Fue así como en las
elecciones al ayuntamiento ganaba la alcaldía el ahora capitán de milicias Luis Ponce Ponce, el ya citado hermano
de Antonio José, mucho más "conservador" y quien había
dado muestras de su tradicionalismo conservador cuando elegido en las
elecciones de 1836 se negó a jurar el cargo conforme al nuevo procedimiento
establecido. Esta vez tuvo que tragar "sapos"
si quería gobernar el Ayuntamiento y la Heredad, sacrificio que le va a
permitir convertirse en el líder del Partido
Conservador, que pasará a la historia de Arucas como el Partido Viejo.
Administrador de las
capellanías de Juan Mateo de Castro y de los Álvarez que aún no se habían
subastado, soltero y con alguna cultura "parda"
en derecho como se decía entonces (no universitaria), había desempeñado los dos
últimos años la Secretaría de la Heredad de Aguas. Nombró Secretario del
Ayuntamiento a Cleto Matos Afonso,
que paralelamente ejercería el mismo puesto en la Heredad de Aguas que él
pasaba a presidir en su condición de Alcalde.
Se convertirá en un
político de perfil "populista"
sabiendo que con ello ganará adeptos. Sigue con esmero la obtención de recursos
a través de las contribuciones, dado que ello le permitirá dedicarse al ornato
del pueblo, reparando caminos pidiendo "medio
tostón" (62,5 céntimos) como contribución especial al vecino que lo
usaba, adecentaba el casco urbano del pueblo, pagos y caseríos, y dictaba
bandos ordenando el encalado y albeado de sus fachadas, dando un plazo de un
mes o de lo contrario sancionaba al propietario con una multa de 40 reales de
Vellón, una auténtica barbaridad, aunque
hacía la vista gorda de reparar las que eran propiedad de las capellanías junto
a la plaza de san Juan, gastos que restaban remanentes agrícolas, aun siendo
del Estado. En esa labor propagandística de su mandato no olvidó encargar la
confección de una bandera para las fiestas patronales, eso sí, teniendo pendiente
de descontar el importe gastado en la compra de la tela y su confección en la
liquidación de los pagos del municipio a la parroquia.
Detalle (Fedac) |
Va a tener un pequeño
incidente durante las fiestas patronales, cuando su afán populista choca con el
agrio carácter del párroco accidental José
Antonio Rivero Mireles, quien despide de manera descortés a los músicos que
para amenizar la función había traído el ayuntamiento. No coincidían en las
formas y maneras nuestros protagonistas, pero menos aún en cómo actuar en la
demanda de los vecinos de Firgas que pretendían crear su parroquia
independiente eclesiásticamente de san Juan Bautista de Arucas.
Mientras se realizan los
largos trámites oficiales por corresponder su concesión a la Corona, a
propuesta del Gobierno nacional, el reconocido Ayuntamiento Constitucional de
la Villa de Firgas optó por solicitar de la Junta Superior del Gobierno de Las
Palmas que «...las cantidades conque
dicho pueblo contribuye para el presupuesto parroquial de ese de Arucas, al que
está unido en lo eclesiástico, se destine una parte a gastos del culto de la
ermita que fué del Convento dominico del mismo Firgas ...», petición a la
que accede la Junta con fecha 30 de septiembre de 1843 y da traslado al
Ayuntamiento Constitucional de la Villa de Arucas para su cumplimiento.
El Ayuntamiento de Arucas que no
quería significarse en este asunto, alegó que no podía incluir en el
presupuesto de la Parroquia de Arucas los gastos de la ermita de Firgas, pues
se verían disminuidas las asignaciones que por imperativo legal debían hacer
los ayuntamientos a las parroquias formalmente erigidas por la Corona. El
párroco siempre entendió que el alegato del ayuntamiento no fue lo contundente
para oponerse a la creación de la parroquia de Firgas, pues tampoco admitía que
se le restaran cantidades de su ya
mermada asignación económica tras la desaparición del Diezmo. En nuestra historia siempre se contó que era un pleito o enfrentamiento entre sus vecinos, aruquenses y firguenses, cuando la realidad era una discusión por los dineros de la parroquia de san Juan que el Estado obligaba a pagar al ayuntamiento a partir de la aplicación de la Ley de Desamortización de los bienes del clero secular; "santo dinero".
Con otros si tenía
aquiescencia el alcalde, quien con sus contactos a nivel insular, se las
agenció para que el Ayuntamiento de Las Palmas nombrara a su hermano Salvador José Ponce Ponce como su
representante ante las Cortes para
solucionar todos los trámites que la isla tuviera. Un sobrino de ambos Pedro Castellano Ponce, hijo de su
hermana casada con Juan Bautista Castellano
Marrero, se casaría con la hija del tinerfeño Carlos Grandy que ese año era
secretario del Ayuntamiento de Las Palmas, personaje del que se sospechó
provocó el incendio de las viejas Casas Consistoriales y después sería abuelo de
Corina Castellano Rodrigo Vallabriga, Condesa de Siete Fuentes.