martes, 28 de abril de 2015

1899 La primera piedra de la presa de El Pinto

La corporación municipal de la que es alcalde Pedro Marichal Álvarez, está integrada por los siguientes concejales Pantaleón Quevedo Ferrera, Manuel del Toro González, Francisco Pérez Marrero, Miguel Pérez Pérez, Domingo Cabrera Barbosa, Salvador Hernández González, Antonio Guerra Navarro, Antonio Castellano Pérez, Demetrio Granado Marrero, Juan Lorenzo Guerra, Juan Andrés Suárez Guerra, Francisco Hernández Marrero, Martín Afonso González y la vacante de Leonardo Rodríguez Pérez por fallecimiento.

Los diez mayores contribuyentes son Ramón Madan Uriondo, Ricardo Suárez Guerra, Domingo Guerra Marrero, Manuel Suárez Rosales, José González Martin, Rafael Suárez González, Domingo Suárez Guerra, Francisco Ponce Martínez, Pedro Castellano Ponce y Manuel Fernando Marrero Ponce.

El año se inicia con fuertes aguaceros que ocasionan un derrumbe en una casa-cueva en el Tabaibal de la montaña, en el que perecen dos hermanos jóvenes. De otras noticias pocas, y referentes a los partidos en Arucas, las que más abundan ahora son las referidas a las riñas de gallos y al partido de Arucas, que compite en la gallera del Circo Cuyás de la capital con el partido de San José, donde destacan los gallinos, giros y colorados de Manuel Fernández, Agustín del Castillo, Pedro Castellano, Ricardo Suárez, Bernardino Ponce y de Cruz.
 
Topográfico de las presas de El Pinto (cit. J. González Gonzálvez)
Después del fracaso en la obtención de la licencia para la construcción de la presa en La Caldera, en gran medida por la oposición del gobernador civil a la expropiación forzosa del suelo a la familia Bravo, a petición de muchos herederos se había retomado el proyecto de su construcción en el barraquillo de El Pinto llevándose a la Junta de Gobierno de la Heredad de Aguas de 11 de Septiembre de 1897, entonces presidida por Pedro Castellano Ponce, en la que se estudiaron los suelos a ocupar y sus propietarios para iniciar las negociaciones.

El impulso dado en esa reunión llevó a la inmediata convocatoria de la Junta General del 24 de Octubre del mismo año, que acordó facultar ampliamente a la Junta de Gobierno  para definir la mejor fórmula de financiación, iniciar las gestiones con los propietarios del suelo y encargar el proyecto de construcción. Después de tantos años de desesperanza por la oposición de los “aguatenientes” a su construcción, se quitaron muchos palos que ponían en la ruedas de este singular proyecto que venía a facilitar los nuevos cultivos intensivos de regadíos, pues además de la caña de azúcar ya venían plantándose las plataneras.

Se barajaron varias fórmulas de financiación, desde la emisión de un empréstito, la suscripción de un préstamo e inclusive  aumentar «la dula un día más para el Secuestro completo de las 24 azadas de agua de ese día 32 de dula, mientras fuere necesario», o la combinación de varias de dichas fórmulas. Prácticamente no se permitió un respiro, y en la sesión del 30 de octubre se había designado la comisión formada por el Presidente, Pedro Castellano Ponce, Francisco Gourié Marrero y Ramón Madan Uriondo, que con el asesoramiento legal Tomás García Guerra se ocupó de los temas jurídicos e ingeniería; y paralelamente otra formada por Francisco Ponce Martínez, Norberto Henríquez Hernández y Francisco Gourié Marrero que se encargarían de las negociaciones para la compra del suelo.


Plan de sección (cit. J. González Gonzálvez)
La primera fórmula de financiación fue el aumento de un día en la dula y el secuestro y venta de sus aguas para su remate durante 1898, en un hilo de 375 pesetas por cada una de las 24 azadas al año, que permitía afrontar los gastos en que se fueron incurriendo y avanzar en la negociación de la compra de los terrenos, con tal prontitud que en la Junta General de 6 de Junio se informaba haberse firmado las escrituras de compraventa, después de haberse establecido dos meses antes las condiciones de emisión del empréstito cuya oferta se hizo a los herederos: por una cuantía total de 75.000 pesetas en tres series de Obligaciones tipo A, B y C, de 25.000 pesetas cada serie y obligaciones de 250 pesetas cada una, trasmisibles entre herederos, garantizando un interés del 5% anual, cuyo desembolso y reembolso a los inversores se establecería por sorteo. Aunque algunos herederos propusieron se anulara el Secuestro de aguas dada la cuantía del empréstito, no se accedió a tal propuesta por el tamaño económico de la obra del vaso y las acequias de salida de aguas.

Sólo quedaba colocar la primera piedra, acto que representaba un hito histórico para Arucas y que merecía el máximo esplendor, invitando a todos los herederos y autoridades locales e insulares, por lo que se creó una comisión organizadora de tal evento integrada por Francisco Ponce Martínez y Francisco Gourié Marrero.

Dice la crónica de la Heredad que el «… domingo 23 de Abril de 1899, espléndido día de luz de nuestra primavera, fue un gran dia en Arucas. Gran concurso de público asistió al barranquillo de Pinto, y siendo la 1 1/2 de la tarde y amenizando el acto una banda de música de la localidad y la presencia de la Junta de Gobierno de la Heredad, compuesta por los señores D. Francisco Ponce Martinez que ejercia la Presidencia, D. Ramón Madán Uriondo, D. Francisco Gourié Marrero, D. Manuel Suárez Rosales, D. Rafael Rosales Marrero, D. Manuel Rosales Marrero, D. Pedro Suárez Pérez, D. Valentín Lorenzo Matos, D. Luis García Guerra y D. Pantaleón Quevedo Ferrera y, previa la bendición del sitio efectuada por el Párroco D. Francisco Cárdenes Herrera, asistido del Coadjutor 0. Leopoldo Gil Navarro, y con asistencia del Ingeniero autor del proyecto y Director de las obras D. Orencio Hernández Pérez, se procedió a la colocación de dicha primera piedra por D. Francisco Ponce y D. Francisco Gourié, levantándose acta de ello, uno de cuyos ejemplares se puso dentro de la misma. Las Autoridades y Herederos fueron luego obsequiados por la Comisión citada en las Casas Consistoriales de Arucas».

Fue el acontecimiento más esperado en la ciudad, la colocación de la primera piedra de la Presa del Pinto de la Heredad de Aguas que tantos años había costado alcanzar una decisión mayoritaria por los herederos. El primer cronista lo relata así, tomando la información de los archivos parroquiales que por error la fechó en el domingo siguiente 2 de mayo:

«… se puso la primera piedra de la Represa de Arucas. Á este fin, á eso de las tres de la tarde, salió el párroco de Arucas con capa pluvial, cruz y ciriales, acompañado de varios sacerdotes con roquete y una comisión de la Heredad de este pueblo al barranquillo de Pinto, donde bendijo el solar y la primera piedra; dentro de la cual se pusieron un duro y una peseta, periódicos del día tirados en esta Isla, y un acta conmemorativa del acto firmada por los herederos. El gentío por aquellas lomas y fondo del barranco era enorme.
 
Gregorio Chil y Naranjo (Museo Canario)
Entonces era presidente de la Heredad D. Francisco Ponce Martínez, quien en compañía de D. Francisco Gourié Marrero asentó la primera piedra hecho lo cual, subido á un montón de cascajo pronunció D. Francisco Gourié un discurso patriótico alusivo al acto, haciendo á continuación el Dr. D. Gregorio Chil y Naranjo uso de la palabra, felicitando á los hijos de Arucas por su amor á la agricultura y por saber emplear tan bien sus capitales y recordando á D. Alfonso Gourié, que en tiempos pasados quiso realizar aquella obra y no pudo y manifestándole ante todos su sincero agradecimiento por haberle en su juventud prestado su franca protección para seguir su carrera y llegar al puesto envidiable que en la sociedad ocupaba actualmente».

Francisco Ponce Martínez, que fue alcalde y concejal en varias ocasiones, era hijo y sobrino de los también alcaldes Antonio J. Ponce Ponce y Luis Ponce Ponce, era socio de Francisco Gourié Marrero en las extracciones de cal y piedra.

También la prensa “liberal” se ocupó da dar oportuna información del acto: «Con bastante lucimiento y entusiasmo, se ha celebrado en la ciudad de Arúcas el acto para colocar la primera piedra en la magna obra denominada Presa del Pinto, que ha de realizar aquella Heredad. La ciudad de Arúcas está de enhorabuena, pues el proyecto referido aumentará la mucho la riqueza de sus aguas».

En el mismo mes salta la buena noticia que el ministerio de Fomento ha incluido la construcción de la carretera de Arucas a Teror para el próximo ejercicio económico, que facilitaría las comunicaciones con la villa mariana y con el centro de la isla cuyos únicos accesos para carretas eran los muy antiguos del camino de los Ingenios hacia Los Altabacales y el de Santidad y Riquianez para llegar hasta El Palmar, el tramo más dificultoso que solo podía ser transitado ocasionalmente por mulas con serones para acarreo.

En julio el ayuntamiento vuelve a difundir noticias propagandísticas sobre su proyecto de acometer el alumbrado del casco y los estudios que se están siguiendo, aunque sigue deambulando con la traída de la luz desde Las Palmas:

«El Ayuntamiento de la ciudad de Arúcas tiene el firme propósito de instalar el alumbrado eléctrico en aquella localidad. Al efecto el ingeniero Sr. Wandeoberk ha hecho ya los proyectos para la referida instalación. Puede aprovecharse para ello un salto de agua ó llevarse la energía eléctrica desde esta ciudad, siendo á lo que parece, este último proyecto el que ha de prevalecer, por que resulta más económico para el Ayuntamiento de Arúcas, que ahora y siempre se hace acreedor al aplauso de sus administrados».
 
Carretera Arucas-Teror (Fedac)
No pierde ocasión el ayuntamiento de convertir cualquier visita en un acto propagandístico, siempre buscando su reflejo en la prensa liberal, como cuando en la segunda quincena de octubre realizó su visita pastoral el obispo que «fué recibido en aquel pueblo con extraordinaria solemnidad al girar ahora la santa visita Pastoral. Arcos, enramadas y música se prepararon por el Ayuntamiento y el vecindario á cuyos agasajos se mostró sumamente agradecido nuestro virtuosísimo Prelado. También nos dicen que resultó un acto nunca visto en aquel pueblo el solemne bautizo por el Sr. Obispo de un hijo de nuestro estimado amigo D. Antonio Hernández, apadrinándolo su abuelo materno nuestro amigo D. Luis Ojeda Pérez».

El referido abuelo del niño bautizado es el Fotógrafo de la Real Casa y Corte, natural de Arucas (1847) que dejó uno de los más valiosos archivos gráficos de la isla con estampas etnográficas de sobresaliente interés, para quien el Ayuntamiento solicitó la concesión de la Gran Cruz de Carlos III.

El último domingo de noviembre el Batallón de Cazadores nº 2 recibía honores siguiendo la costumbre que se había impuesto el ayuntamiento para así tener presencia en la prensa amiga: «El domingo último fué objeto dicho batallón, en la ciudad de Arúcas, de grandes muestras de afecto. El Alcalde de aquella ciudad, nuestro querido amigo D. Pedro Marichal, obsequió á los jefes y oficiales con un lunch, consiguiendo del Gobernador de la plaza que el batallón permaneciera en Arúcas hasta su regreso á Las Palmas. Aplaudimos con el mayor gusto el patriótico proceder de los pueblos de Gran Canaria visitados por dicho batallón, por que esas muestras de afecto á nuestros soldados revelan el amor entrañable que aquí se siente por la patria».

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