A partir de este año se
confirma según los estudios demográficos de la bibliografía consultada un
crecimiento cuantitativo de la población durante cuatro quinquenios, que
arrojan un crecimiento medio del 3,76% «muy
superior al regional y al conjunto del país, revolucionario en un régimen de
demografía antigua y en una sociedad básicamente agraria. Este crecimiento real
de la población es más sorprendente si lo comparamos con los municipios vecinos
de Las Palmas y Teror, que en ese mismo período experimentaron un ritmo de
crecimiento anual de 1,09 y 1,07 por 100, respectivamente; sólo Firgas, término
vecino de Arucas por el lado oeste, se aproxima al crecimiento de la localidad
con 3,07 por 100 de ritmo medio anual».
Tal como sostiene la
tesis, tiene su origen en la puesta en explotación de las buenas tierras
adquiridas en Arucas a partir de la desamortización de las mismas, en poder de “manos muertas” que acaparaban grandes
extensiones con bajo rendimiento. Pero el cambio de la propiedad no lo era
todo, pues tiene que pasar algún tiempo para consolidar su transferencia en un
proceso de remates y para la puesta en producción de las tierras, cuestión que
solo resultó agilizada por la pronta plantación de nopales para la recolección
de la cochinilla dada la crisis de los
viñedos.
Es así como coincide con
el fuerte crecimiento de las exportaciones desde las islas de la grana
cochinilla con destino a los puertos de Londres y Marsella en gran medida,
desplazando a Oaxaca (México), entonces único proveedor como ya hemos dicho.
Libras
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Incremento
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1840/44
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491.140
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241,7%
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1845/49
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1.506.086
|
206,7%
|
1850/54
|
3.816.751
|
153,4%
|
1855/59
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5.977.922
|
56,6%
|
1860/64
|
8.712.196
|
45,7%
|
1865/69
|
18.878.963
|
116,7%
|
1870/74
|
24.648.137
|
30,6%
|
Arucas fue un territorio
importante en la aportación de volúmenes de exportación muy significativo al
total de las islas, y de los arriba recogidos, debió aportar una cuota
porcentual al menos igual para todos los quinquenios, de donde puede concluirse
su gran poder de atracción migratoria dado el volumen de mano de obra que tal
actividad demandaba. El fracaso de su recolección sólo podía venir afectado por
un exceso de lluvias como sucedió en uno de estos años.
Este fuerte incremento
de población motivó para que la Sociedad
de Instrucción y Recreo estableciera un sistema alternativo para las
primeras letras que demandaban los nuevos vecinos, de forma alternativa a la
lentitud de la Instrucción Pública para realizar su dotación, y así era
elogiada por el periódico El Ómnibus.
«La Sociedad de recreo é instrucción de la Villa de Arucas
acaba de abrir sus salones á varias clases de enseñanza, de las cuales aquel
pueblo reportará indudablemente notorias ventajas. Según nuestras noticias, hay clases de lectura, escritura,
aritmética, dibujo, música y principios de agrimensura, asistiendo á ellas mas
de 40 alumnos. Elogiamos como se merece esta mejora adoptada por aquella
Sociedad en conformidad con sus estatutos, y nos prometemos, que siendo la
enseñanza el principio motor de los verdaderos progresos del pueblo, el de
Arucas llegará á ponerse algún día á la altura que le corresponde, por su
riqueza, vecindario y ventajosa situación».
Detalle de fotografía (Fedac) |
Es
recurrente que desde los sectores eclesiásticos y las personas próximas a los
mismos, a los historiadores o “historiofilos”, como es el caso del autor
de estos Anales, se les atribuya posiciones anticlericales, e inclusive atribuírseles
posicionamientos de izquierda o derecha en función de la suya como “conservadores”
o “progresistas, cuando al reinterpretar la micro-historia de los
pueblos se emiten valoraciones sobre los atributos y comportamientos de curas y
párrocos, como puede suceder con los aquí vertidos con el pb. José Antonio
Rivero Mirelles.
Cuando
con el tiempo pasado se abandonan las pasiones ultradefensivas y nuevos autores,
incluso del entorno eclesiástico, generan nueva información bibliográfica
fundamentada en documentos hasta ahora reservados, que son clarificadores de
tales atributos y comportamientos, que vienen a corroborar nuestras
interpretaciones, que contrasta con la sentencia del primer cronista que dijo
del mismo «uno de los párrocos más sobresalientes que ha tenido esta
jurisdicción».
En
la celebración de las fiestas de la Santa Cruz del 3 de mayo, tradicionales en
los barrios del Cerrillo y La Goleta, aconteció un nuevo incidente provocado
por el párroco José Antonio Rivero Mireles, y el tan recurrido asunto de las
dos bandas de música, que motivó que un grupo de 18 vecinos remitieran un
escrito al gobernador eclesiástico dando información de lo sucedido y que
resumimos.
«…que
siendo una costumbre y devoción inmemorial celebrar la Invención de la Santísima
Cruz, o bien el mismo día 3 de Mayo o el domingo inmediato, a que se ha solido
transferir la función en la ermita del Calvario que está en el Cerrillo, y cuya
festividad han costeado todos los vecinos, que siempre han querido mezclarla
con regocijos público, en el año presente no escondiéndose a estos mismos las
diferencias entre l Venerable Párroco y la Municipalidad y la cuestión de la música,
por haber manifestado dicho Beneficiado que si se hacías la función iba su música,
y el que está al frente de ella don Jerónimo López le ha dicho a uno de los
encargados de la fiesta religiosa que a todo trance iba con sus músicos a tocar
a la plaza, cuando tienen los encargados la de la Municipalidad, entre cuyos
individuos hay personas de sus familias respectivas, habían resuelto para
evitar diferencias que el dicho Venerable Párroco no mostrase su actitud en un
día de religioso regocijo, que enturbiara más la piedad y el fervor de estos
feligreses, como bastante se ha notado por las reducidas limosnas que para
dicha función se han reunido, se avocaron a que dicho Beneficiado y se le
expuso que por falta de limosnas no se hallaban dispuestos a hacer en el día más
función que una Misa rezada, y aunque esta se había ofrecido decirla de gratis
el presbítero don Policarpo Alemán desde luego si el señor Beneficiado gustaba
decirla se le satisfarían sus derechos o limosna.
(…) el
Venerable Cura queriendo llevar su animosidad hasta el extremo, ha dado orden
al mayordomo de la ermita del Calvario que le lleve la llave de ella a fin de
que no se le dé culto a esta enseña del cristiano, ni se celebre misa el día de
su función el Domingo próximo, burlándose así del vecindario, y dejando a los encargados
de la fiesta con sus fuegos comprados y todos los preparativos hechos».
Las respuestas a este
conflicto por parte del Obispado, son muy convincentes de la opinión que se tenía
del cura párroco José Antonio Rivero Mireles, conservadas en sus archivos y en
los de la propia parroquia de Arucas.
Primero tenemos la nota
marginal añadida por el secretario de cámara Salvador Codina, hermano del
fallecido obispo Buenaventura Codina en el año anterior, en el oficio que el 8
de mayo dirige el gobernador eclesiástico al párroco. Dice así:
«Ofíciese al Cura Párroco de Arucas, recomendándole que
adopte las medidas convenientes para que por su parte no se altere la
tranquilidad y armonía que debe mediar entre él y todos los feligreses, obrando
en todo con la mayor prudencia y tino».
El oficio del gobernador
eclesiástico al párroco es todavía más incisivo en su agrio carácter.
«Por la centésima vez ruego a usted por todo lo que debe
serle más respetable, tanto en este mundo como en el otro, que será tan
conciliador como es preciso, ya atendido su carácter, ya también en vista del
estado en que se encuentran los ánimos de esa población.
Pudiéndose promoverse un conflicto con motivo del asunto de
que habla el adjunto oficio, y no pudiendo yo formar una idea completa de lo
que haya ocurrido y pueda ocurrir, reitero que obre con la más exquisita
prudencia, procurando evitar todo motivo de disgusto. En la próxima semana escribiré
a usted lo que hayamos decidido el señor
Subgobernador civil y yo acerca del asunto que tratamos en la entrevista que
usted y el Alcalde asistieron. Yo espero adoptando de buena fe todos los
interesados el arreglo que tenemos proyectado, se concluirá de una vez las
rencillas y cuestiones que se agitan en esa, y que aseguro a usted que son uno
de los mayores disgustos que hasta ahora me ha dado y me da el gobierno de la
diócesis».
«… se celebra la sesión de 23 de Mayo de 1858, en la Ermita
de S. Sebastián de Arucas, presidiéndola el Sub-Gobernador del Distrito de Las
Palmas D. Francisco García de Arboleya. Tal importancia tomaba la cuestión que
venía en persona a dilucidarla la primera Autoridad Civil, a quien los cambios
ocurridos en la legislación, le habían hecho llegar el asunto. En esta Junta se
acuerda, definitivamente, que solo tengan voto los poseedores de una cuarta o
más de azada de agua, pudiéndose agrupar los tenedores de menores porciones hasta
formarla, llevando entonces un voto el que nombrasen para representarlos. Es
decir, se resolvió conforme al dictado de la Audiencia de 1835».
La resolución de la
Audiencia de 1835, coincidente con el reconocimiento de los Ayuntamientos
constitucionales y los derechos políticos, si bien amparó el mínimo de un
cuarto de azada para la emisión de un voto en Junta, reconoció tal derecho para
aquellos que no alcanzaran tal participación, pudiendo agruparse para alcanzar
el mínimo exigido, con lo que todo heredero podía participar activamente en las
decisiones. Se impedía así la exclusión de los más pequeños herederos
pretendida por los grandes herederos.
Textos actualizados por nueva bibliografía (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1818-2015, Las Palmas de GC, 2015).
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