En este conflictivo escenario
a nivel nacional de alternancia en el poder, se modificó la ley electoral municipal
para que la renovación bienal del ayuntamiento se realizara en el primer mes
del año en lugar julio. Después de una año “inédito
y de soledad” como lo hemos calificado, se inicia un año totalmente
distinto en su proyección social, de “bombos y platillos”, como si la elección
de un alcalde que ejerciera de titular lo revitalizara y conectara con el
entonces órgano de difusión del partido “leonino”, el “Diario de Las Palmas” que el mismo
día 3 de enero, en un pequeño suelto da cuenta de distintos nombramientos de
alcaldes citando para Arucas a Manuel
González Martín. Pero siguen las demoras en la liquidación de los
presupuestos y la publicación del censo electoral.
Coincide además en la
villa la celebración de las "ostentosas"
fiestas de san Sebastián con solemne misa, sermón y procesión, paseo con música
por la tarde y baile de máscaras en El Liceo, además de la acostumbrada gran
feria de ganados que convocaba a los labradores de todos los pueblos vecinos,
como si ellas fueran el anticipo de mayores celebraciones. También había sido
elegido Diputado Provincial Rafael Ponce Armas y suplente de la Junta
Provincial del Censo Electoral.
El intermitente alcalde
accidental durante el mandato anterior Manuel
González Martín, al asumir el cargo de alcalde titular protagoniza en unión
de los políticos conservadores y liberales de la villa, una auténtica
campaña pública en la que destacaban los hitos alcanzados durante la
Restauración borbónica. Probablemente pretendían desdramatizar la orfandad que
padecían desde que Fernando León y
Castillo adoptara dos años atrás la decisión de «no hacerse cargo de los asuntos de Gran Canaria en las Cortes»,
cuando el propio ahora alcalde durante su accidentalidad le había telegrafiado encareciéndole
desistiera de su decisión, dado que los «intereses de la isla podrían
resentirse», más aún en el momento político que se vivía con el alza de los
republicanos, la aparición del Partido
Socialista Obrero y el sindicalismo.
Fue así como ganó fuerza
la iniciativa de alcanzar el título de "ciudad" para la villa,
dándose el primer paso cuando se invitó al gobernador civil Luis Felipe García
Marchante a visitar la villa en el mes de marzo. La crónica periodística del
Diario de Las Palmas, entonces órgano de los liberales como ya se ha dicho, es bastante elocuente del interés político que la
jornada del día 5 de marzo tuvo.
«Al llegar al puente de Tenoya una comisión presidida por
el Sr. Alcalde de la referida villa esperaba al Gobernador civil, en donde
después del saludo natural, se incorporaron á la comitiva. En la plaza de San
Sebastian la banda municipal dejó oir sus acordes, mientras la Autoridad civil
visitaba el Ayuntamiento.
De allí pasó luego a la fábrica de San Pedro, en donde
acompañado por el Sr. Gourié examinó todos sus departamentos y admiró la
precisión y el esmero que en todo existía y las grandes
condiciones de la máquina. Todos los concurrentes fueron luego obsequiados con
un espléndido lunch por los Sres. D. Laureano Armas y D. Francisco Gourié y
gratamente impresionado con aquel espectáculo grandioso para nuestro país,
dirigieronse nuevamente al Municipio, en donde les esperaba un abundante y bien
servido refresco.
Animados todos del mismo deseo, hablóse de los progresos de
aquella trabajadora é industriosa villa, pronunciándose más tarde elocuentísimos
brindis por el Sr. García Marchante, Massieu (D. Felipe) y Díaz (D. José),
encaminados todos á manifestar la satisfacción que habían experimentado al ver
los progresos y adelantos que allí existen y los Sres. Ponce (D. Rafael), Peña
(D. José) y Blanco (D. Joaquín), que dieron la bienvenida á la primera
autoridad civil de la provincia, El acto terminó con las gracias que dio el
alcalde por las lisonjeras frases que á la villa de Arúcas se habían dedicado.
Terminado éste el Sr. Gobernador regresó á esta ciudad á
las siete de la noche satisfecho de la visita que había hecho y de la buena
Administración municipal que había encontrado, así como también del carácter
afable de las personas que tuvo ocasión de tratar».
No es casual la
presencia de los poderes fácticos aruquenses y la frase que entresacamos del
tercer párrafo «hablóse de los progresos
de aquella trabajadora é industriosa villa». Todo era boato, pues la
desacertada frase del último párrafo «de
la buena Administración municipal que había encontrado» será enmendada por
posteriores acontecimientos que veremos más adelante.
En el mes de junio el
ayuntamiento acuerda el ensanche de la calle León y Castillo desde la Escuela a
la Plaza del Mercado, con el fin de dar mayor prestancia a la nueva calle principal
de la Villa, cuya nueva alineación permitiría el retranqueo y construcción de
fachadas de planta alta en las casas colindantes al edificio del Ayuntamiento.
Después de distintas
visitas de los regimientos de milicias y cazadores a la villa, y unas celebradas
fiestas patronales, en el mes de julio el invitado fue el Capitán General
Marqués de Ahumada, cuya crónica periodística vuelve a ser una auténtica loa a
la villa:
«Siempre ha respondido por modo harto elocuente la
industriosa, así deba llamársela, villa de Arucas, á toda clase de
manifestaciones, poniendo muy alto el grado de su cultura. No era posible no,
que en los actuales momentos, tratándose de la visita, honrosa por todo
extremo, como la del general Ahumada, que á la ilustración vastísima de
militar, reúne la finura, delicadeza y distinción que caracteriza a la persona
acostumbrada de frecuentar los grandes salones de la alta sociedad, dejara de
revelar también ahora la cortesía y afectuoso agrado con que aquí se recibe, á
personaje que, como nuestro general, tanto vale, y á quien debemos no poco
agradecimiento.
Por ello fué que la villa de Arúcas había sido trasformada
completamente. Elegantes arcos triunfales se levantaban en la carrera; vistosas
colgaduras adornaban los edificios; las gentes todas, grandes y pequeños,
hombres y mujeres, pobres y ricos, esperaban anciosas la llegada del general,
que fué recibido en la jurisdicción de la villa por este Ayuntamiento, por
elementos del orden militar, civil y eclesiástico, y además por no pocas
personas particulares que luego unieron sus carruajes al que conducía á S. E.
hasta su entrada en Arucas, que fué verdaderamente soberbia. El recibimiento á
más de cordial, expontáneo; la banda de música dejaba oir sus acordes y
mientras las campanas eran lanzadas vuelo y millares de cohetes voladores, ensordecían
el espacio. Asi y enmedio de constantes aclamaciones dirigiose el general á la
magnífica casa que le había sido destinada para su alojamiento. Allí se les sirvió
el almuerzo, y luego acompañado del general Alaminos y de varias distinguidas personas
de la villa visitó la iglesia parroquial, Casas consistoriales, fábrica
azucarera de San Pedro, que llamó estraordinariamente su atención, jardines de
Gourié y quinta de D. Ramón Madan, el cual afable y cortés, obsequió al general
Ahumada y demás acompañantes, con, vinos, licores, pastas, helados y ricos
tabacos. Visitó después la compañía de reservistas compuesta de cerca dé ochocientas
plazas, y por su buen estado de instrucción dirigió frases encomiásticas a su
comandante don Rafael Ponce de Armas.
Mientras tanto, tenía lugar en la extensa plaza de San
Juan, perfectamente engalanada, un magnífico paseo, por cierto bastante concurrido,
al cual le prestaban mayor atractivo la belleza de estas mujeres, que compiten en
hermosura con las flores de estos jardines que antes habíamos visitado. Al
paseo también asistió el general, que no cesaba de expresar su reconocimiento por
los obsequios que se le hacían.
Esas mismas frases de reconocimiento, pero con la exquisita
finura que sabe hacerlo el marqués de Ahumada, repitió por la noche en el espléndido
banquete que le fue servido.
Con el baile dado en El Liceo dio fin la serie de obsequios
tan brillantemente dispuestos con que ha obsequiado esta villa al general. En
esta reunión puede decirse muy bien que se echó el resto, porque la animación rayó
en lo indecible. El ambigú estuvo exquisito y abundante sin que se omitiera
detalle alguno en los diferentes actos aquí celebrados.
El general se muestra complacidísimo, y agradecido en extremo
a esta villa y en particular a su Ayuntamiento. Expresa su admiración por hallar
en el interior de Gran Canaria una localidad de la importancia de la Villa de
Arucas. Esta se ha portado como un pueblo grande por su generosidad,
digno por su nobleza».
(Fedac) |
Queriendo dar una prueba de mi Real aprecio á la villa de
Arúcas, provincia de Canarias, por el aumento de su población y progreso de su
industria y comercio:
En nombre de Mí Augusto Hijo el Rey D. Alfonso XIII, y como
Reina Regente del Reino,
Vengo en conceder á la expresada villa el título de ciudad.
Dado en San Sebastián á nueve de Agosto de mil ochocientos
noventa y cuatro.-
María Cristina.-
El Ministro de la Gobernación, Alberto Aguilera y Velasco.
Días antes el órgano de
difusión de los liberales ya se había
encargado de adelantar la gran noticia: «Según
nos dicen los despachos que nuestro corresponsal telegráfico nos trasmite desde
San Sebastián, anoche firmó S. M. la Reina un Real decreto, concediendo el
título de ciudad á la villa de Arúcas. La gracia otorgada al par que como tal
es preciso considerarla, no es por tanto menos merecida, pues sabido es por
todos la importancia que tiene por su laboriosidad, industria y riqueza la hoy
llamada ciudad de Arúcas. A nuestros
representantes que tal título han conseguido para aquella población nuestras
más cumplidas felicitaciones que hacemos extensivas á todos los vecinos de la
ex-villa de Arúcas, y en particular a la corporación municipal que la
representa».
Para rematar un año de
mucho lucirse los políticos locales, a final de diciembre llega al Puerto de la
Luz el material necesario para instalar el alumbrado en el Fábrica de San Pedro,
"agitándose en el pensamiento" de
la ahora ciudad la extensión del alumbrado al casco urbano, cuando la capital
insular aún estaba pendiente de conocer el verdadero interés de una firma
italiana para disponer de alumbrado público.
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