El año comienza con la
noticia de la quiebra del presidente de la Sociedad de Instrucción y Recreo, Feliciano Caubín García, que se suma a
la de Manuel González Castellano de
dos años atrás, estableciendo el juez en este caso importantes medidas
cautelares dada la notoriedad del quebrado «Se
prohibe el que nadie haga pagos ni entregas de efectos al quebrado, sino al
depositario nombrado D. Pedro Quevedo y Espino, domiciliado en dicha Villa,
bajo la pena de no quedar descargados en virtud de dichos pagos y entrega de
las obligaciones que tengan pendientes en favor de la masa. Se previene á todas
las personas en cuyo poder existan pertenencias del quebrado que hagan
manifestación de ellas por notas que entregarán al comisario D. Jorge Rodríguez
y Falcon, comerciante de esta Plaza, pena de ser tenido por ocultadores de
bienes y cómplises en la quiebra».
En el mismo mes de
enero, el ayuntamiento que en el año anterior había acordado la creación de la
plaza de beneficencia y remitido su expediente a la Comisión Provincial, recibe
la aprobación correspondiente, por lo que procede a la convocatoria de un
concurso público.
Una mala noticia tiene
el ayuntamiento cuando su nuevo Secretario, José Manuel Pulido que no había
cumplido el año de su toma de posesión, renuncia al cargo al aceptar una plaza
en Filipinas, aunque meses después se incorporaría como Secretario del Gobernador
Civil. De nuevo el ayuntamiento se ve desasistido, con problemas jurídicos
derivados del trámite del expediente de aprobación de sus presupuestos. La
vuelta con posterioridad de José Manuel Pulido a la isla, permitió que en el
mes de julio le pidieran se desplace unos días a la villa de Arucas para que
arreglara sus cuentas, cuestión a la que accedió de buen grado.
La juventud del alcalde Pedro
Castellano Ponce, en un ayuntamiento del
tamaño de Arucas, le pesaba mucho pues no era tarea fácil, cuestión que fue rápidamente
advertida por la prensa que le dedicaba algunas mofas. Algunos lo comparaban
con el veterano alcalde de Las Palmas:
«Siguen las preguntas lógicas.
¿En que se parece el Alcalde de Arúcas al de Las Palmas?
—En que el Ayuntamiento les pide cuentas y ninguno las rinde.
¿Y las calles de Arúcas á las de esta Ciudad? '
—En que están destruidas.
¿Y que diferencia hay entre el republicanismo de ambos
Ayuntamientos?
— Que el de las Palmas suprimió los fielatos, y el de Arúcas
los está cobrando con sus casillas y demás avisos».
Otro periódico detallaba
aún más de su inmadurez relatando de los fallos detectados.
«Continúa el Alcalde de Arúcas dando pruebas de su excelente
administración.
En una sesión ordinaria celebrada por aquel Ayuntamiento, aun
cuando al joven Alcalde no le gustan sino las extraordinarias, trató de
exijírsele el cumplimiento del artículo 147 de la ley municipal vigente que á SS.
se le había antojado guardar en los bolsillos, á fin de que, la inversión de
los fondos del Ayuntamiento, se acordase por el Ayuntamiento mismo,
especialmente los destinados para obras públicas. Mas el bueno del Alcalde, que
no le agradan concejales que hayan visto algo de la ley, mudaba de color pasando
con afan las manos por sus bigotes, y daba con energía grandes campanillasos de
presidencia, en tanto que miraba para otros concejales de aquellos que
pronuncian siempre la palabra “amen” á todos sus caprichillos, como que se
hallan entregados en cuerpo y alma á sus “federigrafos” deseos.
Pero fue el caso que acostumbrados estos benditos “corderos”
á no dar otra respuesta que la de “ordenanza”, encontráronse sin saber á que
atenerse y sin poder articular palabra, y ante las sofocacion producida en el
ánimo del pulido Alcalde de Arúcas por la actitud de sus oscuros “paniaguados”;
hallandose como suele decirse, entre la espada y la pared, al exigirsele el
cumplimiento de ese importante artículo de la ley, suspende la sesión y pretestando
que iba á comer, toma las de "Villadiego”. Los demás concejales permanecieron
en sus puestos sin presidencia hasta que al fin tuvieron que marcharse.
Conste que el pulido Alcalde de Arúcas, es republicano federal».
Habremos de entender que
estos relatos sobre el joven alcalde Pedro
Castellano Ponce son el resultado de las artimañas electorales de su tío Luis Ponce Ponce, el anterior alcalde,
que se las agenció para la elección de su sobrino, y como no, ocultaba con la
tinta del “calamar”, su vieja adscripción conservadora apuntándose tanto él
como los suyos, a las corrientes imperantes en aquel momento de república
federal. Ya había superado su mandato durante “La Gloriosa”, en la que tuvo que hacer el oficio de enfrentarse al
párroco obedeciendo órdenes de la Junta Revolucionario, cuando realmente su enfrentamiento
lo era por esa animadversión que se tenían curas y frailes por los “votos de pobreza” de los segundos que
dejaban en mal lugar las ricas “congruas” familiares que los primeros
disfrutaban. No debemos olvidar que Luis
Ponce Ponce fue monje exclaustrado
por la ley de desamortización.
El alcalde pensó ante
tanto comentario de la prensa, que lo mejor era que la misma no se distribuyera
en la villa, y así de alguna forma organizó esta especial censura: «Uno de nuestros suscritores de la villa de Arúcas,
D. León Padrón, se nos ha quejado dé no recibir nuestro periódico desde hace mucho
tiempo; y como le contestásemos que el motivo de no remitírselo es porque varios números se nos devolvió en distintas y
sucesivas ocasiones desde Arúcas, con las palabras “no lo quiere” en la misma
faja, el Sr. Padrón se indignó, manifestándonos no haber intervenido en ello, y
suplicándosenos se lo enviásemos nuevamente … Esto prueba lo que en nuestro
número anterior dijimos respecto de manejos con los periódicos en la Villa de
Arucas».
Parce que no acababan ahí
los manejos políticos, pues en las elecciones a la Comisión Provincial de
septiembre, resultó elegido en representación de Arucas nuevamente el veterano
Ignacio Díaz, pero a los pocos días el periódico “La Federación”, órgano del Partido
Republicano, añadía «cuya acta se halla
poco menos que invalidada».
No debe extrañar que
conocer del mandato en la alcaldía de Pedro
Castellano Ponce y de las cuentas municipales se hace muy difícil, por la
ausencia de Secretario, por los faltantes que en el siguiente año se anotarán,
y más aún por sus reiteradas ausencias de las sesiones plenarias, de las que
tampoco se sabe si el primer Teniente Alcalde le sustituyó o prefirió también
ausentarse por los problemas que se estaban fraguando y de los que no quería
asumir responsabilidades. Todo un enigma de la historia, que entendemos guarda
relación con esa sucesión tan particular que en el “Sultanato de Arucas” se dio en 1872. Más aún cuando por los
cambios políticos a nivel del Estado y que se proyectan en las islas,
desaparecen muchos periódicos y nacen otros de distinta ideología.
Amadeo I que desde el primer día de su reinado tuvo que
superar la muerte del General Juan Prim, vivió desde ese momento la
inestabilidad política española producida por el fraccionamiento de la
coalición de gobierno, además de un intento de asesinato en julio de 1872 y el
inicio de la tercera guerra de los carlistas y los eternos conflictos en Cuba.
El 11 de febrero de 1873, como vino se fue despidiéndose del congreso de
Diputados por escrito. Congreso y Senado por escrito le agradecieron sus
servicios.
La renuncia de Amadeo I en la práctica dejaba sin validez
la Constitución de 1869. Las Cortes sometieron a votación la proclamación de
una república, la cual fue aprobada ese mismo mes, siendo elegido para presidir
el ejecutivo Estanislao Figueras, republicano federal de gran prestigio que dará inicio a la Primera República
Española. Celebradas elecciones, en las Cortes Constituyentes de junio de 1873
es proclamada la República Federal (de cantones) sin aprobación de una
constitución, renunciando Estanislao
Figueras a sus poderes ante las divergencias entre "intransigentes,
centristas y moderados" que no se ponían de acuerdo en nada. Se sucedieron
tres presidentes del gobierno del Partido Republicano Federal: Francisco Pi y
Margall (centrista), Nicolás Salmerón Alonso (moderado) y Emilio Castelar
Ripoll (moderado).
Emilio Castelar trató de sustentar su mandato con la
colaboración de los partidos liberales que mantuvieron la monarquía de Amadeo
I, el Partido Constitucional y el Partido Radical, pero tuvo la fuerte
oposición de los “centristas” de Pi y Margall y de los “moderados” de Nicolás
Salmerón, oposición que fue a más cuando nombró al general Manuel Pavía
Rodríguez como Capitán General de Castilla la Nueva, de quien tenían serias
dudas en cuanto a su obediencia a la República. Pero quizás la circunstancia
que más enemigos le dispensó fue el nombramiento de tres arzobispos, hecho que
venía a demostrar que mantenía negociaciones con a Santa Sede, contrario a la
separación del Estado y la Iglesia que los republicanos proclamaban.
La autorización a los gobernadores de suspender los periódicos
y la sustitución de representantes en diputaciones y ayuntamientos para colocar
a “conservadores”, terminaría por espolear a los “centristas” de Pi y Margall,
a los que se sumarían en una votación de la Diputación Permanente de las Cortes los “moderados” de Nicolás Salmerón
y en contra de la propuesta de Castelar de celebrar elecciones. Muchas alternativas
se plantearon de una y otra parte en esos últimos días de diciembre, en que el Presidente
de la República tuvo noticias de que el general Pavía estaba preparando un
golpe para apoyarle en la suspensión de las Cortes. Todo quedaba a la espera de
que se abrieran las Cortes en enero.
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