martes, 7 de abril de 2015

1881 Elecciones a Cortes después de las Municipales y el fracasado gran acuerdo por la azucarera

Las obras de la Plaza del Mercado que se habían iniciado el 1º de septiembre de 1879 conforme al proyecto del arquitecto José Antonio López Echegarreta y cuya dirección de obras se encomendó a Antonio Guerra Rodríguez, financiadas con el préstamo de la Heredad de Aguas y contratadas con Miguel Márquez, marchaban a buen ritmo si bien el pleno del 23 de enero tuvo que admitir en parte una proposición del contratista para sustituir la madera de tea de las puertas por madera de riga dada la inexistencia en la isla de la primera a la venta pública.

El 8 de febrero el presidente del gobierno Práxedes Mateo Sagasta del Partido Liberal nombra Ministro de Ultramar a Fernando León y Castillo, y en el mes de mayo se aprueba la Real Orden del Ministerio de Fomento ordenando se estudien con urgencia las obras del puerto de la Luz, al considerarse como de refugio de interés general. El político grancanario desde el primer momento sabe que el Puerto le puede convertir en el “benefactor” de la isla, que con una cuidada política de concesiones puede contribuir al engrandecimiento de Gran Canaria. Ambas noticias muy esperadas por los "leoninos" va a suponer un fortalecimiento del partido en la isla dada la gran posición política alcanzada por su líder, del que se esperan otros favores. Su hermano Juan León y Castillo asume la jefatura local del partido, con la aparente sumisión de los hermanos Bravo de Laguna y Joven, cuando le prometen promover a Agustín, líder de la "facción agustina", para la Delegación de Gobierno en la isla, y a Pedro como candidato a Senador. 


Después de la aprobación en el año anterior del proyecto de regularización de la plaza de san Sebastián con la presentación de un plano por el alcalde, que marcaba la alineación perimetral y dejaba una pequeña calle en el ángulo Norte-Este, a la que accedían los solares colindantes y el propio edificio de las Casas Consistoriales en la de Naciente, en el pleno del 27 de febrero se decide autorizar a Juan Guerra Ponce a la construcción de una casa de dos pisos en el lateral septentrional de la plaza.
Detalle de fotografía (Fedac)
Se había mantenido de alcalde de la villa de Arucas de forma ininterrumpida el alcalde Antonio González González, quien prácticamente pone el broche a su buena gestión al frente del ayuntamiento, cuando el mes de mayo crea una plaza de "Facultativo municipal de medicina y cirujia para la asistencia de enfermos pobres", convocando concurso con un sueldo de mil quinientas pesetas anuales pagadero por mensualidades vencidas.

Conforme con la ley municipal de 19 mayo de 1879, correspondía la renovación de los concejales, y los días 16, 17 y 18 de mayo se celebraban elecciones municipales para el nuevo mandato que se iniciaba el 1º de julio.

En las fiestas patronales de nuevo visitó Arucas el General Weyler quien trajo «la banda de música del Batallón Provincial, y fué obsequiado por el Ayuntamiento y particulares como merecía tan distinguida persona». 

El 26 de junio son disueltas las Cortes y convocadas nuevas elecciones de Diputados y la parte electiva de Senadores, dado que una parte era nombrada por el rey, convocándose las elecciones para el 21 de agosto y 2 de septiembre respectivamente.

 El Ministerio de la Gobernación con tal motivo en su circular hace un curioso alegato «La excitación de las pasiones, inevitable siempre en las luchas electorales, pero mucho más cuando estas se repiten con tan corto intervalo de tiempo, hace olvidar fácilmente la sanción penal que la ley tiene establecida contra los que, á impulso de aquellas, se dejan arrastrar al terreno de la coacción, del soborno y de las falsedades, olvidando las consecuencias que un proceso criminal lleva consigo cuando es justificada la querella».

Se iba a producir la coincidencia en el tiempo de la renovación de las Cortes cuando ya se había producido el relevo en el gobierno de los municipios y el alegato del Ministerio de la Gobernación parece querer imprimir seriedad en el procedimiento electoral, pero poco cambio se va a operar en los hábitos políticos de entonces.


El 1º de julio en la sesión inaugural el alcalde saliente Antonio González González recibió en sus cargos a los nuevos Concejales electos en mayo: Blas Castellano Lorenzo, Bruno González Castellano, Rafael Henríquez Marrero, Francisco Hernández Armas, Juan de Dios Martín Jiménez Águila, Cleto Matos Afonso e Isidro Pérez Hernández, manteniéndose en el cargo del anterior mandato José Cabrera Barbosa, Salvador Hernández González, Francisco Pérez Marrero, Francisco Ponce Marrero, Juan Medina Marrero, Pedro Quevedo Espino, Juan Andrés Suárez Guerra y Manuel Suárez Rosales.

En dicha sesión es elegido alcalde Bruno González Castellano, tiempos en que la "cómoda y bien construida carretera de 2º orden" después de atravesar Arucas y la Costa del Bañadero, ya avanza hacia Guía y el trasiego de carruajes va en continuo aumento. Bruno González Castellano mantiene además la Presidencia de la Heredad de Aguas.

Este año también, cuando ya se está pensando en volver a plantar caña de azúcar, llega a la villa la "revolución industrial" cuando Alfonso Gourié Álvarez-Conde y Ricardo Suárez Guerra se asociaron para la construcción de una fábrica azucarera y un pequeño puerto de mar en Bañaderos para el tránsito de la producción al de Las Palmas por mar. Se «comenzó á construir dicho ingenio donde llaman "el puertillo" pero se abandonaron los trabajos cuando se disolvió la sociedad» que fracasó por desavenencias. Al mencionar las crónicas "D. Ricardo Suárez y familia", hay que presuponer que en la misma comparecieron también sus hermanos Domingo y Juan Andrés Suárez Guerra, así  como la hermana Catalina Suárez Guerra casada con Francisco Matos Ayala, lo que aglutinaría toda la saga descendiente de Francisco Suárez Medina, que fuera alcalde real (1788), poseedor de las tierras del entorno del barranco de los Palmitos desde El Trapiche al Hinojal, Parrales y Cruz de Pineda, donde después edificarían  la Fábrica de Azúcares Nuestra Señora del Rosario.
El Puertillo

Llama la atención que entre estos predios de los hermanos Suárez Guerra y las tierras de Alfonso Gourié Álvarez-Conde, se localizan las propiedades de Bruno González Castellano en Las Hoyas. Presumiblemente, si bien no se dejó nada escrito en las crónicas de la villa, la intención primera del promotor de la azucarera fue sumar a Bruno González Castellano y que no prosperó por no interesar a este último o por las aflorar las desavenencias entre los potenciales socios desde el primer intento. Las recomendaciones de la Sociedad Económica de Amigos del País aconsejaban a los promotores que la capacidad de la fábrica azucarera y de aguardientes fuera de fuerza suficiente para moler cuatro mil quintales de caña diarios, cuestión que demandaba suficientes cultivos a tal fin.

Es más, los principales interesados en la construcción de la fábrica en la Costa del Bañadero debieron ser Bruno González Castellano y Ricardo Suárez Guerra, por la localización de sus propiedades con grandes extensiones de tierras de cultivo próximas al lugar. El primero heredó de su padre la Hacienda de San Andrés y suyas eran también las tierras comprendidas entre el Camino Real de Gáldar y el camino de las antiguas salinas de la Punta del Sombrero, la rivera de Los Charcones. El segundo, tanto él como sus hermanos tenían grandes extensiones de tierras de cultivo en Cruz de Pineda y El Trapiche, mejor comunicado con La Costa que con Arucas, así como otras algo más distantes en la Vega de Guía y Gáldar, por lo que no dudamos que fuera este último quien propusiera la construcción de un "puertillo" para el transporte por mar del azúcar hasta el Puerto de Las Palmas.

La compra por Alfonso Gourié Álvarez-Conde a su nombre de las tierras costeras donde iba a construirse la fábrica y el "puertillo" pudo haber desencadenado la desconfianza de los potenciales socios, pues no se entendería leal que la adquisición del suelo fuera de una sola parte en una sociedad.

Con posterioridad Alfonso Gourié Álvarez-Conde se olvidó del proyecto del “Puertillo” de Bañaderos, mucho más complejo que requería mayor inversión económica, decidiendo construir su fábrica azucarera dentro de sus propiedades más cercanas al cultivo, en un «lugar que antes era un llano formado por canteras agotadas, donde había una era muy grande, embaldosada para trillar la cosecha de cereales que producían las tierras del Mayorazgo», conocida como la Era de san Pedro, de donde tomaría su nombre la fábrica, si bien las tierras del “Puertillo” también ya eran suyas,.

Cuando el primero ya estaba comprando la maquinaria de la fábrica en Arucas, buscó sumar otros interesados para la explotación de la caña y el tabaco e ideó la creación de la Sociedad Agrícola Industrial de Canarias, invitándose a pequeños agricultores aruquenses a los que se ofertaba una cuarta parte y el resto serían de inversores de Barcelona, lo que parecía un tanto sorprendente.
Trapiche

A estos potenciales socios les condicionaba además que el domicilio de la sociedad fuera Barcelona, que tuviera un único Administrador en la isla y la exigencia de que la cuarta parte de las acciones era un desembolso de quinientas mil pesetas. La oferta llegaba desde Barcelona, la realizaba Juan Torrens residente en la misma, que se entendía era un testaferro de Alfonso Gourié Álvarez-Conde, del que no tuvieron nunca noticias directas. Como se dice, juntos, pero no revueltos. En el estudio de la operación por otros cultivadores de caña en la villa se acabó el año.

Ya conocían de las expectativas que despertaba la caña con el informe que a la Sociedad Económica de Amigos del País había remitido uno de los desplazados a Madeira desde la villa de Guía.

«… la Sociedad quedó enterada con la mayor complacencia, de la comunicación dirigida, desde Funchal en la Madera, el 29 de Enero último, al Sr. Director de la Sociedad, por el Sr. D. Rafael Almeida, uno de los individuos de la Comisión de la Ciudad de Guia, que pasó á aquella Isla á estudiar el cultivo de la caña de azúcar y la industria azucarera; pues manifiesta el atento y simpático recibimiento de las autoridades y personas más notables de aquella Ciudad, y que desde luego se han prestado á facilitarles cuantos datos y noticias puedan desear; que según los ya adquiridos, el cultivo de la caña y la industria del azúcar en las Canarias darán resultados más beneficiosos aun que los que se habían calculado, y reemplazarán con ventaja al cultivo de la cochinilla; que en aquella Isla hay montadas siete máquinas de muy buenas condiciones, dedicadas unas á la confección del azúcar y otras á la del aguardiente; que las visitarían todas, lo mismo que los plantíos, y esperarían á presenciar la molienda que debia empezar muy pronto».

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