En este año se producía el inicio del
estancamiento y retroceso de la población de la villa derivada de la crisis de
la cochinilla que se proyectará durante dos lustros.
El censo electoral incluía a 192
contribuyentes y por capacidades se sumaban el párroco accidental Pedro Regalado Hernández Armas, el
secretario del ayuntamiento Prudencio
González Romero, el médico Domingo
Calimano Penichet, el farmacéutico Miguel
Grau Bassas, los maestros de 1ª enseñanza Esteban Quintana, Manuel
López Gómez y Antonio del Rosario, y al retirado Antonio Lorenzo González. Ya no era fácil controlar a los electores
para obtener la mayoría, más aún cuando los "leoninos"
están con la estructura partidaria debilitada.
El ayuntamiento seguía adelante con la
obra de la nueva fachada del cementerio, algo retrasada por la construcción de
las capillas interiores que habían solicitado vecinos influyentes de su propio
peculio, y el alcalde Antonio González
González daba cuenta en enero que ya se habían invertido 6.000 pesetas del
importe presupuestado, procedentes de los impuestos cobrados porque la
indemnización recibida del Estado se había evaporado como por arte de magia.
Cuando el poderoso líder Fernando León y Castillo accedió a la
Subsecretaría de Ultramar en su carrera política hacia el Ministerio, en la
isla su hermano el ingeniero Juan León y
Castillo entablaba sus pugnas personales con Pedro Bravo de Laguna y Joven, hermano de Agustín quien mandaba la
facción de los "agustinos",
acentuando el carácter jerárquico del partido "leonino". Estas lucha personales hicieron perder la
estructura que habían heredado del viejo "partido
bombero", favoreciendo de alguna manera que se mantuvieran
ayuntamientos como el de la villa de Arucas gobernado por el alcalde Antonio González González, que
aparentemente no pertenecía a ninguna "dinastía"
histórica y tenía visos se mantuviera por algunos años más con el apoyo de
algunas fuerzas fácticas no adscritas al partido como pudiera ser Bruno González Castellano y los hermanos José y Rafael Suárez González, todos
con tierras próximas al barranco de Los Palmitos.
El párroco Pedro Regalado Hernández Armas, natural del barrio de La Portadilla
(San José) en Las Palmas, llegó a Arucas con el anterior párroco, al que
sustituyó por su enfermedad, para ser nombrado Maestro de Primeras Letras, en
un singular concurso municipal que ganó por su condición de "fraile exclaustrado del convento de San
Pedro Mártir y durante algún tiempo
secretario del Sr. Obispo Codina", quedando descartado otro opositor
maestro académico. En 1878 se nombra coadjutor de la parroquia de san Juan al
gomero Teótimo Darias Padilla.
Los desaparecidos lavaderos en el inicio de la carretera a Bañaderos (Fedac) |
El 1º de marzo en las nuevas Casas
Consistoriales, ante la presencia del alcalde Antonio González González, por parte del Tesoro se procedió al pago
de los terrenos expropiados en la jurisdicción de Arucas para las obras del
quinto trozo de la carretera de Las Palmas a Agaete, concretamente el que
llegaba hasta la Costa de Los Bañaderos, lugar que ya por este año empieza a
conocerse en plural.
Este acto comportaba un hito de
notable importancia pues consolidaba el trazado de dicho “quinto trozo”,
atravesando las tierras colindantes al barranco de Los Palmitos, entonces
considerado el corazón de los siempre díscolos de los políticos locales en el
poder, discurriendo a través de las tierras de Bruno González Castellano y la familia Suárez González, acercaba a los vecinos de la Costa de Los
Bañaderos, facilitando el envío por la carretera de sus productos al puerto de
Las Palmas. El trazado prescindía y abandonaba las entradas a la Villa, por el
Camino Viejo (o del Árbol Bonito) y por el Puesto Escondido a través de El
Cerrillo, al construirse un acceso atajando desde el inicio de este último hasta
los lavaderos y la Cantonera Real.
En la sesión plenaria
del 15 de abril se adoptó el acuerdo de contratar como secretario interino a Ezequiel Hernández Rojas, que fue
confirmado dos meses después y que será protagonista importante de la vida política
al jubilarse en Arucas, siendo un pilar fundamental para los “leoninos” de
Arucas. Llegó procedente de Tenerife, casado con Catalina Reyes Armas. Su traslado a la villa de Arucas comportará
un año después que establecieran aquí todas las féminas de la familia: su madre
viuda Ángela Rojas Báez, su suegra viuda
Andrea Armas González, y sus tres cuñadas
solteras Basilia, Enriqueta y Eulalia Reyes Armas que echarán raices en la villa.
Pero no todo son buenas
noticias para la villa en este mes. La Administración
Económica Provincial ante la delicada situación desencadenada por la caída
de la cochinilla, requirió a muchos rematadores de bienes desamortizados en
Arucas el pago de los pagarés de vencimiento 1º de marzo, por distintos importes
inferiores a las 1.000 pesetas, representando los de la villa un
desproporcionado número que hemos de tomarlo como indicador de las dificultades
económicas vividas entonces en la villa.
La nómina sin
distinción, incluye personas bastante conocidas entonces: Manuel Afonso Marrero, José Afonso Matos, Salvador Afonso Matos, Luis
Barbosa, Domingo Barbosa Pérez, Domingo Cabrera Barbosa, Francisco García
Marrero, Bruno González Castellano, Manuel Granado Afonso, Juan Guerra Ponce, Francisco
Hernández González, Francisco León Rodríguez, Valentín Lorenzo Matos, Julián Marrero, Rafael Marrero, Tomás Marrero
Ponce, José Matos Suárez, Juan Medina Marrero, Matías Medina Marrero, Pedro
Medina Matos, Juan Pérez Guerra, Rafael Ponce Armas, Manuel Reyes Medina, Francisco
Mª Rodríguez, Juan Rafael Rodríguez, Manuel Rodríguez Cabrera, Juana Rodríguez
Cardoso, Leonardo Rodríguez Pérez, Esteban Santana, José Suárez González y Rafael Suárez González.
En los pagarés que
vencieron el 22 de marzo fue requerido Justo
Hernández por cinco obligaciones que sumaban 1.894,18 pesetas; en los que
vencieron el 1º de mayo, además de dos de pequeña cuantía de Juan de
Dios Martín y Antonio Suárez Navarro,
encontramos otros de mayor cuantía, como Salvador
Pérez Ramos con uno por 1.681,23 pesetas y tres de Juan Ponce Marrero por un total de 8.341,50 pesetas; y en los de 16
de junio, además de uno de menor cuantía de Esteban
Santana, encontramos al hijo del anterior Rafael Ponce Armas con uno de 2.293,50 pesetas.
Imaginamos que tuvieron
que hacer frente a su deuda de alguna forma con moratorias, pues de lo
contrario la propiedad desamortizada adquirida por el remate hubiera sido embargada,
como ocurriera con las azadas de aguas de la Heredad expropiadas a la Fábrica Parroquial de san Juan,
rematadas por el político Antonio López
Botas, que por su declaración de quiebra e impago fueron de nuevo subastadas
en mayo. No había perdón para nadie dada la situación del Tesoro Público
después de tantos gastos de guerras carlistas, cantonales y en Cuba.
Ante este escenario
desolador, al menos ya había agua de abasto para la población más necesitada. Después
de muchos esfuerzos y tras ser recubierta con argamasa por las muchas pérdidas
que tenía la tubería que desde la Fuente
de El Hierro traía el agua para el abasto público donada por Alfonso Gourié Álvarez-Conde, la fuente
pública construida en la calle de san Pedro ya estaba terminada y surtiendo de
agua potable a la población.
La Fuente Pública en la antigua calle de san Pedro (Fedac) |
La fuerte disminución de
familias de colonos por el abandono de la cochinilla, comportó que la escuela
nocturna se fuera quedando sin el alumnado adulto que durante el día trabajaba
la tierra. Ante esta realidad, el ayuntamiento quiso mantener la asignación y
maestro que tenía para la misma y solicitó autorización para aplicar los mismos
a una nueva escuela diurna. La Comisión Provincial del 20 de septiembre daba
traslado de la resolución estimando la solicitud:
«Trasladar al Ayuntamiento de Arúcas para su conocimiento y
el del interesado la Real orden de 14 de Agosto último resolviendo el
expediente instruido por dicha Municipalidad para suprimir la escuela nocturna de
adultos creada en 1861 y establecer en su lugar una diurna en el caserío de
Trapiche».
No dudamos que fue de
plena satisfacción para el alcalde Antonio
González González, quien había protagonizado la apertura de escuelas en los
pagos que en 1861 iniciara bajo el mandato del alcalde Miguel Suárez Ponce y continuara en 1863 con el de Bruno González Castellano, culminar con
el Trapiche, pago perteneciente a su zona de influencia.
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