viernes, 27 de febrero de 2015

1842 La interesada rebelión de los munícipes

Dentro de este ambiente en el que muchos se esconden, resulta elegido alcalde José Antonio Borges del Manzano, posiblemente el único que se presentó para ser nombrado por el Gobernador. Unos se escondían rechazando el liberalismo del Estado regentado por Espartero, y otros para no verse inmiscuidos en el conflicto permanente que la parroquia ya empezaba a manifestar con los políticos locales, que tenían que cumplir con lo dispuesto en las Leyes de Desamortización para acabar con el Antiguo Régimen de la propiedad, además de perder el párroco su privilegiada posición de estamento. El padre del elegido, Juan Borges del Manzano emigrado a Cuba, tuvo que regresar a las islas antes de que se cumplieran los tres años de la muerte de su tío el presbítero Gregorio Borges del Manzano, quien había testado en 1770, dentro del plazo establecido para tomar la posesión de la capellanía que fundó con siete fanegas de tierras.

No dudamos que conocería del infortunio de un hermano de su padre, Gregorio Borges del Manzano, homónimo del presbítero, quien en su juventud había sido uno de los que «llevavan la voz del bullicio» del Motín del 5 de mayo de 1800, convocados al toque de caracolas los vecinos de La Goleta bajaron para abrir el granero del Marqués del Buen Suceso, siendo condenado por la Audiencia a «seis años de Presidio en el de Seuta con aplicación del serbicio de las Armas, y no  siendo aptos para ella, en tres Arcenales». Fue un claro motín por la subsistencia de un pueblo que presenciaba que el grano era vendido al Regimiento, en tiempos de desabastecimiento por el acoso de las flotas corsas de las Coronas europeas. Años después sería acusado el entonces alcalde constitucional Mateo de Matos Quintana por consentir la "asonada" revolucionaria.

Sí parece, por lo acontecido durante su mandato, desconocía como se las traían en la política local de Arucas en estos tiempos, encontrando muchos problemas en el Ayuntamiento donde fue recibido con uñas y dientes, más aún cuando quien mandaba la mayoría de los Regidores era el Alcalde 2º, quien sin aparecer en los papeles estaba allí mandado por algún "gallo tapado" para que se guardaran sus intereses en las decisiones, incluidas el cambio de nominación de la plaza de San Juan, a la que quería llamar "de La Constitución", o la fijación del cartel de su edicto sobre la demora en el pago de las contribuciones, así como en el expediente sancionador al portero que fijó el cartel ordenado por el Alcalde 2º.

De la primera iniciativa al pretender quitar el nombre del Santo Patrono del pueblo, supo escapar de las iras del párroco y sus seguidores "conservadores" cuando adquirió para la parroquia el órgano de la ermita del Espíritu Santo de la Ciudad, y estrenarlo en las fiestas patronales, además de movilizar a la compañía de milicias de Arucas, mandada por el teniente Manuel Díaz, para que desfilara acompañando al santo en su procesión.      
La rebelión de los obreros, pintura de J. Castillo Arriola
Con relación al expediente sancionador al portero, que en el fondo era un pulso con el Alcalde 2º, un también desconocido Pereira, se convocó una nueva sesión para debatir el caso, pero como se celebraban en los locales habilitados del Pósito, donde le esperaba otra encerrona de los partícipes de la Heredad de Aguas que querían conocer de las incautadas aguas del "Chorro de san Juan",  decidió desconvocarla y no acudir alegando indisponibilidad.

El Secretario la mantuvo siguiendo instrucciones del Alcalde 2º, tomándose el acuerdo de trasladar al Jefe Político la ausencia del Alcalde 1º y pidiendo se faculte a tal fin al Regidor de "mayor edad" Antonio González Guerra, quien había sido Alcalde de agua de la Heredad en 1838 y 1839, nombrado por Antonio J. Ponce Ponce, quien se encontraba "dándose un margullo" con Gregorio Domingo Barbosa desde que Espartero asumió la Regencia, y más cuando se conocía que el regente mandó fusilar a los generales Manuel Montes de Oca, Borso de Carminati y Diego de León, por su participación, en el fracasado pronunciamiento financiado por la madre de Isabel II y ex-regente María Cristina de Borbón desde su exilio en París, y organizado por el incombustible Antonio Alcalá Galiano del Partido Moderado y el militar Ramón María Narváez.

Las secuelas del fracasado pronunciamiento fueron los resultados de las elecciones municipales a nivel nacional, las mismas en las que se había elegido a José Antonio Borges Del Manzano, que comportaron una notable reacción de republicanismo pidiendo la supresión de la Monarquía y la reducción del gasto militar, emergiendo así un movimiento político más radical que el Partido Progresista defendiendo una democracia plena bajo un sistema de república federal. Con estos ambientes políticos, el Jefe Político se abstuvo y no tomó decisiones sobre el acuerdo que le había trasladado el ayuntamiento de Arucas.

Esta "pinza" política en que gobernaba Espartero, entre un Partido Moderado -que sacaba provecho electoral de la profunda bancarrota de la Hacienda del Estado, aún a pesar de que aceleraban las subastas de los bienes eclesiásticos desamortizados para obtener recursos económicos- y la aparición a su izquierda de un creciente movimiento republicano-federal, debilitaba cada día su posición, ya desgastada en apoyos por no permitir la participación de su propio Partido Progresista en sus decisiones, y envalentonaba a los "moderados", que ante el fracaso de la acción militar optaban por la acción civil para recuperar su espacio perdido y en Arucas comenzaban a salir del "margullo".


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