A Juan Ponce Marrero le tocó vivir durante su mandato la división de
la provincia única de Canarias en dos distritos económicos y administrativos
por decisión del repetido presidente Bravo Murillo, al objeto de superar los
conflictos que se tenían con la capitalidad establecida en Tenerife. Son los
tiempos en que el pleito insular ya estaba decantado. Esta decisión fue excesivamente valorada en Gran
Canaria, donde se creó una Junta de Fomento, pretendida como autónoma en la idea
de dividir las islas orientales en distritos administrativos insulares para
atender las principales necesidades, cuestión que la Administración de Hacienda
denegó este año, hasta obtenerse algunos años después.
Un buen aliado tuvieron
a partir de este año los políticos locales cuando es nombrado Ingeniero de
Obras Públicas en la isla Juan León y
Castillo, hermano del político amigo y protector, quien va a llevar a
partir de ahora la construcción de carreteras con sus puentes y túneles, y
quien puede ayudar en la decisión final que se tome con el tercer tramo de la
carretera de Las Palmas a Arucas.
Año por año, el párroco
seguía con su programa de inversiones, y así el 5 de mayo instalaron en la
torre dos nuevas campanas fundidas en Londres. Se pagaron vendiendo una buena
cantidad de plata inútil que había en la fábrica parroquial, además de 2.177
reales y 89 céntimos obtenido de las campanas viejas, vendidas en Londres por
la casa Swanston, amigos de la familia Gourié. Los gastos añadidos ascendieron
99 pesos, 7 reales y 3 cuartos consistiendo éstos en badajos, atenciones para
gañanes, arreglo de la torre, correas y asas para las campanas, viajes de
arrieros, peones para la traída, aparejo, sogas, herrajes para yugos, hospedaje
de gente en Las Palmas, gastos de corzas
y otras menudencias. Según las notas en su cuaderno del primer cronista
el precio de las campanas fue de 763 pesos (2.861,25 pesetas).
Mantenía el párroco un
particular criterio de prioridades y urgencias, solventando primero el
contenido y después el continente, dado que un mes después llegó a la
convicción que había un problema mayor no resuelto y que podía entrañar un
serio peligro para la conservación del contenido, imaginería, altares y otros
atrezos, y fue así cuando trasladó a La
Heredad su urgente solución «Dióse
lectura en la Junta de 30 de Julio de 1854 a una solicitud del benemérito Cura
de Arucas, Beneficiado D. José Antonio Rivero, que tan revelantes servicios
prestó en la epidemia antes referida, y del Mayordomo de Fábrica de la Iglesia
parroquial, D. Gregorio Rodriguez Guerra, interesando la ayuda de la Heredad en
una suscripción voluntaria para la reforma del frontis del templo y, así mismo,
a otra del Cura de Firgas para la construcción, en este último Pueblo, de un
cementerio. La Heredad se suscribió con 8.000 reales vellón para obras de
Arúcas y con 1.500 para las de Firgas».
Debió ser una auténtica
renovación de personas e ideas aquellos regidores que acompañaban a Juan Ponce Marrero, que no agradaron a
los votantes contribuyentes, resultando ganadores otros en la siguiente
elección, pero hay una decisión superior que no les permite asumir el cargo
cuando se publica en el Boletín Oficial de Canarias del 8 de diciembre la decisión
del Jefe Político de la Provincia que dice: «Por
los fundamentos espuestos y la circunstancia de ser varios de los Concejales
del Ayuntamiento de 1843 en la Villa de Arucas, los mismos que siéndolo también
en el año de 1854, abandonaron el pueblo á la aproximación del Cólera-morbo; se
acordó renovar en su totalidad dicha municipalidad, en los términos prevenidos por
el Real decreto de 6 de Setiembre último».
Debe entenderse que el
Jefe Político anuló las elecciones celebradas porque entre los ganadores habían
regidores que lo fueron primero en 1843, cuando se dedicaron al ornato, y después
cuando el cólera-morbo de 1851 donde no adoptaron medidas sanitarias
preventivas, y ambos mandatos de Luis
Ponce Ponce, y por estas circunstancias, salvo que hubiera otras ocultas y
no escritas razones, consideró no eran personas responsables para llevar las
responsabilidades públicas, por lo que renovó la corporación del alcalde Juan Ponce Marrero, quien actuará con estos
sabidos mimbres.
A mitad de año se nombra
recaudador de la contribución de los pueblos de Arucas y Firgas a Domingo Barbosa Pérez, con el premio de
un real veinte y cuatro mrs. vn. por 400 en la contribución Territorial, y dos
reales por ciento en la Industrial.
Pocos meses después, el
9 de agosto, el alcalde que tiene como hemos dicho "gramática parda", sin dudarlo, publica en el Boletín
Oficial de Canarias un edicto sobre la confección de los padrones de
contribuciones que va a levantar muchas ampollas. Primero cortésmente invita a «todos los vecinos de este distrito
municipal y los hacendados forasteros que posean en él predios rústicos,
urbanos, censos, foros ú otra cualquiera carga permanente impuesta sobre bienes
Inmuebles, presenten las oportunas relaciones juradas redactadas conforme á los
modelos que acompañan á la citada Real Instrucción» extendiéndolo a los
arrendatarios de los establecimientos de industria, los Colonos o aparceros de
las fincas rústicas propiedad de otros y los dueños de ganado de cualquiera
especie.
De sus detalles se
infiere que conoce perfectamente cómo son los comportamientos fraudulentos con
la hacienda pública y cómo atajarlos: «de
las fincas rústicas se ha de hacer constar con toda precisión y claridad, si el
terreno comprende distintas clases, la cabida que tiene de primera de segunda y
de tercera, como igualmente designar el número y especie de árboles frutales
que se halle en el terreno (...) También se cuidará notar con exactitud los
censos que pesen sobre la finca, expresando el dueño á quien se pague y su
vecindad».
Y por si alguien alegara
los recurrentes despiste, distracción, falta de tiempo, o desconocimiento de la
norma, ya advierte que «Los individuos
que dejaren de presentar sus relaciones en la Secretaría de este Ayuntamiento
en el término de treinta dias contados desde la fecha de este edicto, ó las
dieren defectuosas, se procederá á levantarlas á su costa por personas
comisionadas al efecto, sin perjuicio de que se les impongan las demás penas
marcadas por Instrucciones. Y para que ninguno alegue ignorancia se hace saber
al público por medio del presente edicto». Su redacción denota un perfil
cercano al “liberalismo” de la época,
entendido desde la racionalización de la administración, donde el ayuntamiento
formado por alcalde y regidores que abarcan toda la administración civil,
ejerce como principal atributo la recaudación de contribuciones desde un
principio equitativo, y una vez definido, limita la intervención de los poderes
públicos al tener satisfechas sus necesidades.
Aun siendo causa justa
para que todos los llamados contribuyentes, electores y elegibles que votan, han de serlo
proporcionalmente a sus bienes, muchos de sus ricos amigos pensarán que ello va
contra sus intereses, y ya se sabía en qué bando de los "moderados" militaba. Estaba perdiendo muchos votos para
ser reelegido, pero entendía que lo primero era alcanzar el sustento de la casa
pública.
Cuando ya estaba próxima
la liquidación del Mayorazgo de Arucas
o de Pedro Cerón, sus dueños
encargaron una tasación cuyos bienes fueron valorados en un total de 3.607.663
reales y 24,5 céntimos, con el siguiente detalle:
- Tierras: 584 fanegadas, 2 celemines, 7 cuartillos, 77,7 brazas, por un importe de 2.430.913 reales, 24 céntimos.
- Aguas: 232,50 azadas, por un importe de 1.176.750 reales.
El cultivo de los
nopales para la recolección de la cochinilla se extendía y al acabar este
quinquenio el volumen de exportación de las islas ya era más del doble del
período anterior cuando se registraron 3.816.751 libras, con grandes
posibilidades de seguir aumentando. Ello llevó a que la Diputación Provincial
decidió publicar en el Boletín Oficial de Canarias las “Instrucciones para el cultivo del nopal y estracción de sus hojas para
alimentar la cochinilla por medio de tapescos o tableros”, siguiendo el
método puesto en marcha por los indios de la América Central y recomendando a
los ayuntamientos lo diera a conocer entre sus vecinos agricultores.
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