En las elecciones a
Diputados Provinciales celebradas en el mes de enero, donde participan
veintinueve electores de la villas, resultan elegidos por amplísima mayoría Cristóbal
del Castillo y Manrique y Juan Rodríguez González, quienes obtuvieron 261 y 257
votos respectivamente, mientras que los otros candidatos, Domingo José Navarro
y Antonio López Botas alcanzaron ambos dos votos, y José de Rocha sólo uno, en
un claro síntoma de la concentración del poder en aquellos candidatos que se
encuadraban más próximos a la imperante ideología política de los dinásticos, comportamientos
que por mimetismo se daba también en los ayuntamientos.
Ya en este año se tienen
noticias de la celebración de las fiestas de san Sebastián, que se limitaban a
los fuegos artificiales la noche de la víspera y a una función religiosa, y que
el Casino aprovechaba para dar una nocturna velada musical que entonces
llamaban con el afrancesado “soirée”. También por este tiempo ya comenzaba a organizarse
algunas riñas de gallos, para ir seleccionando ejemplares de pesos para contratar
algunas peleas entre partidos.
Cuando el año se había
iniciado con lluvias constantes y se prometían abundantes cosechas en las sementeras,
el ayuntamiento ya tenía definido el trazado de la cañería para traer el agua
de la Fuente del Hierro hasta la plaza de san Sebastián, lo que permitía el
inicio de los trabajos. También se preocupaba el ayuntamiento por la falta de médico en la villa y el alcalde invitó a la villa al cirujano Juan Enrique Palmiers
con la intención de que se hiciera de tal responsabilidad pública, logrando que fijara su residencia en la villa. Sus
iniciativas no paraban ahí, pues poco después el ayuntamiento adquirió seis
faroles para el alumbrado con belmontina de la plaza de san Juan, un entonces
revolucionario sistema de "farolas
de gas" que funcionaban de manera autónoma con el llamado gas líquido
procedente del petróleo o belmontina; también contrató los escribientes que
confeccionaban el censo municipal, para lo cual solicitó de concejales y grandes
contribuyentes anticiparan de su pecunio las cantidades para hacer frente a
dichos gastos, importe que les sería reembolsado cuando el ayuntamiento tuviera
aprobados los presupuestos con tales partidas.
Para conocer de las corrientes migratorias que venía
motivando la cochinilla en la isla, en ausencia de censos de habitantes, tenemos un indicador de los vecinos censados que formaban la base de los repartimientos municipales
por la Diputación Provincial, que aún siendo de “cabezas de familias” nos aproxima a la
situación poblacional que se daba en la isla en este año, con un mayor peso
rural en su comparación con la capital administrativa insular.
En febrero se tuvieron
noticias de la autorización por el Gobierno del expediente de las obras de
reparación del templo que se consideraba estaba en muy ml estado. Contenía la
reparación del frontis, que en parte ya había sido ejecutada por suscripción pública,
especialmente de La Heredad de Aguas, si bien se pararon cuando se agotaron los
fondos. La torre Sur había sido construida hace poco por La Heredad para la
colocación del reloj y estaba en buen estado, pero la torre Norte amenazaba
ruina y debería hacerse de nueva planta. El techo, tras las continuas lluvias
de enero, se hundía bajo los pasos de los obreros, con algunos desprendimientos
parciales y las goteras eran algo más que goteras, por lo que resultaba
inexplicable el empecinamiento del párroco en la compra de imágenes y otros
enseres de culto ante el peligro de desprendimientos. La Junta Diocesana apremió
a la fábrica parroquial para que solicitara ayuda a los vecinos para la terminación
del frontis, el arreglo de la techumbre con urgencia y de la demolición de la
antigua torre Norte.
La aprobación del
remate de la carretera hacia Arucas, fue un auténtico revulsivo que anima a
muchos, aún más cuando el ritmo de las obras en los primeros meses del año era
bastante alto. En abril son
presentados los
planos realizados por el ingeniero Juan
de León y Castillo para la construcción del Parador de Diligencias que Germán
Mujica Aguilar quería construir en la plaza de san Sebastián,
aproximadamente en el solar que hoy ocupa el Mercado Municipal, para servicio
de la empresa de diligencias La Primera,
recientemente establecida y que comenzaría a efectuar sus viajes periódicos
entre la Ciudad y la Villa de Arucas, tan pronto como se terminara la parte de
carretera que se halla en construcción desde Tenoya.
Juan de León y Castillo (Fedac) |
Esta otra es de un año después: ”Con verdadera satisfacción hemos visto los planos, trazados por el señor ingeniero don Juan de León y Castillo, del parador de diligencias que don Germán Mujica trata de construir en la plaza de San Sebastián de la villa de Arucas, para el servicio de la empresa de diligencias La Primera, últimamente establecida en esta ciudad y la cual comenzará a efectuar sus viajes periódicos entre aquella villa y esta población tan pronto como se termine la parte de carretera que se halla en construcción...”».
Años después, la paralización de las obras de la carretera desanimó a su promotor que daría al traste con el proyectado Parador de Diligencias, quedando totalmente olvidado cuando surgió un comprador de dicho solar que luego sería adquirido por el ayuntamiento para el mercado municipal.
Pero lo que verdaderamente preocupa en la villa es la situación de la escuela pública por la incomparecencia de la “subalterna” nombrada para la misma, sin que se ocupara de exigir el cumplimiento de su deber la Junta de Instrucción Pública local, que motivaría un largo artículo en la primera página del periódico El País, haciéndose eco de la situación manifestada por los vecinos por el poco adelanto de sus hijos que acuden a las escuelas, que nos permite conocer del esfuerzo que el ayuntamiento venía haciendo por la instrucción pública, y al que calificaban como ejemplo a imitar por otros ayuntamientos de la isla. Entresacamos algunos párrafos bastante ilustrativos de los aciertos ejemplares que destacaba el periódico:
«… la localidad de Arúcas, en esta isla, cuya I.
Municipalidad es quizá una de las que mejor han comprendido que la instrucción
primaria es la madre de la paz, del sosiego y del orden; que es la base y
verdadero motor que debe conducirá los pueblos á su perfecta felicidad,
desarrollando entre los asociados el amor al saber, y el germen de la
ilustración y del progreso (…) Prueba esta verdad el edificio donde aquella se
encuentra instalada, que, propiedad de dicho Municipio, será casi el primero,
en su clase, así que sufra su salón principal la notable mejora que debe
hacerse en él y para la cual se presupuestó en el año anterior de 1862 la cantidad
suficiente.
Pruébalo también el hallarse dotada en la actualidad con la
suma de 5.000 rs., con más la cuarta parte para material y gastos de libros
para los niños pobres: dotación que, podemos asegurar, no tiene ejemplo en
poblaciones tal vez de más categoría. Es igualmente otra prueba la escuela de niñas
creada hace pocos años bajo todas las prescripciones de la ley. Y finalmente,
la de adultos, de instalación reciente.
Y todo ello sin detenernos á mencionar el nuevo y loable
proyecto, que iniciamos hace tiempo en nuestro periódico, de creación de
escuelas para la completa instrucción de los pagos. Estos hechos dan desde luego
á conocer por sí solos que la Corporación Municipal fue comprendiendo la importancia
de este ramo, y abriga deseos de progreso para sus administrados, y es digna
por consiguiente de los mayores elogios».
Avanza el periódico sentenciando que el éxito de los nobles esfuerzos del Ayuntamiento estriba en que la Junta local los secunde cumpliendo con su deber, pues son de su competencia exclusiva, y es la que tiene que velar por «El maestro que enseña, y el discípulo que aprende». Varios periódicos se hacían eco de la noticia y coincidían en el planteamiento, pues era muy bien valorado el tándem que formaban el alcalde Bruno González Castellano y el primer teniente de alcalde Antonio González González, protagonizando este último la extensión de las escuelas públicas a los pagos. El teniente de alcalde era de Cruz de Pineda y contaba con el apoyo de las influyentes familias de dicho pago y del entorno de los Palmitos hasta el Trapiche, todas distantes de los Partidos Viejo y Nuevo que concentraba su escaso hacer político en el casco de la villa, donde el ayuntamiento realizaba la reforma de algunas calles que eran criticadas por seguidores de ambos partidos.
Avanza el periódico sentenciando que el éxito de los nobles esfuerzos del Ayuntamiento estriba en que la Junta local los secunde cumpliendo con su deber, pues son de su competencia exclusiva, y es la que tiene que velar por «El maestro que enseña, y el discípulo que aprende». Varios periódicos se hacían eco de la noticia y coincidían en el planteamiento, pues era muy bien valorado el tándem que formaban el alcalde Bruno González Castellano y el primer teniente de alcalde Antonio González González, protagonizando este último la extensión de las escuelas públicas a los pagos. El teniente de alcalde era de Cruz de Pineda y contaba con el apoyo de las influyentes familias de dicho pago y del entorno de los Palmitos hasta el Trapiche, todas distantes de los Partidos Viejo y Nuevo que concentraba su escaso hacer político en el casco de la villa, donde el ayuntamiento realizaba la reforma de algunas calles que eran criticadas por seguidores de ambos partidos.
Pedro Maffiote (Rincones del Atlántico) |
Celebradas que fueron las fiestas patronales llegó la esperada noticia que por Real Orden se aprobó la concesión «á la parroquia de Arúcas un coadjutor, con la dotación anual de 2.200 rvn», y que se consignarían en los presupuestos municipales para dotación. En septiembre el ayuntamiento anuncia el concurso público para la plaza de Secretario, con un sueldo de 4.500 reales de vellón, tratando de acabar con los amiguismos en su nombramiento.
La insistencia del alcalde motivó que el 14 de diciembre se trasladaba a la villa el ingeniero Juan León y Castillo «para hacer el replanteo definitivo de la continuación de la carretera de segundo orden de Las Palmas á Agaete por Guia, á partir del barranco de Tenoya hasta la plaza de S. Sebastian», dejando totalmente despejado el trazado de la misma al día siguiente en su nueva visita.
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