnia cometidas por medio de la prensa, contra los Sres. D, Francisco Ojeda Hernández y D. Valentin Zamora».

El 14 de diciembre, el Diario de Las Palmas publica una carta remitida por Antonio Hernández, hijo del secretario municipal Ezequiel Hernández Rojas, en la que manifiesta su "pacífico" carácter: «A las doce de la mañana del Domingo nueve de los corrientes y en ocasión en que yo pasaba por la calle de San Sebastián, la casualidad me deparó á D . Valentín Zamora, que se encontraba en la calle de la Cruz, convergente, con aquella otra; en cuyo momento no pude menos de dirijirme á el, para pedirle explicaciones, como efectivamente se las pedí, sobre los groseros insultos é injustificadas ofensas que se había permitido inferir á mi citado padre por medio de la prensa. En esta corta entrevista, que tuvo lugar entre los dos únicamente, sin que nadie pudiera oir lo que pasó entre ambos, le exigí en pocas palabras cumplida satisfacción por aquellos desafueros; y como me hubiese contestado con evasivas, le califiqué cual se merecía y le escupí la cara, sin que se diese por aludido siquiera; viéndome entonces en el sensible caso de poner mis manos en su rostro.

No puedo menos que hacer constar la siguiente nota cómica cuando D. Valentín Zamora vio que diez ó doce personas se habían colocado entre ambos, se quitó con mucho énfasis los puños de su camisa para intentar acometerme, seguro como estaba ya de que las personas que intervinieron en la cuestión no habían de dejarme llegar á él.

Pero el Sr. Zamora en lugar de lavar, como corresponde á un hombre, la ofensa recibida por su parte, se dirije á la redacción de El Telegrafo para contarle sus cuitas al publico, él como niño á quien se dá una nalgada, vá á poner el castigo en conocimiento de su mamá. El público habrá visto que la incalificable conducta de D. Valentín Zamora es acreedora al más soberano desprecio por parte de todos; y que es muy distinto decir desde las columnas de un periódico que es un hombre (porque usa navaja-barba) á demostrarlo en otro terreno».

Conocido el ánimo de venganza que manifestó el hijo del secretario municipal, no parece creíble que pasara por allí de casualidad.

En diciembre fue difundida la pastoral de la Diócesis Canariensis sobre la recomendación del Papa León XIII, y la Carta Encíclica de Jesucrito Redentor de 1º de noviembre de 1900, de que se colocaran cruces en las cumbres más altas cómo símbolo de la cristiandad para recibir el nuevo siglo, que según se contó guardaba relación con la oración invocando a san Miguel que el propio Papa había compuesto cuando tuvo la profecía de los 100 años para expulsar a Satanás de la corte celestial y camparía por el reino terrenal, tal como se describe en Apocalipsis 12, creyéndose en aquellos tiempos que tal período se iniciaba con el cambio de siglo y así se protegía a la cristiandad.

Esta creencia en tiempos de un elevado misticismo llevó a la construcción de muchas cruces por todo el territorio nacional que fueron llamadas las "Cruces del Siglo", al igual que el cumplimiento del decreto de la Sagrada Congregación de Ritos de 13 de Noviembre de que también «... en la media noche del entrante Enero del año 1901 pudiera exponerse en templos y capillas para ser adorado el augustísimo sacramento de la Eucaristía dando facultad de leer ó de cantar en esa hora ante su divina presencia la sola misa de la fiesta que se celebra en la Circuncisión del Señor y Octava de Navidad, y á los fieles la de recibir por gracia especial la sagrada Comunión, ya dentro de la misa ó ya fuera de ella».


(Fedac)
Bruno Pérez González (abuelo paterno de este autor) maestro carpintero  del taller Mario Benavides Ponce, cortó y talló los dos maderos que compondrían la cruz de madera que con una inscripción latina que decía "El último día de 1899" se colocó en la montaña de Arucas, acto en el que colaboró su ayuntamiento. El primer cronista lo recogió el acontecimiento en su Cuaderno nº 1 como sigue:

«El domingo 30 de Diciembre de 1900 á media tarde, una porción de hombres subieron á cuestas á la montaña de Arucas los palos para hacer la crúz conmemorativa de fin de siglo. El palo mayor fue sacado de la cumbrera de un antiguo tejado perteneciente á una casa construida en el siglo diez y siete, ubicada en lo que hoy se llama de León y Castillo, vuelta al sur, y en cuyo lugar se ha edificado la casa numº 62 .- La crúz es de tea. Tiene la crúz de largo 12 varas de largo, la construyó el carpintero de esta población D. Mario Benavides Ponce, y para colocarla bien se hicieron unas gradas de mampostería, utilizando canterías sólidas que estaban por allí, costeando el Ayuntamiento y varios fieles los gastos ocasionados por la construcción, transporte, peana y erección de la cruz. Dirigió el trabajo de mampostería D. Manuel de Aguiar Henríquez.

En los días 29, 30 y 31 se hizo por la noche un solemne triduo preparando a las gentes para comenzar cristianamente el nuevo siglo. El 31 al oscurecer se hicieron muchas hogueras en esta jurisdicción como si fuese víspera de S. Juan; pues así rogó el Sr. Cura á los fieles que se hiciera.

Principio del siglo XX.- Dando las 12 de la noche del 31 de Diciembre se hizo un gran repique de campanas, comenzándose una misa  de tres sacerdotes en la que comulgaron más de 1.600 personas de ambos sexos, y más hubiesen comulgado si hubiera habido más confesores». 

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