«1883 supuso el año de mayor agudización de la crisis
económica: la depreciación de la cochinilla alcanzaba su mayor descenso, el
Gobierno no llevaba a efecto las compras del tabaco y el azúcar recibía un
trato discriminatorio en el mercado nacional. Dos eran las principales
reivindicaciones de nuestros cultivadores de caña:
1) La franquicia de los azúcares en los puertos
peninsulares.
2) La eliminación de la competencia cubana, con la
aprobación del tratado Forster-Albacete y la marcha de la producción antillana
al mercado de Estados Unidos, dejándoles en buena situación de cara a la
Península ya que el azúcar filipino no significaba un serio rival ante el
encarecimiento que el transporte le ocasionaba. (…)».
«… a partir de 1883, con el apoyo de los moderados de "La
Localidad" y lanzando por corto espacio de tiempo sus periódicos "El
Cronista" y "La Independencia de la Patria" —dirigidos por el
exconstitucional Andrés Romero—, los seguidores de Bravo se enfrentan a León y
Castillo empleando el argumento clave de todas las oposiciones grancanarias: la
independencia administrativa frente a Tenerife. Agustín Bravo, Subgobernador y
posterior Delegado del Gobierno en el Distrito hasta 1885, garantizaba una
cierta parcela de poder en la isla que, no obstante, apenas pudo ser
instrumentalizada por sus seguidores. Desde Madrid, don Fernando ganó a Romero
Robledo e impidió la nueva salida como diputado o senador de Pedro Bravo.
Derrotados definitivamente, los bravistas vuelven a integrarse en el leonismo
dando lugar a una de sus fracciones más poderosas».
En los dos anales
anteriores comentamos del rechazo de los cultivadores de la villa de Arucas a
participar en minoría en la pomposa y desconocida Sociedad Agrícola Industrial de Canarias, pues además de la
posición minoritaria no garantizaba la compra de la cosecha y el precio de
referencia de la misma.
Alfonso Gourié (Fedac) |
Tal oferta fue divulgada
por el periódico “La Correspondencia de
Canarias” en mayo de 1882, después de informar de la fuente de la noticia «Se han recibido cartas de nuestro
apreciable amigo el Sr. D. Juan Torrens, residente en Barcelona, por el correo
del dia 13 y de fecha 6 del actual. Lo esencial de la misma, con relación á la
industria azucarera que habrá de establecerse en Gran-Canaria». Los
cultivadores sospechaban de la posición de testaferro Juan Torrens, por las
pistas que se daban además de la concreción de “la industria azucarera que habrá de establecerse”, pues las cartas
fueron dirigidas al periódico de los “bravistas”, a los que estaba vinculado
empresarialmente Alfonso Gourié
Álvarez-Conde.
Para más señas, las que
siguen. El periódico "La Correspondencia
de Canarias", periódico de intereses generales, noticias y comercial,
editado entre 1880-1883, estuvo dirigido por Andrés Romero y Melián, quien
apoyó «la política de Pedro Bravo,
colaborando tímidamente en su intento de organización conservadora». Este
periódico sucedió a “La Correspondencia” periódico de noticias editado
entre 1876-1880, y fundado por el Subgobernador del Distrito Agustín Bravo, que
también fue dirigido un tiempo por Andrés Romero y Melián.
Agustín Bravo (Fedac) |
Los vínculos de Agustín Bravo de Laguna y Joven con Alfonso Gourié Álvarez-Conde los
encontramos de los distintos cargos empresariales que ocupó el primero y donde
coincidieron: vicepresidente de la Junta inspectora de la sociedad "El Porvenir Agrícola de las Islas
Canarias", presidente de la "Liga
de Agricultores y fabricantes de tabaco", primer vicepresidente de la "Liga de propietarios de fincas
rústicas y urbanas" y presidente de la sección de tabaco de la misma
sociedad, vocal de la "Cámara
Agrícola de Gran Canaria" y vocal de la sociedad "Fomento de Gran Canaria", sin olvidar que en lo político
fue Subgobernador (1876-1882) y Delegado del Gobierno en el Distrito (1882-85).
No resulta extraño que en este tiempo Alfonso
Gourié Álvarez-Conde se encontrara algo distante de los “leoninos” puros por
su proximidad a Agustín Bravo.
El compromiso suscrito
para la compra de la maquinaria en Barcelona situaba a Alfonso Gourié Álvarez-Conde en una situación económica delicada
que tendría que afrontar sin otros socios apoyándole; le podía dejar sin liquidez
cuando tenía que afrontar además el coste de la obra de construcción de la
fábrica que ya se debió haber iniciado por este tiempo.
Un infortunio iba a
cambiar su crítica economía, cuando el 17 de abril fallece a los escasos
sesenta años Bruno González Castellano
en su hacienda de Las Hoyas, por lo que fue
elegido alcalde accidental Cleto Matos
Afonso, quedando como Presidente de la Heredad de Aguas el hasta este
momento vice-presidente Rafael Ponce
Armas. Bruno González Castellano en vida
no debió tener muy claro el proyecto de la azucarera o temió por el “choque de trenes” que pudiera
producirse entre ambos compartiendo un negocio.
De alguna forma Alfonso Gourié Álvarez-Conde debió
convencer a la acaudalada viuda Saturnina
Fernández Campo Medina, para que participara en la Fábrica Azucarera, quien
al aceptar la oferta restableció el equilibrio económico del proyecto
participando con un tercio del capital social. Probablemente la decisión
favorable vino condicionada por darle salida a las cosechas de los cultivos de
caña que había plantado en sus tierras, añadiendo otras salvaguardas en su
posición minoritaria, como la necesidad de acuerdo pleno para la enajenación de
los bienes muebles e inmuebles de la sociedad como se acreditó muchos años
después cuando la fábrica fue vendida.
Pese a la competencia de
ambas sagas que marcaría a sus siguientes generaciones, la soledad en la que
quedó Alfonso Gourié Álvarez-Conde en
su iniciativa para la construcción de la Fábrica Azucarera de San Pedro,
primero tras las desavenencias con los Suárez
Guerra, y después con la retirada de los pequeños propietarios de
plantaciones de caña dulce de Arucas, le obligó a un entendimiento entre ambas
familias, que compartieron el proyecto ya fallecido Bruno González Castellano, si bien era un deseo oculto que éste
siempre tuvo aunque se abstuvo por la falta de confianza en el promotor
derivada de sus primeras desavenencias con el proyecto y de la fuerte
personalidad de ambos.
El 1º de julio se
produce la incorporación de los Concejales electos, en sustitución de los que
quedaban del mandato de 1879, resultando elegido alcalde Manuel del Toro Sánchez, uno de esos cultivadores que montará su
propio molino de caña en El Carril para refinar y que iniciará una nueva "dinastía" sucesoria que se
vinculará a la anterior de los Ponce
a través de la gran familia Martín
Jiménez Águila, que anticipándonos en los tiempos conviene ahora conocer
para entender del “Sultanato”.
- Su hijo Manuel del Toro González (alcalde 1902) en se casó con Dominga Marichal Martín, hija de Pedro Marichal Álvarez (alcalde 1895, 1896 y 1897) y Francisca Martín Jiménez Águila. Su otro hijo Domingo del Toro González fue alcalde (1891).
- Juan de Dios Martín Jiménez Águila, concejal en este mandato, se casó con Josefa E. Rodríguez Barbosa Pérez, hija de Gregorio Domingo Rodríguez Barbosa (alcalde 1835, 1839 y 1844).
- Rafael Ponce Armas jefe del Partido Liberal Monárquico, concejal en varias ocasiones y diputado provincial, hijo de Juan Ponce Marrero (alcalde 1852), se casó con Rosario Martín Jiménez Águila, de cuyo matrimonio sus hijas Delfina, Otilia y Rosario se casaron con Juan Matos Guerra, Domingo Barbosa Quesada (alcalde 1904) y Julián Caubín García, respectivamente. Sus otros tres hijos Domingo, Josefa y Bernardino Ponce Martín, fallecieron relativamente jóvenes, siendo el último fallecido en 1918 el heredero político de su padre, abogado de profesión y también jefe del Partido Liberal Monárquico en Arucas.
Este último emulaba así
a las grandes familias de los partidos "dinásticos"
isleños de la Restauración, concretamente de sus administrados los Manrique de Lara, que al igual que los Del Castillo, Massieu o León, establecieron
enlaces matrimoniales entre sí durante varias generaciones, por el que la
nobleza local supuso un grupo endogámico cerrado a toda integración con la alta
burguesía terrateniente, y así también proteger los bienes heredados con
vínculos de sangre que a su vez pueden acrecentarse con otras alianzas
matrimoniales sucesivas.
Considerado y respetado
por la prensa “leonina” y de su
oposición, construyó el Partido Liberal
Monárquico en Arucas con los mimbres que quedaron del antiguo Partido Nuevo que lideró su padre; fue
fundador de la sociedad El Liceo que
se instaló en una casa de su propiedad en la plaza de san Juan, también Presidente
de La Heredad de Aguas y de la Junta de Construcción del Templo, Capitán de
Milicias y militante de la Logia Masónica "La Afortunada" en la que
militó el Dr. Gregorio Chil y Naranjo, habitual articulista y colaborador del
periódico “El Liberal”. El título de “Jefe” del Partido lo fue por ser
considerado el verdadero catalizador e impulsor del movimiento “leonino” en
Arucas aunque nunca fue alcalde.
Los acuerdos matrimoniales ya fueron eficaces en la
República Romana, como los de Pompeyo y Julio César con el desposorio de Julia.
Y los siguientes, como aquel entre Octavio y Antonio, cuando las dos cabezas
visibles de la República Romana reforzaban un acuerdo político mediante una
alianza matrimonial, el llamado Pacto de Brindisi (Antonio ofreció a Octavio
como esposa a Clodia, la hija que Fulvia había tenido con Clodio), se festejó
en Roma en el año 40 antes de Cristo y constituía un paso adelante en el
reparto del mundo romano entre los dos líderes.
En agosto la Heredad de
Aguas a propuesta de varios herederos estudia la construcción de una presa en
el barranquillo del Pinto, con el propósito de almacenar los excedentes de
aguas en invierno para los regadíos de verano, lo que permitiría consolidar el
cultivo intensivo de cualquier tipo de producto. La propuesta apuntaba que podría
financiarse con la aprobación de una nueva azada de agua.
La idea de construcción
de la presa se consideraba acertada dadas las distintas expectativas de
cultivos que en la villa podrían emprenderse, muy distintos de los nopales y
los cultivos temporeros, dado que el cultivo intensivo permitiría la obtención
de más de una cosecha en el año. Se entendió que lo más oportuno era nombrar
una comisión que estudiara los recursos económicos que la construcción de una presa
de gran tamaño podría demandar, y una vez definido estudiar las distintas fórmulas
de financiarlas.
Las desconfianzas
surgidas en las negociaciones de los distintos cultivadores de caña, se
generalizaron entre ellos mismos, y así surgieron después distintas fábricas o
trapiches para molienda en iniciativas de distintos propietarios, además de las
ya nombradas y más industrializados de la Azucarera de San Pedro en la era y la
Azucarera de Nª Sra. Del Rosario en Cruz de Pineda que en este año fueron
adquiriendo la maquinaria o realizando la obra civil, ya aparecían otros trapiches
y hornos más artesanales: Manuel del Toro
Sánchez en El Carril, la familia Henríquez
Hernández en Barreto, Domingo Marrero
Guerra en Bañaderos, Carlos Medina
Batista en El Puente, José Suárez
Rosales en el Trapiche y Eloy
González en Los López.
De una potencial unión
se pasó a una total desunión, cada cual
campando por libre e independiente. Pero aún más, porque a partir de esta
desunión que de alguna forma provocó Alfonso
Gourié Alvarez-Conde desde su aparente planteamiento integrador con una
fuerte posición de dominio, comportaría una auténtica batalla campal entre los
molineros azucareros, tratando unos de hundir al competidor como fuera, que se
llevó a extremos como más adelante veremos de abusos de poder y de luchas
políticas de años. Y aun así, muchos hubieron que siguieron reverenciando a la
saga de los Gourié.
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