lunes, 20 de abril de 2015

1894 El título de Ciudad y la visita del General Ahumada

En este conflictivo escenario a nivel nacional de alternancia en el poder, se modificó la ley electoral municipal para que la renovación bienal del ayuntamiento se realizara en el primer mes del año en lugar julio. Después de una año “inédito y de soledad” como lo hemos calificado, se inicia un año totalmente distinto en su proyección social, de “bombos y platillos”, como si la elección de un alcalde que ejerciera de titular lo revitalizara y conectara con el entonces órgano de difusión del partido “leonino”, el “Diario de Las Palmas” que el mismo día 3 de enero, en un pequeño suelto da cuenta de distintos nombramientos de alcaldes citando para Arucas a Manuel González Martín. Pero siguen las demoras en la liquidación de los presupuestos y la publicación del censo electoral.

Coincide además en la villa la celebración de las "ostentosas" fiestas de san Sebastián con solemne misa, sermón y procesión, paseo con música por la tarde y baile de máscaras en El Liceo, además de la acostumbrada gran feria de ganados que convocaba a los labradores de todos los pueblos vecinos, como si ellas fueran el anticipo de mayores celebraciones. También había sido elegido Diputado Provincial Rafael Ponce Armas y suplente de la Junta Provincial del Censo Electoral.

El intermitente alcalde accidental durante el mandato anterior Manuel González Martín, al asumir el cargo de alcalde titular protagoniza en unión de los políticos conservadores y liberales de la villa, una auténtica campaña pública en la que destacaban los hitos alcanzados durante la Restauración borbónica. Probablemente pretendían desdramatizar la orfandad que padecían desde que Fernando León y Castillo adoptara dos años atrás la decisión de «no hacerse cargo de los asuntos de Gran Canaria en las Cortes», cuando el propio ahora alcalde durante su accidentalidad le había telegrafiado encareciéndole desistiera de su decisión, dado que los «intereses de la isla podrían resentirse», más aún en el momento político que se vivía con el alza de los republicanos, la aparición del Partido Socialista Obrero y el sindicalismo.

Fue así como ganó fuerza la iniciativa de alcanzar el título de "ciudad" para la villa, dándose el primer paso cuando se invitó al gobernador civil Luis Felipe García Marchante a visitar la villa en el mes de marzo. La crónica periodística del Diario de Las Palmas, entonces órgano de los liberales como ya se ha dicho, es bastante elocuente del interés político que la jornada del día 5 de marzo tuvo.

«Al llegar al puente de Tenoya una comisión presidida por el Sr. Alcalde de la referida villa esperaba al Gobernador civil, en donde después del saludo natural, se incorporaron á la comitiva. En la plaza de San Sebastian la banda municipal dejó oir sus acordes, mientras la Autoridad civil visitaba el Ayuntamiento.

De allí pasó luego a la fábrica de San Pedro, en donde acompañado por el Sr. Gourié examinó todos sus departamentos y admiró la precisión y el esmero que en todo existía y las grandes condiciones de la máquina. Todos los concurrentes fueron luego obsequiados con un espléndido lunch por los Sres. D. Laureano Armas y D. Francisco Gourié y gratamente impresionado con aquel espectáculo grandioso para nuestro país, dirigieronse nuevamente al Municipio, en donde les esperaba un abundante y bien servido refresco.

Animados todos del mismo deseo, hablóse de los progresos de aquella trabajadora é industriosa villa, pronunciándose más tarde elocuentísimos brindis por el Sr. García Marchante, Massieu (D. Felipe) y Díaz (D. José), encaminados todos á manifestar la satisfacción que habían experimentado al ver los progresos y adelantos que allí existen y los Sres. Ponce (D. Rafael), Peña (D. José) y Blanco (D. Joaquín), que dieron la bienvenida á la primera autoridad civil de la provincia, El acto terminó con las gracias que dio el alcalde por las lisonjeras frases que á la villa de Arúcas se habían dedicado.

Terminado éste el Sr. Gobernador regresó á esta ciudad á las siete de la noche satisfecho de la visita que había hecho y de la buena Administración municipal que había encontrado, así como también del carácter afable de las personas que tuvo ocasión de tratar».
En la quinta de D. Ramón Madan (Museo Canario)

No es casual la presencia de los poderes fácticos aruquenses y la frase que entresacamos del tercer párrafo «hablóse de los progresos de aquella trabajadora é industriosa villa». Todo era boato, pues la desacertada frase del último párrafo «de la buena Administración municipal que había encontrado» será enmendada por posteriores acontecimientos que veremos más adelante.

En el mes de junio el ayuntamiento acuerda el ensanche de la calle León y Castillo desde la Escuela a la Plaza del Mercado, con el fin de dar mayor prestancia a la nueva calle principal de la Villa, cuya nueva alineación permitiría el retranqueo y construcción de fachadas de planta alta en las casas colindantes al edificio del Ayuntamiento.

Después de distintas visitas de los regimientos de milicias y cazadores a la villa, y unas celebradas fiestas patronales, en el mes de julio el invitado fue el Capitán General Marqués de Ahumada, cuya crónica periodística vuelve a ser una auténtica loa a la villa:

«Siempre ha respondido por modo harto elocuente la industriosa, así deba llamársela, villa de Arucas, á toda clase de manifestaciones, poniendo muy alto el grado de su cultura. No era posible no, que en los actuales momentos, tratándose de la visita, honrosa por todo extremo, como la del general Ahumada, que á la ilustración vastísima de militar, reúne la finura, delicadeza y distinción que caracteriza a la persona acostumbrada de frecuentar los grandes salones de la alta sociedad, dejara de revelar también ahora la cortesía y afectuoso agrado con que aquí se recibe, á personaje que, como nuestro general, tanto vale, y á quien debemos no poco agradecimiento.

Por ello fué que la villa de Arúcas había sido trasformada completamente. Elegantes arcos triunfales se levantaban en la carrera; vistosas colgaduras adornaban los edificios; las gentes todas, grandes y pequeños, hombres y mujeres, pobres y ricos, esperaban anciosas la llegada del general, que fué recibido en la jurisdicción de la villa por este Ayuntamiento, por elementos del orden militar, civil y eclesiástico, y además por no pocas personas particulares que luego unieron sus carruajes al que conducía á S. E. hasta su entrada en Arucas, que fué verdaderamente soberbia. El recibimiento á más de cordial, expontáneo; la banda de música dejaba oir sus acordes y mientras las campanas eran lanzadas vuelo y millares de cohetes voladores, ensordecían el espacio. Asi y enmedio de constantes aclamaciones dirigiose el general á la magnífica casa que le había sido destinada para su alojamiento. Allí se les sirvió el almuerzo, y luego acompañado del general Alaminos y de varias distinguidas personas de la villa visitó la iglesia parroquial, Casas consistoriales, fábrica azucarera de San Pedro, que llamó estraordinariamente su atención, jardines de Gourié y quinta de D. Ramón Madan, el cual afable y cortés, obsequió al general Ahumada y demás acompañantes, con, vinos, licores, pastas, helados y ricos tabacos. Visitó después la compañía de reservistas compuesta de cerca dé ochocientas plazas, y por su buen estado de instrucción dirigió frases encomiásticas a su comandante don Rafael Ponce de Armas.

Mientras tanto, tenía lugar en la extensa plaza de San Juan, perfectamente engalanada, un magnífico paseo, por cierto bastante concurrido, al cual le prestaban mayor atractivo la belleza de estas mujeres, que compiten en hermosura con las flores de estos jardines que antes habíamos visitado. Al paseo también asistió el general, que no cesaba de expresar su reconocimiento por los obsequios que se le hacían.

Esas mismas frases de reconocimiento, pero con la exquisita finura que sabe hacerlo el marqués de Ahumada, repitió por la noche en el espléndido banquete que le fue servido.

Con el baile dado en El Liceo dio fin la serie de obsequios tan brillantemente dispuestos con que ha obsequiado esta villa al general. En esta reunión puede decirse muy bien que se echó el resto, porque la animación rayó en lo indecible. El ambigú estuvo exquisito y abundante sin que se omitiera detalle alguno en los diferentes actos aquí celebrados.

El general se muestra complacidísimo, y agradecido en extremo a esta villa y en particular a su Ayuntamiento. Expresa su admiración por hallar en el interior de Gran Canaria una localidad de la importancia de la Villa de Arucas. Esta se ha portado como un pueblo grande por su generosidad, digno por su nobleza».
(Fedac)
Se había cumplido con nota las tareas realizadas y así el 24 de agosto comunicaba el Gobernador Civil que por Real Decreto del día 9 del mismo mes, se concedía a Arucas el título de "ciudad" en razón «... de su aumento de población y progreso de su industria y comercio», consecución que debió satisfacción y orgullo general en los políticos locales.

Queriendo dar una prueba de mi Real aprecio á la villa de Arúcas, provincia de Canarias, por el aumento de su población y progreso de su industria y comercio:
En nombre de Mí Augusto Hijo el Rey D. Alfonso XIII, y como Reina Regente del Reino,
Vengo en conceder á la expresada villa el título de ciudad.
Dado en San Sebastián á nueve de Agosto de mil ochocientos noventa y cuatro.-
María Cristina.-
El Ministro de la Gobernación, Alberto Aguilera y Velasco.


Días antes el órgano de difusión de los liberales ya se había encargado de adelantar la gran noticia: «Según nos dicen los despachos que nuestro corresponsal telegráfico nos trasmite desde San Sebastián, anoche firmó S. M. la Reina un Real decreto, concediendo el título de ciudad á la villa de Arúcas. La gracia otorgada al par que como tal es preciso considerarla, no es por tanto menos merecida, pues sabido es por todos la importancia que tiene por su laboriosidad, industria y riqueza la hoy llamada ciudad de Arúcas. A nuestros representantes que tal título han conseguido para aquella población nuestras más cumplidas felicitaciones que hacemos extensivas á todos los vecinos de la ex-villa de Arúcas, y en particular a la corporación municipal que la representa».

Para rematar un año de mucho lucirse los políticos locales, a final de diciembre llega al Puerto de la Luz el material necesario para instalar el alumbrado en el Fábrica de San Pedro, "agitándose en el pensamiento" de la ahora ciudad la extensión del alumbrado al casco urbano, cuando la capital insular aún estaba pendiente de conocer el verdadero interés de una firma italiana para disponer de alumbrado público.


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