La recuperación del
gobierno municipal por los liberales leoninos comportó volver al llamado cantón
de Arucas que tanta fama le diera dentro de sus correligionarios, en cierta
medida trasladaba a los suyos tanta tranquilidad y rutina política que Arucas
dejaba de ocupar espacios en periódicos y órganos de difusión de los partidos,
más aún cuando éstos concentraban sus réplicas y contra réplicas políticas en
el ámbito insular, siempre enfrentados liberales
leoninos contra conservadores y
viceversa.
Todo este nuevo
escenario de alejamiento mediático, tampoco terminaba de agradar a aquellos
cuyos nombres fueron conocidos más allá del territorio municipal. Se habían
habituado a que de ellos se hablara, para bien o para mal, era el culto a la
persona favorecido por los políticos locales, así decidieron olvidarse de las
primeras necesidades de una gran vecindario para rescatar sus hábitos de
aparente esplendor, presumiendo y alardeando de cara a la galería, era una
vuelta a los tiempos de pocos años atrás en que se ganó el título de
"ciudad", y como tal quisieron comportarse.
El 20 de marzo
organizaron una gran fiesta a la que invitaron a sus amigos voceros del Diario
de Las Palmas: «Ayer se verificó la gira
con que el Ayuntamiento de esta ciudad obsequió á los marinos de la escuadrilla
española. La excursión se hizo á la ciudad de Arúcas. Antes de llegar á la
población una comisión, presidida por el Alcalde, recibió á los excursionistas.
La entrada en la ciudad fué un acto que causó el mayor entusiasmo. Un público
inmenso invadía todas las calles vitoreando á los marinos; miles de cohetes
voladores fueron lanzados al aire, las casas lucían colgaduras, y muchas
señoras y Señoritas, en balcones y ventanas, arrojaban serpentinas á los
carruages donde iban los marinos, comisión del Ayuntamiento de Las Palmas y
demás personas invitadas á la gira.
Al penetrar en la plaza de San Juan invadida de gente, la
banda municipal dejó oír los acordes de una marcha, y la ovación á los marinos
se repitió con mayor intensidad. En el edificio Ayuntamiento de Arucas se les
sirvió á todos un expléndido refresco, distintas clases de licores y champagne.
Después de visitar la fábrica azucarera de San Pedro se sirvió en el Casino de
Arúcas el lunch que allí les tenía preparado el Ayuntamiento de Las Palmas.
Al partir, casi toda la población de Arúcas acompañó á los
marinos hasta fuera de la ciudad entre vivas y aclamaciones que sin cejar se
repetían. Los marinos mostrábanse complacidos de aquellas demostraciones de
cariño de la ciudad de Arúcas, y del Ayuntamiento de Las Palmas, que con su
invitación, les había
proporcionado tantas satisfacciones».
En esa época era alcalde
de Las Palmas el conservador Juan Verdugo
Pestana, quien curiosamente había sido en 1893 el líder del partido Asociación Patriótica y uno de los
firmantes del folleto difundido en Madrid en el que «pedían una sola provincia, pero con capitalidad en Las Palmas», contrario
a Fernando León y Castillo y
correligionario de Ambrosio Hurtado
Mendoza, quien había defendido a la Comisión Provincial en el famoso pleito
de competencias interpuesto por Pedro
Marichal Álvarez, pero su presencia era inevitable y en alguna ocasión
compartieron ideologías.
Paralelamente siguieron
organizándose las veladas musicales en el Colegio
de San José reuniendo a la alta clase social de Arucas, a la que concurrían
la gran mayoría de los grandes contribuyentes que componían el censo electoral
para las municipales.
Azucarera de San Pedro (Fedac) |
El pueblo fraternizó con los soldados, colmándoles de
obsequios, y el Ayuntamiento obsequió también á aquellos y á los jefes, con la
solicitud y cariño que tanto caracteriza á los aruquenses. Los edificios
lucieron colgaduras; la música dejaba oir patrióticos acordes y el público
aclamaba a la noble España, al Ejército y a su Marina. Así cumplen los pueblos que
tienen noción de sus deberes».
Los presupuestos
municipales siempre tenían partidas para lunch
y otros regalos a los muchos visitantes, aunque casco y barrios seguían
teniendo muchas carencias.
Desde que en enero de
este año los Estados Unidos enviaron a La Habana el acorazado Maine, bajo la
excusa de garantizar los intereses de los norteamericanos residentes en Cuba, y
que en febrero voló por los aires, las maniobras intimidatorias contra el
gobierno español fue provocando una escalada bélica, ya totalmente
desencadenada en el mes de junio. Esta guerra hispano-cubano-norteamericana
motivó la movilización de las reservas de milicias en la isla, albergándose en
Arucas cinco compañías «mandadas por un comandante, dos capitanes y ocho
tenientes peninsulares», quedándose en las escuelas públicas y en el salón del
azúcar de la fábrica de San Pedro, habilitado para este fin.
En julio, otros dos
meses después, tuvo el ayuntamiento otra iniciativa, la primera organizada en
la isla que llamaron "Suscripción de
Caridad" que semanalmente sería remitida a los periódicos para su
difusión, aunque esta idea iba a costar algunas pesetas a los concejales: «PRODUCTO de la suscripción pública abierta
en la ciudad de Arúcas para socorrer á las familias de los reservistas pobres
de la misma población que han sido movilizados por orden de la autoridad
militar», cuestación que sería abierta por los miembros del ayuntamiento y
seguida por la alta clase social aruquense como señal de "grandeza",
aunque muchos pobres siempre los hubo en Arucas sin movilizaciones de sus
mantenedores para las guerras de África y Cuba.
Los restos del Maine |
El último, boticario de
profesión, completó su donativo cuando además «entregó 10 bonos con cargo á la farmacia de su propiedad para la
provisión gratuita de medicamentos á igual número de familias de los
reservistas pobres que adolezcan de cualquier enfermedad aguda durante todo el
tiempo que dure la movilización». Las relaciones de la cuestación
estuvieron saliendo durante meses en los periódicos convirtiéndose en espejo
donde quedaban reflejadas "las almas
más caritativas".
En el mes de agosto el
ayuntamiento anuncia ir más allá de los pocos faroles y difunde que está
estudiando la electrificación del casco de Arucas: «Asi que se instale el alumbrado eléctrico en esta ciudad el
Ayuntamiento de Arúcas hará un contrato con la compañía eléctrica para instalar
en dicha población el expresado alumbrado, dándole la energía eléctrica desde
Las Palmas», idea como todas poco maduradas pues se conocía el elevado
coste del tendido eléctrico desde la fábrica de la luz hasta Arucas, además de
la complejidad que comportaban los postes al borde de la polvorienta carretera.
Pero lo importante era dar la noticia.
Cuando en el mes de
septiembre hay un principio de acuerdo para dar fin a la guerra, ratificado por los
acuerdos de París de 10 de diciembre de 1898, los reservistas que estaban
concentrados en Arucas volvieron a sus casas. Por dichos acuerdos se concertó la
independencia de Cuba, España cede Filipinas, Puerto Rico y Guam a Estados
Unidos y vende por 25 millones de pesetas a Alemania sus otras posesiones en
Oceanía (Islas Marianas, Carolinas y Palaos), al no poderlas defender por la
destrucción de la flota.
Los conflictos bélicos
en Cuba produjeron auténtico pavor en la población de las islas, por los
obligados reclutamientos que aquí se hacían, con muchos canarios que
recurrieron a esconderse o cambiar de lugar de residencia para no ser
localizados y declarados prófugos.
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